30 de set. 2008

Coleccionista #11: Miqui Ferré

¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Un disco de Fats Domino que formaba parte de la colección Gigantes del Pop que editó Polygram Ibérica. Debía tener entre 13 y 14 años y lo pillé por correo en el clásico Boletín Informativo Discoplay.
El hecho de tener un hermano mayor me ha evitado el sonrojante disco de Mecano o Modern Talking como respuesta a esta pregunta, pero no quiere decir que no los escuchará, sólo que los compraba él.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Los tres últimos han sido un recopilatorio de las grabaciones de Justin Hinds and The Dominoes para Duke Reid (“Corner Stone”), otro recopilatorio de Esquerita (“Believe me when I say Rock’n’Roll is here to stay”) y –el que más ilusión me hizo- el mítico “Right back where we started from” de la Kent. Después de mucho tiempo con la copia de mi hermano apalancada en mi casa he podido devolvérsela (Gràcies Joan!!). Últimamente estoy superando mi etapa obsesivo-compulsiva de comprador de maxis –ya sabéis que este formato es al coleccionista de disco lo que el single al coleccionista de northern soul- y estoy comprando otras cosas que siempre me han gustado pero tenía un poco olvidadas (mi última compra es un ejemplo); por otra parte estoy descubriendo la música que hacían en NY los blanquitos intelectuales (y drogadictos, supongo) que iban a las discotecas y que no tengo muy claro como se etiqueta (no-wave? punk-funk? Trumpa-trumpa?).

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Resulta complicado escoger. Hay muchos discos a los que tengo cariño y normalmente se debe a una combinación de música maravillosa + edición chula. No soy especialmente obsesivo con el tema de las ediciones originales ni suelo pagar grandes sumas por discos, pero la verdad es que la ediciones antiguas con esas portadas de cartón duro e impresión mate me ponen especialmente. Se me ocurren el “Karma” de Pharoah Sanders (Impulse!) que me consiguió en edición original americana Marcos Juandó, el “Goin’ out of my head” de Little Anthony and The Imperials (DCP) que compré por tres dólares en Washington o, en formato maxi, “The Adventures of Grandmaster Flash on the Wheels of Steel” de Grandmaster Flash (SugarHill) –cuatro dólares también en Washington- o “I Like It Like That” de Inner Life (Salsoul) que conseguí gratis en un lote de una radio que me regaló un amigo (Gràcies Alex!!). Lo que está claro es que para mi un disco consigue la categoría de joya en función de: 1) La música que contiene. 2) El cómo di con ese disco en particular. 3) Calidad de la portada. y 4) Edición. (En este orden, aunque con puntuales excepciones. ¿Qué sería de la vida del coleccionista sin esas entrañables incoherencias?)

¿Artwork y portadas favoritas? Todos los discos de Impulse! son maravillosos, tanto las portadas como los diseños. En general todos los sellos clásicos de Jazz suelen tener buenísimas portadas, pero cito Impulse! por ser mi preferido. A parte de eso me gustan mucho los diseños de las fundas de maxis de los 70 –reconozco que las nubecitas y los arco iris de los maxis de Salsoul son horrendos, pero a mi me gustan, ¿qué le voy a hacer?- y todas las portadas de la P-Funk de los setenta -desde los diseños de la Graffitteria a los dibujos esquizoides de Pedro Bell.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Por estilos, dentro de estilos por artistas o sellos (Soul, Funk y Hip Hop por artistas mayormente y Disco, Jazz, Latin y Jamaica por sellos). Dentro de sellos por artistas y dentro de artistas –si se da el caso- por orden cronológico. Obviamente esta es la teoría, en la práctica, como en toda colección, hay un pequeño caos que sólo uno mismo puede desvelar (recuerdo una llamada desesperada desde mi casa una noche de fin de año; yo estaba de bolo y mi propia novia era incapaz de encontrar el “Thriller” de Michael Jackson para amenizar el guateque casero que tenía montado).

¿Sabes cuántos discos tienes?
Hace años que no hago un recuento en serio; Calculo que unos 1700 LPs y maxis, alrededor de 150 singles (no es mi formato, desde luego) y 500 cds (aunque estos no cuentan, no?).

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
En Barcelona Wah Wah, Daily y Overstocks para el Hip Hop. En Valencia Maardi Grass. En Donosti Beltza. En Madrid Ama. Estas son las opciones para días de economía boyante e ir a tiro hecho, para rastrear y gastar menos (o esa es la mentira con la que tranquilizo mi conciencia al entrar): Edison’s en Barcelona, Metralleta y Killer’s en Madrid.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Estando de vacaciones en Roma encontré una tienda de discos (es la de la foto, en la que salgo con cara de enfermo y un disco de Baccara en las manos) del tipo “ensúciate-los-dedos-mirando-ingentes-cantidades-de-discos” regentada por un par de tipos de lo más pintoresco. Uno era un mod entrado en años y el otro parecía directamente un ex-toxicómano (con el ex- muy reciente). Los discos no estaban marcados o –en el caso de que lo estuvieran- tenían una etiqueta en la que aparecían dos o hasta tres precios diferentes. Teniendo en cuenta el caos de el etiquetaje decidí que igual las cifras no hacían referencia al precio sino a otro concepto. Después de un rato rebuscando me acerqué al mostrador donde estaba el ex-toxicómano y le pregunté el precio de los discos que llevaba. Entre su actitud (tipicamente romana) de ¿por qué vienes a molestarme y a gastar tu dinero en mi tienda? y mi italiano patatero la comunicación no era fácil, pero finalmente entendí que las etiquetas marcaban el precio y había más de uno porque si eras socio de no-se-qué esotérico club de compradores habituales había un descuento. Una vez aclarado esto empecé a apartar discos que se alejaban de mis posibilidades económicas (entre ellos estaba el “Chameleon” de Labelle, producido por David Rubinson que vendían a 170!! €), al ver esto el agradable tendero me frenó, cogió el lote de 10 discos, lo sopesó y me dijo: “otanta euri”. El argumento fue tan eficaz que salí de la tienda con los diez discos y la alegría de haber conseguido una rebaja de 162 € en un disco.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
No he utilizado Ebay en mi vida y creo que sólo me he comprado dos discos por Internet, supongo que es porque no puedo relacionarme con seres pintorescos por Internet, así que mi perspectiva sigue siendo la misma.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Pincho discos siempre que me dejan, normalmente para desesperación del hostelero. En cierta ocasión, un disc jockey (por llamarlo de alguna manera) con el que compartí cabina en un local infecto perdido por Galicia, dijo de mi: “Pinchaba temas super largos, que no conocía nadie e incluso instrumentales; tuve que echarlo fuera y ponerme yo a pinchar”. Es una de las mejores descripciones que se pueden hacer de una sesión mía. A parte de eso suelo taladrar a mis amigos y conocidos con datos interminables y muy poco interesantes sobre cantantes, músicos, sellos, productores, etc.

(Miqui Ferré, aka Master Mike aka Miguelito Superstar, y
procedente de una ilustre familia de ex-mods, es el cantante de la popular banda de música funk-disco Fundación Tony Manero y de la banda de funkanrol anarco-sexual-desnudista Chocadelia Internacional )

Coleccionista #10: Jose González

¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
En vinilo fueron tres de golpe, creo que a los 16: el primero de King Crimson, uno de The Cult y un maxi de Joy Division. Mi primer negocio redondo fue cambiarle a un amigo el de los Cult por el Outburst de los Nomads.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Lo último han sido otros tres: Return to Cinder de Wooden Tit, un single de Ricky Nelson y Halfway to Sanity de los Ramones que lo tenía en cinta desde el instituto y ya tocaba. Hombre, tanto como coleccionar… ahora ando liado con dub y cosas de esas; On-U Sound, rock and roll... de todo un poco y con mucha calma.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Por razones sentimentales todos los singles y Lps de Jesus & Mary Chain del principio. Fue lo primero en lo que me metí de cabeza. BUP y COU con peinado a lo hermanos Reid y tal. La de discos y grupos que conocías gracias a sus entrevistas, tremendo... No por caro, ni raro, ni nada de eso pero el 7” del Pop Group con She is beyond good and evil es de mis favoritos.

¿Artwork y portadas favoritas?
Las de los tres discos de los Sparks esos tan bonitos de mediados de los 70: Kimono my house, Propaganda e Indiscreet, me gustan de veras. Gente haciendo algo y mucho colorido no suelen fallar. Yo que sé, las de Bo Diddley también están muy bien... muchas de los 50... la de A date with Elvis de los Cramps, la del LP de Milk ‘n’ Cookies... las de Redskins del rollo constructivista, las de los dos primeros de los Holy Modal Rounders y las de los Fugs aunque sean en blanco y negro...

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Todo el bloque 60's hasta hoy por un lado; 50's, soul, dub y glam por otro y todo ello alfabéticamente. Suele haber un montón informe con las novedades desordenadas por el comedor. Lo cierto es que no hay dios quien encuentre nada pero bueno. Cada dos-tres meses hay que reorganizar el tema.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Ni idea, hace un montón de años que no los cuento.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
De las desaparecidas recuerdo las de Santa Coloma cuando empezaba a comprar música. Prácticamente no tenías que ir a Barcelona para encontrar cosas chulas y en serie media (estas portadas abiertas de las reediciones de ahora y el vinilo de kilo y medio casi me gustan menos que el CD). Hardcore en la calle Industria estaba muy bien. Todo lo que vendía era cojonudo, el tío que la llevaba te hacía rebajillas, sonreía, contestaba el saludo inicial, decía gracias y a veces hasta regalaba promocionales. En 7 pulgadas también había discos chulísimos y bien baratos.
Del mundo de los vivos: Dientes Largos en Pamplona está estupenda, con una persona que sabe lo que vende y que por eso mismo no intenta endosártelo a precio de 5 JJJJJ. Raro entre los tenderos del norte con esa tendencia a meterla doblada. Ah! También me gusta La Casa Usher, en Barcelona, junto al metro Llacuna. En el sur de Francia encuentras tiendas estupendas y en cierto modo “especializadas”. Mucha segunda mano, bien clasificada y a muy buen precio. En Toulouse hay varias perfectas, aunque en Montpellier o Perpignan tampoco están mal. Y las inglesas y americanas de discos viejos, claro.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Nunca he sido amigo de lo ajeno. ¿Robos sufridos? Uno literal; el caso del metalista adolescente que se dedicó a vender gran parte de mis CD's en la tienda de segunda mano de debajo de casa mientras colocaba el nuevo techo de la cocina.
La única tienda en la que nunca tuve agallas para entrar: Rock & Blues en la calle Tallers, menos mal que ya cerró porque era inquietante. Aquel hombre vestido de ciclista con casco y mascarilla y la música a todo trapo. Me contaron que en cierta ocasión traspasó el umbral uno de Pamplona y que al dirigirle la palabra al dependiente éste se le puso a llorar y a gimotear como pidiendo piedad.
También tengo un recuerdo borroso de un lugar mágico en Santa Coloma: consistía en dos sótanos del tamaño de dos pisos a reventar de vinilos en todos los formatos. Nos invitaron a ron, nos llevamos unos discos guapísimos y el más caro creo que fueron 500 pelas. Nunca volvimos y puede que nunca estuviéramos en realidad.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
La compra por internet es perfecta para esos días en los que no necesitas: sobacos ajenos, miradas fenicias, taladros, fantasmas de las navidades pasadas que encuentras en espacios reducidos y no sabes como esquivar... Además, sólo compras lo que realmente buscas y no la cagas una y otra vez a la caza de nuevas sensaciones que no necesitas. Qué más se puede pedir. Comparado con la antigua forma de compra por correo es la pera. Ebay es como todo, abunda el mamoneo pero nadie está obligado a tragar. Lo que sí que revienta es la coletilla esta de: “En Ebay está a XXX euros, una puta joya, nen”, pero así es la vida.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Sólo con Hungry Beat, colectivo errante, pero la cosa está jorobadilla últimamente.

(José González fue miembro y co-líder de TCR y de Los Incrucificables. Desde que no toca la guitarra en escenarios es miembro de Hungry Beat, que le reclutó por su colección y conocimiento bibliotecario de DIY punk, pop rarísimo, psychobilly, 50's rock'n'roll y otros campos magnéticos sabrosos, así como por su talante bebedor)

29 de set. 2008

Coleccionista #9: Jordi BCore

¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Pues no lo recuerdo muy bien. Creo que empecé comprando casetes, porque no tenía tocadiscos. Tengo un montón de Bob marley, Los Burros y un montón de maquetas de bandas punks de Barcelona. Mis padres me regalaron un equipo de música para Reyes y empecé con el tema de los vinilos. Recuerdo los primeros singles de punk que compré en Corte Inglés: Código Neurótico "Totus Tous", Espasmódicos "Sales a la calle y enciendes tu motor" y Glutamato Ye Ye "Un hombre en mi nevera". Aunque pareza mentira, en esa época, sobre el '83, El Corte Inglés era de los pocos sitios donde se podían comprar discos de este tipo y de importación. También recuerdo que el primer disco de hardcore que me compré. Fue el 12" Peggio Punx "Ci stanno uccidendo al suono della nostra musica" en la tienda Informe de la calle del Carme, que era de las unicas, por no decir la única donde podías encotrar ediciones de hardcore autoproducido. Sobretodo europeo. La invasión del hardcore americano todavía no había empezado.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
El último que me he comprado es el LP de los Specials y algún otro como The Selecter y otros de 2 Tone records. Es un filón que encontré en el Revolver de alquién que se los debió vender y yo he comprado los usados. Estoy recuperando discos que me gustabán y que tube grabados en cintas. Todo el sonido Ska de esa época me encanta.
No colecciono nada en concreto, a no ser que se me ponga a tiro alguna cosa de punk/hardore de los '80 que me falta.
Durante un tiempo me metí bastante en el soul de los '60 y 70'. También el el Funk y el disco de los '80. Conviví mucho con el hijo de unos amigos de mis padres que era un discotequero y en esa época ya se pillaba todos los maxis de música disco que salían. Me refiero a cosas como The Whispers, Kurtis Blow, George Benson, The Gap Band, etc. Y es una música que me gusta y que me gusta poner en algunas sesiones para que la gente baile.
También me ha dado bastante por el reggae, que también me encantaba en los días de BUP y COU. Ahora estoy en pleno momento nostalgia y estoy comprando discos que habían sonado en mi casa y en las fiestas que montaban mis padres. Desde Serrat, Antonio Machin, Perez Prados, Los Panchos a Las Grecas, Julio Iglesias o Roberto Carlos. Ya, ya se que es terrible. En su día los odiaba y les hubiera pegado fuego. Pero te aseguro que si te quitas las manía de enima y agudizas la oreja puedes descubrir auténicas joyas. Por supuesto estoy hablando de discos antiguos, del 70 y pico para atrás. Y de temas en concreto. Hay que seleccionar. Pero estaban muy bien orquestados, producidos y arreglados. Suenan geniales.
También me gustan mucho las bandas sonoras. Ya sea Morricone, como Black Explotation, como series de TV, o dibujos animados de mi infancia, etc.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Uno que recuerdo fue en Washington DC. En una tienda de segunda mano. Encontre un 12" de Dag nasty "Trouble is", que era bastante raro porque es un vinilo de color verde que va en una funda de plástico transparente.
Creo que una de mis joyas es el single de Deep Wound, esa banda de hardcore superacelerado donde tocaban J Mascis y Lou Barlow. De ese single sólo se plancharon 1000 copias y la mía la conseguí porque se la cambié a el cantante de Ultimo Gobierno, una de las primeras bandas punk de Burgos y de España. El tío tenía una colección increíble y llegó un día en que decidió vendersela e intercambiar varios de sus discos por bandas Straight Edge de finales de los '80.
Creo que muchas de las piezas más preciadas de punk que tengo salieron de su colección. Ten en cuenta que los debía comprar por correo a USA a principos de los '80. Así que muy poquitas copias llegaron a Europa, por no hablar de España.

¿Artwork y portadas favoritas?
Siempre agradezco que los diseños de los discos estén bien cuidados. Sobretodo en las ediciones semi-do it yourself. Que utilizan cartones, tintas especiales, serigrafías, etc. Algo que le da mucho más valor al objeto.
Me encantan por ejemplo el "Tropics and meridians" o el "Engine takes to the water" de June of 44.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Lo que es el hardcore y el punk lo tengo todo ordenado por orden alfabético hasta finales de los '90. Luego como ya no me cabía en las estanterías y tenía que reordenar, lo tengo en cajas separadas sin ningún orden. El único orden es que los discos están comprados en la misma época. Luego lo que no es punk lo tengo ordenado en diferentes cajas por estilos. Pero igualmente sé decirte perfectamente si un disco lo tengo o no y localizarlo fácilmente.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Pues no exactamente, pero mis formato favorito son los singles. Unos 1500 Singles, unos 2000 Lps y unos 1000 y pico cds. Así a ojo. Un día los cuento y te doy cifras exactas. Yo también siento curiosidad. Seguramente he tirado corto. Tengo una habitación entera llena de discos con el equipo de música y algún libro. Un espacio sólo para eso.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Posiblemente ahora sí que compre discos en las tiendas. Pero todos mis mejores discos están comprados por correo a mailorders. Ten en cuenta que la mayoría de punk y hardcore no estaba disponible en las tiendas y la única manera de conseguirlo era a través de los mailorders. Además la mayoría eran tiradas de entre 1000 y 3000 copias, así que raramente llegaban a Europa. La mayoría de veces pedía el mismo disco a dos o tres mailorders diferentes. De esta manera casi me aseguraba una copia. Ya que en muchos casos las ediciones se agotaban muy rápidamente. Los pedidos a USA no se hacían por email, sino con cartas de las de poner sello. De las que tardaban semanas en llegar y en las que escondías dolares dentro de una cartulina negra para que el cartero no pudiera mirarla a contraluz. Así empecé a coleccionar, ya que alguna vez me llegaban dos copias del mismo y me hice con un wantlist y un tradelist. De esta manera empecé a intercambiar discos.
En Barcelona antes iba bastante al 7 Pulgadas, Outline, Kebra, etc. Pero actualmente mi favorita es Revolver. El Wah Wah también me gusta, pero los precios son intocables. Revolver tiene mucho vinilo nuevo y de segunda mano a precios bastante asequibles.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Un día en la Feria del disco de Barcelona, un tío italiano tenía la primera edición del "Victim in pain" de Agnostic Front. Al momento se me nublaron los ojos. Es uno de mis discos de hardcore preferidos de todos los tiempos. Además es una edición muy rara de ver. La mayoría de gente ni la conoce. Lo editaron con Ratcage records y se hizo una tirada cortísma, unas 1000 copias. Creo que entonces tubieron un problemas con el sello o desapareció y entonces ficharon por Combat Core y reeditaron el disco con la portada que todo el mundo conoce. La negra con las letras en relieve. Pero existe la primera edición que es una portada doble que se abre, que ya tubo polémica, ya que en la portada sale una imagen del genocidio judío en Alemania, aunque de manera crítica (pero con la carrera que hicieron luego, ya no se que pensar). La cuestión es que conseguí cambiarle el disco por dos Lps originales también bastante difíiles de ver. Uno de Deadline, la primera banda de Brendan Canty, el batería de Fugazi y el "Screaming for change" de Uniform Choice. Total que estaba yo más contento que la ostia y observando el vinilo, al verlo en tan perfecto estado, me fijé donde se graban las referencias, etc, sobre el vinilo, al final de las canciones, eso que parece hecho a cuter y descubrí que estaba fabricado por MPO. Ahí saltó la alarma. Esto es un bootleg. MPO es una fábrica francesa. Así que me fuí directo a montar el pollo. El tío insistió en que era original. Así que me puse a mirar vinilos americanos prensados en esa misma época y me apareció más de uno fabricado por MPO. No se si en esa época debía haber alguna fábrica de MPO en USA (creo que actualmente sí existe), ya que es una multinacional, o si fabricaban en Europa. De hecho Dischord ha fábricado durante años en Francia. Total que creo, o quiero creer que es original. Pero es que está tan bien conservado. Aparte, años más tarde, he visto que el italiano había encontrado una copia más de este disco y lo tenía expuesto. Y eso sí que me pica. ¿Un disco tan difícil de ver y conseguir dos copias de segunda mano en menos de 3 años? Igualmente este tío italiano tiene la mejor tienda, como mínimo de Europa de hardcore, punk y oi! de coleccionista. Lo tiene todo, eso sí, lo pagas. Pero cada vez que ojeo su stand me maravillo de las cosas que tiene. Cosas complicadísimas de conseguir y en buen estado.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
No. Porque cuando estaba más enfermo a nivel collector no existía internet. Ahora soy mucho más moderado y no tengo problema en comprarme una reedición en vinilo si existe. Además ahora busco cosas que fueron editadas en España y tiradas bastante grandes. Y no tengo unos objetivos tan concretos. Me dedico más al digging. A investigar y descubrir cosas. A tirar del hilo. Y a comprar reediciones de Soul Jazz o otros sellos que reeditan cosas antiguas interesantes.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Pocas veces. Pero de tanto en cuanto me gusta hacerlo en el Heliogabal. Pero normalmente no hago sesiones de punk, creo que vaciaría el bar. A no ser que estuviera muy bien anunciado y que el tipo de público asistiera expresamente para esto o se hiciera un evento de este tipo. Bueno, punk aún podría pinchar pero… ¿hardcore? Además hay que llevar la sesión muy bien preparada. Muchos de los temas están por debajo del minuto. No hay momento de poner un maxi e ir a mear.
Igualmente, no soy el típico selector que pincha para él y que ni dios conoce lo que está poniendo. Me gusta pinchar cosas bastante populares y que la gente se lo pase bien. Eso me hace disfrutar también a mi de la sesión.

(Jordi Llansamà, ex-bajista de la banda de hardcore seminal 24 Ideas, Painbox y puntualmente de Aina, es también el fundador y cabeza visible de BCore, una de las discográficas independientes más longevas del Estado con casi 20 años de existencia a sus espaldas)

25 de set. 2008

Yo confieso: John Fante

Novela Anagrama completa con Llenos de vida la totalidad de la obra del americano John Fante traducida al castellano.

‘Sólo el uso del Yo, hermosa y aterrorizadora palabra, podía llevarme hasta el lugar donde quería llegar” dijo Harry Crews en A Childhood. El Yo. Yo. Yoyoyoyoyoyo. Repítan la palabra conmigo, no teman; no va a morderles. El Yo, como sabiamente advertía Crews y supo siempre John Fante, es el único vehículo dialéctico capaz de llevarnos a determinados puertos emocionales. Algunas verdades no pueden ser formuladas hasta que uno sale al patio trasero y cuelga en el tendedero los intestinos de su vida. Por sucios y podridos que estén.

El crítico Northrop Frye bautizó este desnudarse a través de la narrativa como Confesión, una palabra que, por su conexión con el catolicismo, le sienta a Fante mejor que a nadie. “Mitad autobiografía ficcionalizada y mitad ficción autobiográfica”, diría Frye, “la confesión tiende a enfatizar la vida interior y desarrollo de un personaje central, dando menor importancia a la realidad social que le rodea y la naturaleza externa”. Fante, el italoamericano orgulloso y refunfuñón de raigambre cristiana, siempre se confesó en sus novelas, un acto de verdad hecha literatura que se convertiría en uno de los dos mayores rasgos distintivos de su estilo. El propio autor llamaba a esto “decir La Verdad”, y lo explicaba así: “No me refiero a hechos autobiográficos. Es otra cosa. Distinta de la autobiografía, pero a la vez muy similar a ella”. Fante, simplemente, buscaba producir algo verdadero mediante la invención. Para poder entenderse (a él y al mundo) necesitaba el Yo. Pero para poder hablar con honestidad y pureza de ese Yo necesitaba la distancia que da encarnarse en un personaje de ficción. De tal necesidad emergería su alter-ego Arturo Bandini, protagonista de la llamada Tetralogía Bandini (Espera a la primavera, Bandini, Pregúntale al polvo, Camino de Los Ángeles y Sueños de Bunker Hill), aunque en otros trabajos Fante llegaría incluso a bautizar sin máscaras a su protagonista: John Fante.

Ése es el caso de Llenos de vida (1952), la octava de las obras de John Fante publicadas por Anagrama en nuestro país, y con la que concluye la totalidad de la obra (novelas y novellas) del autor americano. Llenos de vida nos habla de un John Fante protagonista que es y no es el propio autor. Como dijo él mismo, “es otra cosa”. Los hechos que cercan al Fante de la novela no son los mismos que los reales (del mismo modo que Arturo Bandini vivía en una cronología no concordante y se le restaban y sumaban familiares de uno a otro libro) pero sí lo son las reacciones emocionales de éste, así como parte de las situaciones. Tanto el Fante de papel como el real son escritores con un padre italiano de impresionante testarudez y fortaleza física -que les marcó indeleblemente- y una mujer con espectacular facilidad para quedarse en cinta que, además, acaba de descubrir a Dios. Los grandes temas del libro (religión, familia, integración y paternidad) vienen enmarcados en un inmenso Yo: Fante, el gruñón misantrópico y sarcástico, emotivo como sólo los italianos que le dan al vaso pueden ser, abriendo autodidácticamente su carcasa para ver quién rayos es y qué quiere de la vida.

Fante hace todo esto -en Llenos de vida, y en sus demás libros- sin afectación, sin licencia poética, sin complejidad textual, usando una gramática sencilla, respetando una estricta linealidad temporal -ni hablar de flashbacks- y situando siempre sus historias en el tiempo en el que están escritas, con personajes que habitan el mundo que Fante conoce. Todo lo enumerado es lo que hace que la escritura de Fante sea tan inmediata, tan adictiva, tan ahora. Cincuenta años después, los New Puritans ingleses del 2000 (Geoff Dyer, Ben Richards...) fundarían un grupo literario con un manifesto que -conscientemente o no- parecía redactado extrayendo punto a punto las características estilísticas de las novelas de Fante.

Pero: emoción. Esa, la más bella de las palabras -aunque meretrizada en nuestros tiempos como reclamo para la venta de máquinas automóviles- es la otra piedra angular de Fante. El autor parecía aplicar la máxima de John Osborne (“No le tengas miedo a la emoción; nadie se muere de eso”), y el propio Charles Bukowski, fan número uno de Fante (“Fante era mi Dios”) y legítimo continuador de su espíritu, apuntaba en el prólogo a la reedición de Pregúntale al polvo: “He aquí, al fin, un hombre que no le teme a la emoción”. Pues Llenos de vida está lleno de ella. “Percibí el olor de mi padre,”, nos dice, “el sudor de mi padre, el origen de mi vida. Sentí sus lágrimas ardientes, la soledad del hombre, la ternura de todos los hombres y la dolorosa belleza de la vida”. O, cuando huele un pañuelo impregnado del olor de su madre: “Y yo me eché a llorar, porque no quería ser padre, ni marido, ni siquiera hombre. Quería volver a tener seis o siete años, dormir en brazos de mi madre, y entonces me dormí y soñé con ella”. Emoción pura. Atizada por la culpa, la pena, la alegría o la confusión. Pero emoción, humana y dulce y verdadera como sólo Fante podía escribirla. Si lo que buscan en una novela es eso, en lugar de prestidigitación léxica o académica grandiosidad, en ningún lugar serán más felices que abrazados a John. Qué digo, a Dios.


Una sugerencia
Aunque Fante era incapaz de emitir polución literaria y todas sus novelas merecen ser leídas, los neófitos deberían empezar con la Tetralogía Bandini (o Cuarteto Bandini: suena más a banda, y menos a geometría). Uno se enamora del protagonista Arturo Bandini como se enamoró de Holden Caulfield, con la misma ternura y preocupación. ¡Oh, Arturo! Bocazas misantrópico, gran freak social, con tus bombásticos monólogos interiores y sanísima locura. Arturo, un joven que actúa a veces como un septuagenario gruñón (a lo Robert Crumb), a veces como un niño triste. Arturo Bandini, outsider muerto de hambre, angry young man desencajado por el deseo y el ansia de triunfar como escritor; una de las grandes creaciones literarias del siglo XX.

Una influencia
Por mucho que algunas eminencias gaga insistan en lo sacro de la originalidad, lo cierto es que todos los escritores reciben influencias de otros y que, como dice Jonathan Lethem, la invención no consiste en crear algo de la nada sino a partir del caos. Y Pregúntale al polvo se parece mucho a Hambre, la novela de 1890 del escritor noruego Knut Hamsun. Ambas tienen una sensibilidad parecida, un marco similar (escritor tísico stalkea a señorita) y ambos protagonistas una misma tendencia al autoengrandecimiento ridículo y la metedura de pata (con consiguiente tortura mental). Esta influencia no era para Fante algo a esconder sino todo lo contrario, y Bukowski -honorablemente- continuaría la tradición citando a Fante cada vez que abría la boca.

Kiko Amat

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 10 de septiembre de 2008)

No Wave: la negación del rock


A los punks de 1976 les encantaba la dialéctica del Año Cero polpotiano, una retórica faltona (Muerte al rock) que, aunque celebrable, era bastante de boquilla. Al igual que lo de coserse esvásticas, iba más de molestar a unos cuantos vejetes que de afiliación. Robin Crutchfield, de DNA, declararía que “La No Wave era una reacción contra la música punk de ingleses como los Sex Pistols y todo ese rock de tres acordes cuyas actitudes pueden haber sido punk, pero cuyas raíces musicales vienen de los riffs de Chuck Berry de los 50’s”. Si obviamos a Subway Sect, Wire y pocos más, un rápido vistazo a los grupos de punk rock más relevantes muestra sus coordenadas: Ramones (Ronettes, Beach Boys), Sex Pistols (Small Faces, Who) o Damned (MC5, Stooges). Acelerados, anfetaminados, más autosuficientes; pero, al fin y el cabo, el mismo sonido. Y no hay nada malo en ello. Sólo que pone en tela de juicio la verisimilitud de su rechazo a la tradición.
La No Wave neoyorquina, por otro lado, sí es una ruptura. Para algunos, éste es el verdadero punk. En el New York de 1979, un puñado de grupos de nombre marciano (DNA, Mars, James Chance & The Contortions, Teenage Jesus & The Jerks) representaron una verdadera herejía, un ultrajante desaire a la tradición rock. Para empezar, sus influencias: el free jazz de Albert Ayler, la experimentación de La Monte Young, el blues desmoronao de Captain Beefheart, el ambientalismo incómodo de Can o Faust. De los grupos recientes, sólo parecían aceptar a Stooges, Voidoids y, muy especialmente, a Suicide. El dúo neoyorquino de electrónica rockabíllica, con su look futurista, actitud de “No queremos entretener a la gente”, desprecio por las convenciones del rock y sonido amenazante serían considerados, con razón, los padrinos de la No Wave.

El recopilatorio No New York de 1979, recopilado por Brian Eno, pondría a algunos de aquellos extremistas en el mapa. Tanto DNA (el trío de Arto Lindsay) como Mars reestructuraron la canción pop, ignorando acordes, dejando el esqueleto o inundándolo de ruido. Los Contortions de James Chance mezclaban James Brown y free jazz con tupés en crecimiento y aullidos acuchillantes. ¿Y Teenage Jesus & The Jerks? La temática torturada, imagen criminal y sonido nuclear del grupo de Lydia Lunch no eran precisamente para bailar-pegados-es-bailar. Y había más: las fenomenales UT, ni un sólo acorde convencional. Las tribales punk-funkeras Bush Tetras. Los breves Theoretical Girls, de donde emergería el experimentalista Glenn Branca. Y, naciendo de los coletazos finales del asunto, los padres del indie: Sonic Youth.

La No Wave era un movimiento sin mandamientos. Sus cohesiones eran la amistad, la colaboración mutua y el entorno urbano, pero también un nihilismo, rechazo a pasado/futuro, voluntad autodestructiva y completo desinterés en el “éxito” que se antojaban honestos. Mucha gente se hace suya esa herencia, pero poca lo merece. El músico Adrián de Alfonso (de los barceloneses Veracruz, pero también de Bèstia Ferida, que cuenta en sus filas con Mark Cunningham, de Mars) comenta al respecto: “Ahora mismo hay infinidad de grupos que hacen ruido, pero curiosamente son muy pocos lo que siguen el camino abierto por Mars, DNA y compañía. (...) Paradójicamente, del componente bailable y espasmódico que muchos de aquellos grupos tenían, sí se ha sacado bastante provecho en los últimos años, aunque entonces tendríamos que fijarnos en ese supuesto pop independiente que se nos dispara desde bares, discotecas e ipods varios. Un pop al que ni se le ocurre heredar el carácter amenazante que primaba entonces, eso por descontado... No vaya a ser que alguien salga malherido”. De Alfonso menciona a Weasel Walter, Old Time Relinjun, Erase Errata, Get Hustle y Lightning Bolt como merecedores de la corona de espinas de la No Wave. Y, para los que prefieran exhumar a sus pioneros, ahí está el fantástico libro de Marc Masters No Wave documentando todo el fenómeno con gran lujo visual y verbal.

Kiko Amat

No Wave
Marc Masters
Black Dog Publishing
205 págs.
www.blackdogonline.com/all-books

(Artículo publicado originalmente en la revista Vanity Fair#1 de septiembre del 2008)

Robert Forster: Música clásica

Los Go-Betweens tenían de todo, y de lo mejor. Las mejores canciones, los mejores referentes, las mejores influencias, las mejores conexiones. Durante tres décadas, este referente del pop sublime se ha basado en el dúo Grant McLennan y Robert Forster. Fallecido el primero, Forster (el raro, el literario) la reemprende en solitario con su quinto LP The Evangelist, más de diez años después del Warm nights de 1996. Cosas buenas aprovechadas de sucesos malos.

Clásico. Es un clásico. A menudo decimos esa palabra sin reparar en lo que implica. Robert Forster, por ejemplo, es un escritor de clásicos. Esto implica que no es un tío que esté repantigado sobre el frágil diván de las modas puntuales, sino que de sus manos está emergiendo algo que sólo puede definirse como cancionero clásico, a la altura de esos genios populares que están ustedes pensando: Irving Berlin, Gershwin, Cole Porter, Jimmy Webb, Goffin/King, Weller, Lennon/McCartney, Smokey Robinson, Morrissey, PF Sloan... Podría seguir diciendo nombres pero se me rompe la voz.
El cancionero de Robert Forster, con o sin The Go-Betweens (rotos sin posibilidad de reparación por la muerte de Grant McLennan), es además clásico en clave pop. Ni es gratuitamente críptico, ni banal, ni empalagoso. Tiene, por el contrario, todos los atributos que hacen del pop un instrumento perfecto de transmisión emocional: Memorabilidad, simplicidad fertil, o profundidad expresada minimalmente, melodía exquisita, estructura impecable. Y a la vez algo de misterio, algo de literatura (sin pompa), mucha honestidad, mucha descripción, extrema atención al detalle y al lenguaje (recuerden aquel “that’s her handwriting / that’s the way she writes” de “Part Company”)... Las canciones de Robert Forster podrían ser folk de hace dos siglos. Música clásica. Canciones de la gente. Historias que pasan de boca en boca mucho después que aquellos que las crearon hayan desaparecido. Me estoy poniendo tremendo, pero créanme si les digo que lo vale.
Por fortuna, Robert Forster sigue entre nosotros. Sin su media naranja, pero igualmente talentoso, como demuestra su LP. Amable caballero, entrevistarle siempre ha sido un placer, media hora de ingenio, gran conversación, humor delicado y eternas reflexiones sobre ésta, la mejor disciplina que existe: el pop.

Aunque últimamente firmabais las canciones como Forster/McLennan, en todos los discos anteriores las canciones estaban divididas. Ahora, con la distancia que da el fallecimiento de tu antiguo colaborador, ¿Ves tan claramente la diferencia de estilos?
Es difícil de decir, porque Grant tenía una manera de componer que era muy pop, pero también podía darle por escribir de forma más extraña. Mis canciones siempre están teñidas de un cierto tipo de melancolía, y cada una de ellas es como la primera canción que escribo. Grant era distinto; para empezar escribía mucho más que yo.

En tu último álbum se echa de menos un estilo de canción típica tuya, la biográfico-descriptiva al estilo de “Surfin’ magazines” o “Darlinghurst nights”, llena de nombres propios, años y lugares.
Siempre he hecho ese tipo de canciones, imagino que porque quiero que sean reales. No escribo fantasía, aunque si me invento algunas cosas. En general, me gusta que sean como diarios, muy descriptivas, y hablar de lo que me rodea. No me gusta meterme en personajes ficticios. Es cierto que en mi último disco no hay una canción del estilo de las que tu comentas, pero está “The Evangelist”, que sí va sobre mi vida. De cuando llevé a mi mujer y a mis hijos desde Alemania a vivir a Australia conmigo.

He oído que parcialmente también está inspirada en la novela de Paul Theroux La Costa de los Mosquitos.
Cierto, cierto (se entusiasma). Aunque admito que en la novela el sufrimiento es mucho mayor. El otro tema de la canción es la culpa.

¿No te asusta hablar de forma personal, abrir tu corazón, hablar de tu vida de ese modo?
No, no, no (enfatizando). Las canciones nunca van directamente sobre mí, sobre lo que siento. Son más bien un espejo que refleja lo que sucede a mi alrededor. Si bien lo refleja de forma artística.

¿Estás de acuerdo con lo que dijo Samuel Beckett: “No existe nada más, seamos lúcidos por una vez, que lo que me pasa a mí”?
(Dudando) Sí. Pero a la vez admiro a la gente que es capaz de crear mundos enteros completamente inventados.

Hablábamos de la culpa hace un momento. En “Demon days” dices que “algo ha vuelto a ir mal”, y me pregunto en qué términos miras al pasado: Culpabilidad, orgullo, nostalgia...
Soy feliz, no siento ni vergüenza ni culpa, porque todo lo que tengo (mi familia, mi trabajo) se debe a lo que he hecho en el pasado. No puedo cambiar nada; tomo lo bueno y lo malo. En cuanto a la nostalgia, es un tema que casi nunca se toca en el pop. El pop trata siempre del presente. Pero para mí hablar de ese modo es algo natural. Si se hace en libros y cine, ¿por qué no en canciones?

¿Es The Evangelist un disco de luto por Grant?
En parte sí, en parte hay otras historias. Tomé la decisión de grabar en el mismo sitio y utilizar a la misma gente para sentirme más cercano al pasado, más cercano a Grant. No quise huir de lo que había pasado, pero tampoco quería un disco de tributo. No se trataba de eso.

Respecto a tu relación con él, comentabas en una entrevista que “cada vez que nos veíamos, era como si me conociera por primera vez”. Es curioso, porque esto parece ser un tipo de persona que se repite universalmente.
Sí, sí. Grant era la única que yo conocía, pero parece ser que hay más. Con Grant tenía que pasarme diez minutos sintiéndome extraño con él, luego empezaba a relajarse y todo volvía a la normalidad. Nuestra relación requería paciencia.

Y esfuerzo, como las mejores cosas.
Y esfuerzo. Pero siempre sentí que ese esfuerzo era parte de nuestra amistad. Tampoco era siempre así; a veces era muy simpático de buenas a primeras. En cualquier caso, sabías que cada vez sería diferente. Grant requería un tiempo de adaptación.

John Osborne dijo una vez: “No tengas miedo de ser emocional; nadie se muere de eso”, y tú mismo has definido The Evangelist como un álbum emocional.
Escribir sobre emociones es importante, porque la gente se identifica contigo. Hay creadores que abusan de ello con el único fin de llamar la atención del público, pero en mi caso es una manera de hacer que la gente se introduzca en la historia. De nuevo, es natural. Cuando hablo de algo, lo primero que pienso es en mi respuesta emocional, porque eso es lo que me hizo decidir que escribiría sobre ello.

Lo difícil es escribir sobre emociones sin parecer afectado, ni autoindulgente. La artesanía del pop reside en cómo relatas esas emociones, supongo.
Lo has definido de manera encantadora. Tuve mucho cuidado al contar las cosas, especialmente las que tenían que ver con Grant. Quería emoción, pero verdadera. Quería alcanzar un equilibrio adecuado, y mezclarlo con otros temas que no tuviesen que ver con él.

Siempre has definido o previsto tus próximos discos de manera muy concreta, tanto estética como estilísticamente. Como cuando dijiste que Bright yellow bright orange era un disco de “jerséis blancos” o que Oceans apart tenía que sonar como los Talking Heads del Fear of Music. ¿Qué es The Evangelist?
Buena pregunta. Quería que fuese como el nuevo de Neil Diamond. Doce canciones, sin batería, con guitarra acústica, bajo y sección de cuerda. Su disco empieza con una balada, no con tres canciones pop. Empieza con un sentimiento.

Estéticamente hablando, en la foto del LP pareces un asesino a sueldo. De los 70.
(Se ríe) No me gusta nada esa foto. Me da una pinta de revolucionario extraño, pero encaja en el disco de algún modo.

Quizás porque también hay algo funerario en ella.
Es cierto. Y encima me rodea un halo. La fotógrafa que lo hizo no es alguien que normalmente se asocie a estrellas del rock. Las fotos que normalmente publica en el Sunday Times son de otro estilo.

¿Qué fotografía, caracoles? ¿Calabacines?
No, actores viejos. Paul Newman, gente así. Retratos en primer plano, por desgracia.

Siempre has definido tus peinados con gran lujo de detalles. La última vez que hablamos me dijiste que buscabas una mezcla del Jeremy Irons de Aunt Julia con George Clooney. ¿Hacia donde te diriges capilarmente, Robert?
Quiero algo un poco más salvaje, más largo, más 70’s, como decías. El Robert Redford clásico es un buen modelo. Tengo un peluquero maravilloso en Brisbane. Deberías probarlo.

The Evangelist es sin duda un disco terapéutico, y eso es algo muy necesario. Los discos como medicina espiritual. Yo, por ejemplo, uso a Mose Allison.
¿Quién?

Mose Allison. Es un pianista de jazz vocal de los 60, sureño, blanco, la mejor época es la de Atlantic. Fue la máxima influencia de Georgie Fame.
(Ruido audible de lápiz apuntando)
¿Estás apuntando esto?
Sí. Mo-se A-lli-son.

¿Cuál sería tu disco curativo, el que utilizas para espantar tus penas?
Tony Scott, Music for zen meditation, de 1964. Es un álbum japonés, medio improvisado, muy minimal. Tiene meditaciones zen en spoken word, de antes que estallara la moda de las religiones orientales a finales de los sesenta. (Sonido de lápiz apuntando) ¿Estás apuntando esto?

Sí.


Con la cara lavá y recién peinao
(Evolución estético-folicular de Robert Forster)

1) El Casco (1978-79): Cabello con corte sixties punk típico, ejecutado mediante cazuela y tijera. Cuello alto y botines. A veces parece Brian Jones, a veces Moe Tucker.
2) Mod-nerd (1980-82): Corto a cepillo con flequillo frondoso y perfectamente alineado. Camisas con el último botón abrochado. Aspecto mezcla de fotograma Nouvelle Vague / Free Cinema, obrero chino y mod de Shepherd’s Bush.
3) Engominado (1983-1986): Delincuente juvenil a ratos, a ratos camello de cocaina de Malibú. Gomina a manta. T-shirt de manga muy corta, botines, a veces camisas floridas.
4) Empanado (1987): Media melena por detrás de las orejas, posiblemente teñida de rubio. Gafotas con filtro solar chungo. Pinta de capullo, en resumen. Su peor imagen.
5) Dandy maduro (2005): Trajes cruzados con botones dorados, foulares, pantalones blancos, zapatos marrones. Cabello sabiamente desordenado. Mirada digna. Sobriedad generalizada.
6) Sheriff / Predicador malvado (2008): Como un Pat Garrett de mala baba, peinado Robert Redford post-Brubaker, mirada aviesa. ¿Luto o negras intenciones?

Kiko Amat

(Artículo publicado originalmente en la revista Rockdelux #265 de septiembre del 2008)

Coleccionista #8: David Feck


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Estoy orgulloso de poder ser accidentalmente hip. Fue el primer LP de los Teardrop Explodes, Kilimanjaro, y todavía lo escucho como un niño. El primer single, desgraciadamente o muy convenientemente, lo he olvidado; seguro que porque era la típica basura llena de tíos con sintetizadores y pómulos de bobo. Pero voy a aventurarme: ¿Quizás “Einstein a go-go” de Landscape?

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Son tres. Los pongo todos de golpe y en el orden en que los he escuchado. El primer LP de La Dusseldorf, los chicos raritos de Neu! poniéndose un poco en plan disco-punk. El LP de Yankee Dollar (60’s psych blando con mucho órgano) y el Godstar de Psychic TV porque no sé cómo perdí mi copia, algo que me suele pasar. Debo haber comprado el Crocodiles de Echo & The Bunnymen cuatro veces ya (y siempre sale barato).
En estos momentos estoy coleccionando lo de siempre, quizás reduciendo un poco el lado psicodélico porque ya empezaba a ser un poco ridículo; ¿Quién necesita tres álbumes de Ultimate Spinach? ¿O dos, ya que nos ponemos?

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
De antes de que lo reeditaran (los muy cabrones) el álbum de Dennis Wilson, Pacific Ocean Blue, en una portada desplegable preciosa y con pegatina de DJ. Y, para hacerlo todo aún mejor, lo compré en una tienda de San Francisco. Siempre mola más comprar discos cerca de su fuente, y me salió baratísimo. En 45, quizás el “My suitor” de Bertholter o el lote de singles de Left Banke originales que conseguí.

¿Artwork y portadas favoritas?
Me gusta el estilo de Phil Smee, que llevaba Bam Caruso; todas esas portadas de Rubble son muy bonitas y elegantes y en algún momento han adornado las paredes de mi habitación. Actualmente están en el escaparate: El LP de The Rationals, el primer single de Yummy Fur, Scott 4 (no el grupo), el nuevo de Clinic, un single de Kim Fowley y aquel disco de Milkshakes, After School Session. Todos tienen una pinta tremendamente groovy.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Ahora mismo en el orden 60’s / Soul / Mierda hippy-folky / Otras Cosas que No Escucho Mucho / Todo lo Demás. Eso significa que tengo a Vic Godard al lado de Felt al lado de American Spring, etc. Normalmente estarían en orden de estilo musical.

¿Sabes cuántos discos tienes?
2ooo LPs,1000 45s 1000 CDs y 45 flexi discs

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
No recuerdo el nombre (llevaba una gran resaca) pero una a la que me llevó Billy Boredom en la parte negra de Haight District, en San Francisco. Montones de 45’s por casi nada.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Es del mismo sitio en San Francisco. Estaba toda la peña del downtown y las mamas negras jugando al póquer en una mesa, y unos chavales entraron com comida, y el tío del mostrador estaba enseñándole a una chica como hacer todos los bailes soul de los sesenta -como el hully gully- y mientras tanto yo allí, apilando soul raro, funk, garaje punk y pop sixties. Y había varias dansettes, así que podías ir comprobando lo que separabas. Y más tarde las big mamas nos dijeron que cogiéramos una cerveza de la nevera y acabamos jugando una mano de cartas, bebiendo cerveza y comiendo patatas fritas a la vez que comprábamos discos de oro puro durante 5 horas. Creo que esto fue el punto álgido de mi vida. Incluso me hicieron un buen descuento porque el dueño aplaudió mi selección de singles.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Internet no ha tenido el menor efecto en mi vida, de ningún tipo.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Qué pregunta más absurda. ¿Tengo pinta de capullo?


(David Feck es el fundador y líder de esos entrañables decanos del indie-punk-mod, Comet Gain, además de colaborador de La Escuela Moderna)

19 de set. 2008

Coleccionista #7: Iu Adell


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Mi primer vinilo fue el maxi de los "99 Globos rojos" de Nena, con la versión en inglés en una cara y en alemán por la otra. El tema es de 1983 por lo que yo tenía 12 años. Por cierto, el disco sigue todavía en casa de mis padres junto con el resto de adquisiciones de aquellos primeros años, compras todo sea dicho bastante inconexas y de las que ahora mismo me vienen a la cabeza los títulos de Thriller de Michael Jackson, éste en formato cassette y también disco de moda del momento, y "Muñeca Hinchable" de la Orquesta Mondragón que en este caso no recuerdo el porqué de su compra ya que el disco (una vez hecha la pertinente comprobación en internet) había salido en el 78; posiblemente Gurruchaga tuviera entonces algún programa en la tele y yo fuera fan (¡Dios!). En cuanto al primer disco que me regalaron fue el Alchemy de los Dire Straits, me lo trajeron los reyes en casa de unos primos, como veis, ¡ya apuntaba maneras!
Dejo este enlace para los más jóvenes que no conozcan a los Nena. Si el tiempo os sobra y la curiosidad pica...



¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Hace ya tiempo que prácticamente todo lo que compro es música negra, de todas las épocas y estilos: northern soul, modern soul, disco, deep soul, jazz-funk, r&b, motown, etc. Sin hacerle ascos al ocasional CD (bien por tratarse de un recopilatorio bien por no estar disponible el álbum en vinilo), el grueso de la colección es vinilo y de todos los kilos que pesa, la mayoría se los reparten los singles (sin portada).
Así pues, las últimas compras de la semana son más y más viejos singles americanos de soul, con títulos y artistas tan poco conocidos como: Pets - "What Kind of Girl" (MGM) y Astors - "In The Twilight Zone" (Stax), buenos ejemplos de northern soul; Clovers - "For Days" (Josie), soul con influencias de r&b; JB Bingham - "She's Gone" (UA) y Razzy - "I Hate Hate" (MGM) representando al soul de los 70s y el sonido crossover.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Hallazgo en el sentido económico y ruin del término fue un single que pillé el verano pasado a $8 y que confiaba poder revender tranquilamente por 700€ ya que no se trata de un tema por el que tenga un afecto especial. Ejemplos de este tipo, no siempre tan exagerados, quien más quien menos ha pasado por ellos dentro de la escena soul. Lo odioso -y por ello no seguiré por estos derroteros- es escuchar un sinfín de ejemplos por el estilo, de lo poco que uno pagó por ese disco que ahora vale tanto y cuanto beneficio obtuvo de aquel otro que vendió tan caro y que tan barato lo había pillado.
En fin, volviendo al tema de las joyas particulares de la colección me resulta imposible nombrar mis preferidos, seguro que cuando luego lo lea pensaré "¿y por qué no aquel otro?". Puestos a hacer una primera criba, distinguiría entre la liga de los que "molan, están bien" de la de los que "nunca me desprendería de ellos" y en esta segunda ya os digo que pueden haber cientos. Con todo siempre hay un tema que en momentos así siempre asoma, ha estado en la colección desde que ésta cabía entera en una caja de zapatos y, lo más importante, está ligado al recuerdo de una de mis primeras allnighters en Inglaterra a la que viajé solo. Justo habían abierto las puertas de la sala pero la pista ya estaba tomada por espectaculares dancers que vendrían de alguna soulnight previa, yo alucinando todavía con el ambiente que se respiraba, jurando fidelidad eterna a esta escena, y de repente que suena:


El disco en cuestión: Younghearts - A Little Togetherness (Canterbury). No faltará el día que me vaya a una isla desierta.

¿Artwork y portadas favoritas?
La verdad, no presto demasiada atención a las portadas, recordad que la mayoría de los discos que tengo no tienen. De hecho, si entre los coleccionistas del northern soul se hiciera un concurso en el que tuviéramos que nombrar cinco portadas que nos hubieran impactado en algún momento de nuestra vida, seguro que nos quedaríamos con la mente en blanco y nos eliminarían a todos por agotar el tiempo de respuesta.
Con todo si tuviera que elegir portadas favoritas lo haría por las de grupos americanos de funk de mediados de los setenta, aquellas en las que aparece el grupo entero posando con actitudes que van de lo más duro y pimp (macarra) a lo más festivo y desenfrenado, por supuesto siempre con trajes imposibles y de lo más bizarro (Ver por ejemplo la portada de los Breakwater). También tienen su gracia las portadas setenteras con connotaciones más sexuales como las de los Ohio Players (impresionantes sus álbumes "gatefold" para Mercury (http://wfnk.com/ohioplayers/images/mercury.html) o Millie Jackson quien cuenta también con portadas situadas en el top de lo desagradable (ver aquí la del ábum Back to the shit). En resumen, cualquier cosa que se aleje de poses intelectuales, místicas o imágenes de belleza.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Eliminado el problema del género (el 90% de la colección es soul), como maniático de las clasificaciones sólo imagino dos maneras de ordenar los discos: por orden alfabético de artista y por sello discográfico (label). El primer método me parece el más sencillo para los LPs (siempre que tengamos claro que Sam Dees está en la "D" y no la "S") y el segundo el más eficaz para los singles, sobretodo sabiendo que muchos artistas tienen (y tendrán por muchos años que pasen) una sola entrada en la colección. Además hay que tener en cuenta que para los coleccionistas de singles de soul cada item se compone de un triángulo inseparable "Artista-Tema-Sello" que, por muchas burlas que recibamos, facilita enormemente la búsqueda; en ocasiones incluso resulta igual de efectiva la busca por "artista-sello" sin necesidad alguna de mencionar el título del tema. Ej. "¿Tienes el de Gene Chandler en Curtom?".
Si hablamos de recopilatorios el género musical se convertirá en la faceta que los agrupe (northern soul, modern soul, disco, house, jazz funk, etc.) y llegados a los maxis mientras no se superen los tres cajones no resultará necesaria su clasificación.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Unos tres mil.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Mi concepto de tienda favorita es aquella en la que pueda pasar un buen rato removiendo cajones y en la que cada vez que acudas salgas con algún disco que merezca la pena (no el típico saldo de tres euros que estaba tirado pero que suena tan mal que únicamente lo escuchas una vez al llegar a casa y de ahí directo a la estantería para no salir nunca más o acabar de vuelta a donde lo pillaste para cambiarlo por 30 céntimos de euro de crédito junto con otros veinte que salieron del mismo sitio). Del tiempo que he vivido en Barcelona la que podría acercarse a ese concepto sería el desaparecido Edisons de Riera Baixa dedicado a la música negra y dance y "cogido con pinzas" el actual Impacto de calle Tallers. Con todo, haciendo balance de lo adquirido en ambas creo que al final están más próximas al segundo tipo de tiendas que describía al principio, de hecho en Impacto siguen teniendo dos discos que vendí por nada hará ya unos tres años.
Sin duda mis tiendas favoritas del momento están en internet. Es cualquier sitio web con diseño inexistente, en blanco y negro a ser posible y sin carrito de la compra, en la que se puedan listar miles de referencias por cada letra del alfabeto y se mezclen en ellas artistas de todos los géneros y épocas. Lo único que pido es que me los ordenen por formato: "vinyl singles" que son las palabras mágicas que busco como loco al entrar a cada web..

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Por desgracia he tenido pocas ocasiones de practicar el record hunting ya que en este país, además de la mediocridad generalizada de las tiendas de segunda mano, mercadillos e incluso ferias del disco, si encima lo que uno busca es música negra las probabilidades de éxito son aún menores.
Sin duda mi momento más "excitante" fue en una tienda de Chicago, donde tras revolver un par de horas y no encontrar gran cosa, de camino al mostrador me topé con un par de cajas de singles de soul sin precio alguno. De allí salieron bastantes cosillas aunque al ir a pagar temía que el tipo sacaría su guía de precios ingleses de debajo del mostrador y me pidiera la fortuna que valdrían esos discos en el "mercado europeo". La fortuna quiso que el tío fuera un simple encargado poco ambicioso que me dijo que los discos acaban de entrar aquella mañana, y el dueño de la tienda todavía no les había puesto precio, así que me los podía llevar todos a 5$ la pieza, más o menos. Creo que mis latidos estaban siendo escuchados por los pocos clientes de la tienda pero en un alarde de concentración logré poner mi mejor cara de indiferencia y soltar un seco "OK", sacar un fajo de billetes sin que se me notara el temblor de manos y salir con la mayor calma posible de la tienda y por supuesto sin mirar atrás.
También guardo buen recuerdo de la sensación de ir a mirar la colección de una discoteca recién cerrada. Vale que el resultado no fue espectacular, unos cien discos, pero aún así las cuatro horas largas de revolver cajones y pensar que en el siguiente pueden salir nuevas piezas que amplíen la colección es una sensación que a los no habituados a ello nos excita..
Por lo demás, el resto de momentos memorables, están asociados en su mayoría a las interminables búsquedas por internet y al hallazgo de pequeñas joyas a precio de saldo escondidas entre discos de Abba y The Mamas & The Papas.
Hallazgos y también errores como el de comprar más de una vez singles con el mismo tema repetido por las dos caras cuando el que tu buscabas era la cara B, que sin embargo no estaba listada en el catálogo. Os preguntaréis, "¿Por qué no preguntar al vendedor antes de comprar a ciegas?". Pues por miedo a levantar las sospechas en el vendedor y temer (los obsesos del soul recelamos de todos) que consulte una guía o averigüe por internet que el tema por el que le pregunto vale una pasta (el de la cara B rara) y el estaba a punto de venderlo por 3$. Muchos os reiréis y otros os compadeceréis de nosotros, pero así de triste y dura es la vida del coleccionista de northern soul.
Otro ejemplo de hasta donde puede llegar este patetismo está en el miedo a preguntar en algún foro de internet acerca de un tema que has visto en una web pero del que dudas de su precio, calidad o interés. Sabes que si lanzas la pregunta inmediatamente habrá otro enfermo como tú dispuesto a buscar el disco por la web y quién sabe si acabará llegando a la misma copia que tú habías localizado antes y se te adelantará en la compra.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
En mi caso la llegada de internet fue bastante ruinosa. Anteriormente la compra de todo disco comprendía varios pasos que se prolongaban en el tiempo unos días, desde que recibías la lista en papel a través del correo, luego llamabas (o escribías, ya que llamar a Inglaterra, idioma aparte, tampoco era barato) al tipo que la enviaba para confirmar si el disco seguía a la venta y con la respuesta proceder al envío del pago (giro postal o metálico en un sobre). En los mejores tiempos podías recibir un par de listas por semana lo que al final resultaba en un numero finito y "razonable" de oportunidades de compra al mes, que de todas maneras ya solían ser suficientes para dejar maltrecha la economía doméstica de uno. La llegada de internet, las tarifas planas, las "facilidades" de las tarjetas de crédito y el dinero electrónico fueron la hecatombe. El tópico de las tiendas abiertas 24x7 resultó un caramelo envenenado para los adictos al vinilo, más todavía si a ello le sumabas disponer de mucho tiempo libre y poca vida social.
Temas personales aparte, el fenómeno internet supuso también una revolución para el mercado del "rare soul" ya que nos permitió al pueblo llano de compradores saltarnos por primera vez a la red de intermediarios que formaban los vendedores ingleses que hasta entonces eran peaje obligado para acceder a los singles. Las minas del soul estaban en Estados Unidos pero se mantenían casi en secreto, fuera del alcance del gran mercado. En muchos casos ni los propios vendedores americanos sabían que las toneladas de vinilo que vendían a los ingleses eran luego revendidas por éstos a precios diez veces más caros. Así las cosas los primeros pioneros de internet que llegaron directamente a los estocs americanos triunfaron al empezar a comprar discos tradicionalmente caros a precio de saldo. Cuando los dealers americanos empezaron a ver a tantos europeos juntos abalanzándose sobre sus montañas de viejos singles, que supuestamente no valían nada, empezaron a investigar (ayudados también por internet) y descubrieron que en Europa la música negra se vendía a precio de oro por lo que tardaron poco en empezar a subir sus precios y sacar tajada también ellos del botín. En medio de la confusión llegó ebay y sus subastas, ¡hala! a pelearse todos y que cada uno pague lo que quiera por el disco. Afortunadamente a ebay supe decirle no y no supone más que otra gran tienda por la que pasearte en momentos de gran aburrimiento.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
De vez en cuando pincho en eventos de soul, sin embargo puestos a elegir prefiero y lo paso mucho mejor pinchando en fiestas privadas de amigos, en locales pequeños y a ser posible lo más alejado de la noche Barcelonesa o cualquier "Club" moderno.
También estuve escribiendo un fanzine llamado Breakaway, del 93 al 98 más o menos y como podéis imaginar estaba dedicado en exclusiva al soul: biografías, artículos de discográficas, crónicas de eventos soul y por supuesto una sección en la que podía airear a gusto mis últimas adquisiciones y la historia que se escondía en cada una de ellas: anécdotas y por lo general miserias del desconocido artista que las interpretaba, efímera vida de la discográfica que las editó, historia del disco en la escena soul británica, etc.


(El que aparece en esa foto minúscula de arriba es Iu Adell, un viejo amigo de La Escuela Moderna. Biblioteca humana del soul y la escena northern, poseedor del record nacional de asistencia a la meca de los soul weekenders, Cleethorpes, bailarín a camara lenta y, diga lo que diga, ex-mod, Iu Adell tiene claramente demasiados singles para su propio bien. Recomendamos una pequeña donación a este fanzine)

16 de set. 2008

Coleccionista #6: Luís Beltza


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?

En vinilo, el primer LP de los Pretenders. No lo conservo en mi colección, lo vendí hace muchísimo tiempo. Lo compré en un portal de la parte vieja Donostiarra y me acompañaba un mod-punk yonkie de la época, en mi juventud.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Soy incapaz de comprar un disco solo y por lo general compro cientos de discos a la vez, y de todo. Diré que este finde en un mercadillo de Iparralde he pillado para mi colección personal el maxi original francés de Blue Father "Let's Funk Tonight - It's love", una banda de electro-soul ochentero. Últimamente me interesa la música Industrial y el Not Disco. De todas maneras, en estos momentos estoy centrado en coleccionar cámaras de fotos y libros de los fotógrafos más importantes del siglo XX.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
A lo largo de mi historia como coleccionista y dealer de vinilos he encontrado piezas muy interesantes, pero la joya de cualquier colección siempre esta por llegar, ¿no? Si tengo que quedarme con algo serían las maquetas que ha editado Beltza Records en vinilo de No "Ciudad Violenta" 7", Los Patos "Donosti ya huele" 10", Basura "Dando ostias sin parar" LP y el primer single que publicamos de Iskanbila, "Hay Q machacar". Estas son mis joyas y llevan el logo de Beltza en la galleta, que más puedo pedir.

¿Artwork y portadas favoritas?
Volveré a ser corporativista y las portadas de Roskow y David Navascues para los discos de Los Patos y Basura respectivamente me parecen fantásticas. Sin irme de mi propia ciudad citaré las maravillosas y fundamentales ilustraciones de Ivan Zulueta para Vainica Doble. Cruzando la muga de Gipuzkoa me quedo con la portada del Anti-Todo de Eskorbuto.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Tema complicado y engorroso de tratar. Yo que sé, estoy esperando el tratado sobre el tema by Kiko Amat, seguro que nos dará las claves para entretenernos en tan aburrido menester. Yo decidí hace mucho tiempo que el alfabeto occidental formaba parte de mi cultura, pero hace años que ordenar mis colecciones me dejó de parecer un entretenimiento y se ha convertido en trabajo muy mal remunerado. Ahora acumulo sin ordenar.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Ni idea. Demasiados para el espacio del que dispongo y muy pocos para los que me gustaría acumular. Y con muchas ganas de que llegue ese feliz día de optar únicamente por mi trabajo y ser capaz de no repetir nunca más la frase que me lleva torturando desde hace 18 años: "Este disco para mi". Espero que llegue antes de que cierre Beltza Records, luego servirá para poco.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
BELTZA RECORDS.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Mi historia esta plagada de triunfos y errores. Sobre triunfos y victorias en los campos de batalla que sea la propia historia la que hable de ellos, pues muchos de esos discos descansan en las mejores colecciones nacionales e internacionales. En cuanto a errores, no dejaré de llorar por el primer single de Eskorbuto "Mucha policia, poca diversión" para Spansuls, vendido por cuatro duros a mis enemigos. Historias de viajes en busca de vinilos tengo cientos, pero necesito un escritor profesional que me las escriba.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Ha cambiado mi perspectiva como dealer, porque esto es una ruina. Como coleccionista casi nada, sigo buscando físicamente la droga que necesito. Intelectualmente necesito viajar e ir a buscar discos por ahí, es la única excusa que encuentro para poder hacerlo.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
He dejado de airear mi colección como DJ hace cosa de un año y nunca hubiera pensado que diría esto, pero es verdad: ¡Estoy encantado! En realidad me dejaron de llamar, y en ese periodo de pensar "¿Qué cojones esta pasando aquí?" decidí dejarlo definitivamente y hacer apariciones mega-raras de pascuas a ramos. El finde que viene pincho en el homenaje donostiarra a Poch, ¡Por las Virgenes Sangrantes hago lo que sea, kolega! En la radio durante muchos años [Egin Irratia] y en la universidad durante dos cursos he difundido la cultura popular contemporánea.

(Luís "Beltza" es el dueño y fundador de la mítica de tienda de discos donostiarra del mismo nombre, desde donde ha formado a varias generaciones de fans disqueros. Tambien es fotógrafo, ex-fanzinero, reportero gráfico no remunerado en eventos soul, fan del Rock Radical Vasco y DJ ocasional)

15 de set. 2008

Coleccionista #5: Miqui Puig


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Según los recuerdos el single de Umberto Tozzi de "Gloria" con alguna propina de la abuela y "La magia de l'estudiant" de Sisa en un puesto del partido comunista que ponían el día de Sant Jordi en mi pueblo. Los dos son claros ejemplos de la locura musical de mis gustos dispares, eso que los enterados llaman "eclecticismo"

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
La ultima locura fue adquirir el 12" de New Buildings de Barcelona, fue mi regalo de 40 cumpleaños. Una portada mítica que tenía en la cabeza y que recordaba estar en la colección privada de mi amigo el diseñador Joan Manel Jubany, cuando llegué a casa era vinilo amarillo y tenia un póster original del Zeleste antiguo donde nunca llegué a estar. Me costó una pasta, pero en Wah-Wah se apiadaron de mí. Ahora me ha dado por coleccionar new-wave y post-punk de nuevo.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Los caros no, pero singles promocionales de la Motown en castellano que el dueño de Lecturas donó amablemente a la emisora municipal después de una criba selectiva por parte de unos cuantos entusiastas locales comandados por servidor (que era el mayor). Mi disco favorito es el recopilatorio Acid Traxx y el Casa Doce de BB Sin Sed en 12” LP. Con single promocional incluido.

¿Artwork y portadas favoritas?
La portadas de la Kent y de algunos discos raros brasileños que ni siquiera salen en las enciclopedias, y sobre todo por esos ataques de pubertad la portada del Buen Ser-Vicio de los Desechables.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Por países, por sellos, por estilos, en cajas, por singles, en montones caóticos a la espera de un nuevo despacho donde ponerlos, pero creo que es una excusa que ya no cuela.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Hace tres años, en el ultimo recuento, estaba sobre los 6000 incluidos CDs, demasiados según mi madre y mi mujer.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
En la pubertad el peluquero convertido a disquero Sylveri nos dio tardes de alegrías intensas en Granollers (allí solíamos comprar Los Sencillos y amigos), ahora rastreo y me arrodillo ante cubetas de vinilo por donde sea. Pero CD Drome y Wah-Wah son mis destinos fijos. Las demás las visito a menudo y Paco -mi dealer- me deja manosear montones de cajas cada vez que compra una partida. Adoro las tiendas de cambio en Londres y las tiendas italianas regentadas por punk-psychobillies.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Una vez en la estafeta de correos de mi pueblo, después de años sin ver a Albert Masferrer (aka DJ Kosmos), los dos recogíamos un paquete de vinilos de la mítica tienda de venta por correo Del Sur, y al abrirlos teníamos siete referencias iguales. ¿Casualidades? Puede.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Apenas compro en Ebay, me emociona más encontrar el Mestizo de Joe Bataan entre un montón de discos a 1 euro o que Luigi Imperiales me regale dos piezas de bossanova primigenia que encontró en Berlín.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Creo que lo hago desde que empecé a coleccionar; y ya sé que suena a tópico pero yo era el que pinchaba en las fiestas del cole. Ahora por culpa de los viajes he reducido todo solo a 7" y CDs grabados para que las joyas y perlas se queden en casa.


(Miqui Puig es pinchadiscos, músico, ex-líder de Los Sencillos, TV personality y refinado miembro de la masonería ex-mod. Siguen encantándole The Style Council y aún vive en el extrarradio)

10 de set. 2008

Coleccionista #4: Paco Pascual



¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Pues tenía 15 años, y fue el de Quadrophenia, la ópera rock, no la banda sonora. Y esa fue mi perdición. Desde entonces hasta ahora, he tenido épocas en las que he comprado más o menos discos, pero no he parado en ningún momento.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
El último ha sido An England Story, el recopilatorio que han sacado los de soul jazz de dancehall y grime. Ahora mismo en lo que estoy más centrado es en el 70´s soul y el disco, pero es que tampoco sigo una línea así, muy definida. Por ejemplo, me molan mucho todas las reediciones en 7” que están sacando de temas súper caros de northern soul (que nunca me compraré, no por no encontrarlos, si no por que ya no estoy dispuesto a gastarme dinerales en singles), o cosas de hip hop.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Creo que el descubrimiento que más me mola es la cara B de un disco de Al De Lory, que compré por un tema de r´n´b que viene en la cara A y que se llama "Right On". Resulta que despues de 2 o 3 años, me doy cuenta de que en la cara B el artista es Al De Lory & Mandingo, y el tema es "Jesús Cristo". Es una especie de bizarrada funk que tiene un comienzo como de espiritual cutre, pero que desarrolla en un tema crudo muy bailongo de funk. Lo he pinchado, la gente reacciona, pero nadie se sorprende especialmente. No sé, a mi me hace mucha gracia el tema.
Y sin lugar a dudas la que considero la joya de mi colección es el disco de Hipster Image, “Make Her Mine”. Que encontré de chiripa en una tienda de Londres a la que solía ir cada dos semanas. El tipo me vendió la copia, que estaba en mint condition, por 40 libras, a sabiendas que en aquel momento no se pagaban menos de 100. Un tipejo honesto, todo hay que decirlo. La tienda cerró hará ya por lo menos 8 años o así.

¿Artwork y portadas favoritas?
No por el diseño en sí, sino por lo que significaron en su momento y significan ahora, todos los discos de los Jam.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Ahora mismo de ninguna manera, por que desde que me mudé de casa no he tenido tiempo de ordenarla. Pero cuando la he tenido o cuando la ordene, sin lugar a dudas por estilos musicales. Odio el orden alfabético, no entiendo como hay tiendas que llevan vendiendo discos 15 años y todavía utilizan el sistema más chungo de ordenar discos. Además, cuando en una tienda los discos están por estilos, siempre te encuentras cosas graciosas, como la manía que tiene el de La Metralleta de Madrid de poner a Jimmy Cliff en el cajón del soul y cosas así.

¿Sabes cuántos discos tienes?
Pues debo de tener unos 1500 LPs y unos 700 singles. Los CDs no los cuento, ya que no lo considero un formato que se merezca ser contado como colección, de hecho entre un CD y el mismo disco en MP3, me quedo con el MP3, ya que no tengo que soportar la cajica de mierda. Además el 90% de los CDs que tengo los he conseguido de promo, por temas de curro y tal. Recuerdo que cuando dejé la discográfica me deshice de unos 600 CDs que tenía que en casa que lo único que hacían era dar por saco.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Ahora mismo la única que hay en Madrid en la que cada vez que voy me llevo algo, Up Beat Records. Lo bueno es que siendo una tienda que desde fuera parece que es sólo para mods y skins, tienen mogollón de cosas que en otras tiendas no traen, como el último vinilo que me he comprado, el recopilatorio de Soul Jazz. Y de segunda mano, me quedo con Recycled, una tienda a la que van a vender sus discos todos los DJs bakalas de Madrid, y que tiene una sección pequeñica de soul. De vez en cuando encuentro cosas interesantes, sobre todo cosas editadas hace poco, a buen precio. Además le dejo en depósito discos que no quiero, y conforme los vende, en lugar de pasta me los cambia por otros. La forma perfecta; no hay especulación ni engaño.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Creo que fue cuando compré el single del “Chills and fever” de Ronnie Love. Lo pillé en uno de los weekenders de northern soul de Cleethorpes, lo tenía un dealer que no tiene muy buena fama dentro del mundo del northern soul, no diré el nombre por que no viene al caso. Resulta que el tío tenía dos copias, una a 80 libras y otra a 40. Yo discretamente conseguí meter en la funda de 40 libras el vinilo del de 80 y viceversa, en aquel momento era uno de los discos que más buscaba. Cuando salgo victorioso del asunto con mi copia de 80 libras pagada a 40, me empiezo a rayar pensando en que ¿y si el tío este ha metido el disco de 80 en el de 40 para así vender el de 40 a 40 y el de 80 a 80? Pues me pegué un rataco dándole vueltas, y estuve a punto de volver para cambiar otra vez el disco de funda, sin que me viera, por que llegué a convencerme de que, de alguna manera, el dealer malo se había salido con la suya.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
No, porque no compro nunca en ebay, no me gusta nada, y lo peor de todo, ha hecho que esos comerciantes de vinilo que vendían discos chulísimos baratos, los suban de precio. Ahora vas al rastro a un puesto de mierda y ves un disco que quieres a 18 euros y, cuando intentas regatear, el tio (que suele ser un viejales aficionado a la copla) te dice que en Ebay vale 30 euros. Claro que yo siempre les digo lo que mi amigo Pedro Galiano suele decir, “pues qué haces que no lo estás vendiendo en Ebay”. También creo que ha favorecido mucho los hypes. 3 gilipuertas forrados de pasta pagan 100 euros o más por un disco y ya toda la peña tiene que pagar ese dineral por ese disco. Es que me cae un poco gordo Ebay. En tiendas online sí que he comprado, pero tampoco me va mucho, tienen que ser discos que quiera muchísimo. Prefiero ver los discos, tocarlos, escucharlos en directo, etc.
¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Si, pincho una vez al mes en el club más desinhibido de madrid, el Juglar. Es pequeño, oscuro, no suena mal, te tratan bien, la gente mola, etc. Y luego pincho algunas veces a lo largo del año en otros sitios como el Junco, El Tempo, Katmandú o Marula Café. Aunque últimamente no me motiva mucho el pinchar dependiendo del sitio. Cada vez me gusta menos pinchar solo, siempre procuro pinchar con amigos, es más divertido.


(Paco Pascual se fue de Granada a Londres a comprar unos disquillos y acabó quedándose cinco años. Es diseñador de páginas web, promotor musical con Living in Confort y un viejo conocido en catacumbas northern soul, además de honorable mod 80's y DJ apasionado y acumulador de bambas)

9 de set. 2008

Coleccionista #3: Txarly Brown


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
El primero que pagué de mi propio dinero ganado trabajando fue el primer LP de los Smiths en febrero del 1984, tenía 17 años. De peque acompañaba a mi padre los sábados a discos Chupi (Badalona), una tienda preciosa decorada en plástico y goma negro y naranja con telefonillos para oír los singles y trato personalizado, allí mi padre compraba jazz y easy setentero y me pagaba mis primeros discos, hablamos de 1974 aproximadamente, recuerdo el LP de "Viki el Vikingo" y cosas por el estilo.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Lo último han sido unos singles de Ray Heredia, Latin Combo, Dolores Vargas que estoy pendiente de recibir. Ahora estoy acabando la colección de rumba catalana y empiezo con los derivados, al sur rumba flamenca y al norte rumbas con moog y ediciones extranjeras de clásicos (Peret, etc..).

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Tengo discos que valen pasta, de cuando coleccioné easy o jamaicana, pero valen más de lo que valen. Como joyas tengo test pressings de discos en los que he participado de manera activa como diseñador o colaborador. Uno de los que tardé más años en conseguir fue el Feel The Spirit de Prince Buster para descubrir que mi edición es la jamaicana y que en la inglesa hay dos temas distintos. A mí me costó hace 4 años 150 euros, y unos meses después a mi socio Quique (cantante de skatalá y collector de jamaicana) le regaló Pitu (el otro cantante de Skatalà) la edición inglesa. La había comprado a principios de los 80s en Discos Edisons por 100 pesetas. El tío que se lo vendió fue DJ Ragnampiza, que se dio cuenta de que lo estaba vendiendo sin haber revisado la caja que alguien le había traído de segunda mano; por supuesto, rabió por no haberse dado cuenta. Total, lo tengo grabado, tengo una portada de esa edición vacía, pero sigo sin tenerlo...
Otra joya es el primer EP de Peret, el 7" desplegable de EMI de 1963. Tengo una copia mint que me costo apenas 10 €. La suerte es que no pone su nombre en la portada, solo en el interior, y encima al abrirse la carpeta se levanta un recortable superfreak de pareja flamenquita bailando... El primer LP de los Amaya en EMI es una obra maestra, también se cotiza mucho, pero es fácil cazar copias en los Encantes. El que es flipante es el Rabbit Rumba de Josep Cunill, la última copia la pilló en Ebay un tal arroces1000 por 145 dolares, no está mal para un LP español de rumbas de 1974. Yo encontré una copia mint en una feria por 30 €, Jordi Segura "Zeta" de Wah Wah consiguió los derechos, la ha remasterizado Dennis Blakman y la reedición está al caer. Suena mejor que el original...

¿Artwork y portadas favoritas?
Las 40 primeras referencias de Mo Wax', los primeros de Talkin' Loud, aunque eran refritos de Blue Note. Las del sello Go Feet (80's)...
¿Cómo tienes ordenada tu colección?
En casa por estilos, jamaicana; ska, reggae , mento y calypso, easy listening, brasileña, latina, hip hop, acid jazz., trip hop, soul y disco, house, techno, jungle, breakbeat, cut'n'paste, efectos de sonido. En la oficina sólo rumbas y discos con portada hecha por mí.
¿Sabes cuántos discos tienes?
Vinilos, en casa aproximadamente 3.000 y en la oficina 500 (formato 30 cm). Y unos 800 singles en total. Nunca los he contado ni listado, me marea.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Wah Wah en bcn, Beltza en Donosti, Ama en Madrid, Don Cecilio en Sevilla...

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Urf... hay miles. La vida del cazador esta plagada de trampas y anécdotas, de comisionistas y de gente que puja sólo porque yo pujo. En una subasta de internet resultó que tres de los que pujábamos nos conocíamos pero utilizábamos otro nick... Robos no conozco, sólo cuando los afectados son amigos, y entonces me da por saco. Errores muchos; ahora compro a saco por internet muchos discos que luego son un ponzoñón, sobretodo con el bizarrismo spanish, bajo títulos apasionantes hay muchísima basura. Hasta he soñado a veces que encontraba un disco y al darme cuenta de que era un sueño, intentaba llegar a casa, dejar el disco bajo la cama, acostarme y cuando me despertase que el disco estuviera allí... Ja, ja... Qué absurdo. Nunca me he sentido timado ya que el valor a la música se lo pones tú. A mi no me cuesta pagar por música, pero no soy fetichista en exceso, sólo si está justificado.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
No, es como si te abren la puerta de una tienda gigante, y lo que te separa del disco es un buscador. Es como la frase mágica que te lleva a no dormir sólo cuando estás soltero. En internet pasa lo mismo, si no sabes la frase no pillas. Y para vender también hace falta ser muy puta, hay descripciones que acojonan.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Si, nunca he sido un egoísta. Lo único que no hago es dejar discos, una vez dejé el Interstellar Reggae de los Vulcans y nunca más lo volví a ver. Y yo no puedo dormir si tengo un disco prestado en casa. Cada uno le da el valor a las cosas que cree que tienen, para mí el respeto no tiene precio.

(Txarly Brown es diseñador gráfico, DJ, agitador clubista y reputado coleccionista / recopilador de jamaicana, rumba-soul y otros géneros bailongos, además de orgulloso ex-rude boy 80's)