30 d’abr. 2008

Jóvenes con trompetas (pero sin antorchas); entrevista a The Rumble Strips

Como A.J. Weberman, rebuscamos en la basura de otros. Weberman era la persona excepcionalmente loca que fundó el Dylan Liberation Front “para salvar a Dylan de sí mismo”, y se autoerigió como Dylanólogo #1, asegurando que era él quien conocía el significado real de las canciones (contradiciendo de manera estrepitosa las –escuetas- explicaciones del autor). Weberman, célebremente, acabó retractándose publicamente por pesao, stalker y por hurgar en el cubo de la basura de Dylan. No metafóricamente, sino metiendo las manos en su inmundicia. Mmmm.
En cualquier caso, hoy en día hay –ólogos de casi todos los grupos, así que tarde o temprano a alguien le iba a tocar ser Dexysólogo. El señor que hace la autopsia a Dexys Midnight Runners, y como un auténtico demente se atreve a señalar a los afortunados mortales que merecen ser herederos de su corona de mosqueo, soul y ropa semi- ridícula. Ese señor es el que les habla, me temo. Presidente y único miembro del Dexys Liberation Front.
Así, parecía que The Rumble Strips, el cuarteto de Tavistock (Devon, UK) iban a llevar la antorcha, si me permiten una frase hecha del northern soul. Cuatro mendas con porte de desempleo, afición al pop-con-trompetas, referencias pandilleras y un cantante con voz de choto castrado, recientemente fichados por multinacional y con álbum –Girls and weather, Island 2007- escalando las listas. Desde la oficina del DLF les íbamos a dar el premio anual, pero antes decidimos hacerles unas preguntas. Para nuestros archivos, ¿saben? Y suerte que lo hicimos, caramba.
Llamamos por teléfono para hablar con su Comandante, y empezamos bien, mal.

Vaya. Tú no eres Charlie.
No. Soy Tom, el bajista.
No te ofendas, pero es que quería hablar con Charlie. Porque las canciones las hace él, ¿no?
No me ofendo. Charlie viene con la canción básica, sí. Al ser el cantante, piensa la mayoría de las melodías. Henry, por otra parte, cada vez escribe más. Y yo y Matt colaboramos en los arreglos. Es todo bastante democrático, Charlie no lleva el grupo con mano de acero.
Eso que dices me viene de perillas para hacerte la pregunta de Dexy’s Midnight Runners. Porque Dexys, con quien os comparan a menudo, sí operaban bajo el régimen dictatorial de una persona: Kevin Rowland.
Bueno, Dexys eran tanta gente que entraba y salía que al final siempre acababa quedando Kevin y otro tío. De este modo fue capaz de desarrollar su propia y única visión.
Bueno, la gente entraba y salía porque él los echaba. No porque fuese jornada de puertas abiertas.
Ya. Bueno, nosotros no trabajamos así.
Entonces, ¿la influencia de Dexys es pretendida o no?
No. Los cuatro llevamos tocando juntos desde hace muchos años. Charlie y yo desde que éramos niños. A los 11 estábamos juntos en un grupo del club social al que pertenecíamos, y que llevaba el padre de Henry. Por cierto, que echó a Charlie por no tomárselo en serio. Luego Tom y Henry estuvieron en un grupo que era medio ska, medio Talking Heads. Charlie y yo teníamos otro que se llamaba The Action Heroes. No tocábamos muy bien, así que lo disimulábamos disfrazándonos con ropa de nuestros abuelos. (Aquí sigue durante varios minutos la biografía detallada de cada grupo, cómo se reunieron, los menús de cada pub donde comieron y distancias entre pueblos. Cuando mi atención aterriza, The Rumble Strips ya están formados). Cuando añadimos sección de metal en las canciones empezaron a sonar Dexys.
La voz aguda de Charlie ayuda. Es difícil creer que no sea un esfuerzo consciente para sonar Rowlandiano.
A mí me suena más a Adam Ant, la verdad.
Una última diferencia con Dexys, y ya dejamos esto, es que vuestra temática lírica es mucho menos torturada o inflamatoria. Es más good time music.
Bueno, canciones como “Alarm clock” o “Motorcycle” quizás suenan superficiales, pero puedes buscarles el sentido que quieras. Las letras de Charlie son de una simplicidad casi poética. Siempre busca mantenerlas simples, sin demasiadas capas.
Bueno, la música pop debería ser siempre así. Tres minutos intensos.
Sí. No somos progresivos, eso seguro.
Antes mencionabas que en grupos anteriores os disfrazabais, pero en las fotos de Rumble Strips parecéis cuatro tipos que se estan tomando un respiro a medio descargar un camión de tomates. ¿Esto es algo buscado, o no?
Al principio queríamos ir elegantes, pero cuando íbamos a Londres se notaba mucho que éramos de pueblo. Nuestro look inicial era una reacción contra los grupos de guitarras de los 90, a los que se veía muy preocupados por la imagen. Queríamos ser normales, y llevábamos ropa de calle. Pero personalmente me gustan los grupos que visten de una manera particular: Devo, Kraftwerk...
Bueno, ahora que os estáis haciendo famosos podéis empezar a haceros trajes de satén rosa a lo Rod Stewart (etapa Faces).
Bueno, yo me uní a Rumble Strips justo después de que ficharan por Island, así que no he visto una gran diferencia. La cosa no ha explotado a lo bestia y, además, hemos estado tocando tan a menudo, que no nos hemos dado cuenta de si había presión o no.
No se si me lo invento, pero a mí me sonáis un poco a Violent Femmes. El tempo sincopado a veces, la acústica de raíz rockabilly...
¿Quién?
Violent Femmes.
Ah (Obviamente nunca ha oído hablar del grupo) No nos habían comparado a ellos, todavía. Si hay un grupo que nos guste a los cuatro de forma colectiva, son Gorky’s Zygotic Minci. No buscamos imitarles, pero si hacemos algo que suena vagamente a ellos ya nos está bien. Lou Reed también; Transformer fue muy grande para nosotros. Y Adam Ant, por el show.
Aparentemente sois bastante amigachos de los Young Knives.
La primera vez que fuimos de gira fue con ellos, y fue GRANDE. Tenemos bagajes muy similares, los dos hemos crecido alejados de las escenas y de Londres, de manera que hemos desarrollado estilos ligeramente raros.
Creo que una de las decisiones más acertadas que habéis tomado es versionear “Boys are back in town”, una canción que –como el “Satisfaction” hasta que la pilló por banda Otis Redding- estaba pidiendo a gritos el tratamiento Stax. Además la letra os da un aire de gang que encaja.
Bueno, nuestro tour manager es super-fan de Thin Lizzy, así que habíamos estado escuchando cada día en la carretera el Jailbreak. Por eso la grabamos.
(Suspiro).

Kiko Amat

(Otra entrevista con algo de Dexyana, ésta publicada originalmente en la revista Rockdelux de marzo del 2008)

Colosos en llamas (entrevista a Lucky Soul)

Lucky Soul son un grupo de soul sin gafas. Cuando digo sin gafas quiero decir: soul emocional, que no viene del empollar, ni del haberle sacado el ADN a cada single de Curtom, Scepter, Wand, para luego replicarlos sin estremecimientos. “El soul sólo puede ser honesto”, ya lo sabemos, y Lucky Soul lo son. Honestos, quiero decir. El disco que han creado no es un artilugio de revival ni nostalgia, básicamente porque ambas cosas solo pueden llevar a culs de sac. No, The great unwanted (Elefant, 2007) viene de los únicos sitios de donde puede salir el soul: de la culpa, de la necesidad de redención y compasión, de la búsqueda de una fortaleza que, como frágiles humanos a la deriva que somos, se antoja cada vez más recóndita. Eso les hace acreedores del título soul.
Pero claro, como veremos más abajo, Lucky Soul son más cosas. Son extraordinariamente pop, y su peroxidada cantante y sus trajes negros van a hacer que la palabra Blondie esté en todos los labios. Y lo cierto es que algo de Blondie tienen (ver “One kiss don’t make a summer”). Pero hay más: La maestría al jugar con el lenguaje que exhibe su líder Andrew Laidlaw le asemeja (en pequeño) a grandes letristas como Stuart Murdoch o Robert Forster. La facilidad para el himno ardiente es, sin duda, puro Dexy’s Midnight Runners. Es fácil verlo en “The great unwanted” o en “The Towering inferno”, donde incluso canta “Well I say: Let it burn! Let it burn!” como una mezcla de Kevin Rowland y la Angry Brigade. Lucky Soul, desde Greenwich, quinteto de pop con alma desde el año 2004, acaban de sacar el que será uno de los debuts de este 2007, lleno de hits espirituales y confesiones llameantes. Y al habla tenemos a su director religioso, Andrew Laidlaw.

¿Busca Lucky Soul exactamente el sonido que tiene o es una más de esos gloriosos quiero-y-no-puedo-y-me-sale-algo-distinto que tantas veces han iluminado el pop? O sea, ¿Queríais hacer puro soul y os ha salido esto?
(Se ríe) Nuestro sonido es la suma de nuestras influencias. No tiene sentido buscar la completa autenticidad que pediría un fan del soul. Aunque toda nuestra música tiene algo de soul (sixties soul, grupos de chicas, blue eyed soul...) no es como si soñáramos en sonar a puro soul de los sesenta. Somos tipos blancos de Londres, después de todo.
Hablando de soul fans, ¿Tenéis algún tipo de contacto con la escena soul-northern de Inglaterra? Generalmente es un mundo hermético e impermeable; ésa es una de sus virtudes, de hecho.
La escena soul en Inglaterra, como sabes, es demasiado exclusivista y radicalmente purista. Hemos llegado a tocar en noches soul y mod pero la cosa no fue muy bien; son demasiado revivalistas. Aunque nos gustan muchos de sus discos, no aspiramos a ser aceptados en esas escenas, la verdad.
Tiene gracia, pero eso mismo les pasó a Comet Gain en sus inicios. Intentaban tocar en noches mod junto a The Clique y grupos así, y era un completo desastre.
A mí todo aquello me puso tan furioso que acabé haciendo una canción sobre el tema. “Ain’t never been cool” va de una mod night en la que tocamos, del espantoso silencio que había en la sala entre canción y canción. Es un himno contra el elitismo. Para mí, todo el mundo debería poder involucrarse en la música.
En Lucky Soul, sin embargo, subyace una cierta sensibilidad mod. La mezcla de pop y soul con voz femenina me recuerda mucho, sin ir más lejos, a Makin’ Time.
Otra influencia obvia que la prensa nunca menciona son The Style Council.
Claro. ¿Y Dexys?
(Levantando la voz) ¡Por supuesto! Como Dexys, música que es de su tiempo pero que mira hacia el pasado en busca de cimientos. Como ellos, buscamos recuperar algo y hacerlo nuestro mediante fe y excitación. Creo que el término soul implica básicamente hacer cosas con pasión; no tiene nada que ver con el sitio del que vienes.
Quizás vuestro acercamiento al soul armados de herramientas pop tiene también algo de herencia indie escocesa; desde Orange Juice y Postcard Records a los Belle & Sebastian del “Dirty dream number Two”.
Belle & Sebastian son una gran influencia. Estuve viviendo durante una época en Glasgow, y alguien me dijo que si me gustaban los Smiths, me gustarían B&S. Al principio no los pillaba, no pillé Tigermilk, pero con el tiempo me hice fan. Sus letras son increíblemente buenas, y además tienen un poderoso espíritu soul. Algunos les llaman twee, pero B&S son puro soul.
Veo que dedicáis el disco a Ian Watson y a su How Does It Feel To Be Loved, el club bandera del pop underground londinense.
Ese club es grande. Fueron los primeros que nos adoptaron y se encariñaron con nosotros. Fue un alivio, porque lo cierto es que algunos clubs indie pueden ser peores en términos de elitismo que los clubs mod. En How Does It Feel, pero, todo se hace por las razones correctas.
Algún desinformado habrá ya intentado por algunos referentes (voz femenina, girl groups y sixties soul) emparentaros con las Pipettes. Un grupo que, en mi opinión y por el momento, es mucho pastiche y poca emoción.
Nos gustan las Pipettes pero creo que, a diferencia de ellas, nosotros no somos nada pastiche. Aunque muy buenas en directo, son distintas a nosotros. Los suyo es pura música pop, aunque no estoy muy seguro de que contenga demasiados elementos para romperte el corazón.
¿Veis entonces en el horizonte a alguna banda que comparta principios y direcciones con vosotros?
Hay un grupo sueco que se llama Napoleon, y que está en nuestra misma longitud de onda. Creo que te encantarían. Tienen un gran deje soul 80’s, y mucha pasión. Irene también están bien, y también son suecos.
Otro indicador del tipo de grupo que sóis es el hecho que, como en las Big Bands o muchos grupos de soul, Lucky Soul tiene un líder claro: Tú. Eso es un detalle de pop clásico que puede recordar tanto a Specials o Dexys como a Impressions. O Magnetic Fields.
Yo mando y yo diseño, pero no es una dictadura total. Los otros miembros son muy libres de hacer sugerencias y opinar sobre la calidad de las canciones. Por otro lado, creo que si nadie lidera puedes terminar navegando en círculos, como un barco sin timón. Yo soy el que tiene una visión, y estoy preparado para luchar por ella.
Esas palabras suenan peligrosamente a Kevin Rowland.
¿Si? Vaya. Espero no acabar llevando vestidos de mujer.

Kiko Amat

(Entrevista publicada originalmente en la revista Rockdelux del mayo del 2007 que por descuido no se colgó en esta página)

21 d’abr. 2008

Miguel Amorós: "Aviso del mal tiempo"

Uri Amat
Recorto y pego este iluminador artículo del clarividente Miguel Amorós, que he sacado de Osmosis (http://caosmosis.acracia.net/):

"La intención que subyace en mis escritos destinados al debate ha sido señalar los cambios y trasformaciones sociales significativos ocurridos en los últimos veinticinco años, a fin de propiciar el planteamiento de una acción coherente contra la opresión, es decir, el desarrollo de un pensamiento estratégico. Desde hace más o menos veinte años se viene haciendo historia universal a lo bruto, y aún así no nos enteramos.

Nos faltan conceptos con los que captar lo sucedido. Las viejas ideologías han agotado sus posibilidades como herramienta de interpretación y de orientación. Ocurre como con todas las cosas sometidas al envejecimiento y la contaminación: pierden solidez y seriedad y lo ambiguo pasa a ocupar en ellas el lugar de lo auténtico. Las nuevas son sin embargo un pálido simulacro de las anteriores: ecologismo, ciudadanismo, negrismo, insurreccionalismo... reflejando la degradación extrema de la protesta y de las ideas que la acompañan.

La separación existente entre los individuos y el resultado de su trabajo no ha dejado de crecer, y mediante el desarrollo tecnológico ha pasado de ser el signo de la esclavitud material a ser el de la catástrofe esclavizadora. Pues la característica principal de esta sociedad es su inmersión en la tecnología. Todas las demás son consecuencia de ello: la mundialización económica, la mercantilización de la vida en todos sus aspectos, el control social absoluto, la expansión del transporte y de las comunicaciones, la ruina de las ciudades, la destrucción del territorio, la aparición de las masas, el totalitarismo político.

La clase dirigente sufre los cambios y evoluciona hacia una casta ejecutiva vertical, casi invisible y de extrema movilidad. El resto de las clases se disuelve en un conglomerado amorfo, sin identidad ni conciencia de sí, las masas. Las masas no constituyen un sujeto histórico, son simplemente el vertedero de todas las clases. Actúan conforme a impulsos o a directrices emanadas del exterior. Los movimientos de masas pueden llegar incluso a forjar órganos de democracia directa como asambleas y coordinadoras, pero no sabe utilizarlas como corresponde; a menudo sirven para fines contrarios. No son capaces de captar el carácter absoluto de la contradicción entre su desposesión y el acaparamiento de la decisión por los dirigentes. En esas condiciones los conflictos que ese antagonismo reprimido no cesa de provocar transcurren en el terreno mismo de la dominación, sin llegar a cuestionarla, aunque se apoyen en mecanismos asamblearios.

El crecimiento incontrolable y el peligro constante de desintegración no permiten un reparto serio de tareas e impiden cristalizar un idea común. Así, la dominación se impone como el menor de los males, la única salida posible, y las luchas han de componer con los que deciden, o con quienes los representan. No obstante, la disolución de las clases y la atomización paralela de los individuos es un proceso que nunca acaba del todo. Tras el reflujo inevitable de los movimientos de masas puede que sobrevivan colectivos y que estos se involucren en problemas más cercanos. A pequeña escala un conflicto puede generar conciencia social y la conciencia forjar lazos comunitarios.

La lucha puede escapar al aislamiento federándose con otras luchas locales y manteniendo un estado de ánimo adecuado donde cristalice la cuestión social. Dichas luchas surgen lejos de las fábricas pero dentro de la fábrica global en que se ha convertido la sociedad; son por consiguiente necesariamente antidesarrollistas: contra las centrales nucleares, contra los alimentos y cultivos transgénicos, contra el Tren de Alta Velocidad, los parques eólicos, las incineradoras, las líneas de alta tensión, las autopistas, los trasvases y pantanos, las urbanizaciones, los puertos deportivos y los campos de golf, etc.; en resumen, contra toda la maquinaria de guerra del totalitarismo dominante.

He denunciado los seudo movimientos que buscan la integración en el sistema dominante, me he asombrado de la imbecilidad narcisista que caracteriza a los militantes e ideólogos y he criticado el activismo sin ideas que consume todas sus energías en enfrentamientos epidérmicos. No vivimos bajo un régimen democrático burgués sino bajo un régimen totalitario con apariencias democráticas. En un disimulado estado de excepción. Esa distinción es fundamental para encarar el problema de la acción. Quienes aceptan las instituciones no practican un reformismo cualquiera, trabajan directamente para la dominación. Nada desde dentro, todo desde fuera. Pero tampoco basta con un rechazo institucional por violento que sea. La posición negativa camina en círculo. La conciencia no puede ser soslayada.

Decía Guicciardini en una de sus máximas que “la ignorancia, no teniendo ni fines ni reglas ni medida, procede furiosamente y da palos de ciego”. No basta con lo que no se quiere; hay que saber qué se quiere. Si se quiere construir una línea de resistencia contra el capitalismo la crítica social unitaria es tan necesaria como la inteligencia del momento. La ignorancia es contrarrevolucionaria. Los nuevos procedimientos de la opresión como por ejemplo la exclusión, la motorización, la adicción al consumo, la suburbanización, etc., se han desenvuelto con pocos problemas gracias a los sindicatos, a las asociaciones cívicas, a las ONGs, a los partidos, a las plataformas, a los expertos, es decir, a los intermediarios. La supresión completa de ellos será la mejor garantía de éxito, aún en caso de derrota. Por otra parte, la nueva sociedad a construir no puede nacer de la apropiación del sistema productivo sino de su desmantelamiento. Eso significa desurbanización, artesanía, campesinado, lentitud, deriva, vida en común, fin de la política y de cualquier especialización, liberación del deseo...

Cambio radical en la forma de relacionarse con la naturaleza, cambio pues en la forma de vivir. Economía del potlach; don en lugar de intercambio. Municipalización del suelo; autogestión territorial. Nueva sociedad a la medida del hombre, basada en relaciones directas, sin mediaciones, sin Mercado, sin Estado."

16 d’abr. 2008

Joseph Pujol, el "petòman"

Pet embotellat de Joseph Pujol, a l'American Dime Museum de Baltimore





Uri Amat

Jo (com molts dels meus compatriotes) sempre he sigut bastant escatològic, per aixó m'ha fet molta gracia i empatia descobrir a aquest artista que va fer furor al Moulin Rouge de París a cavall dels segles XIX i XX, Joseph Pujol "Le Petomane", del que s'acaba de publicar una biografia. A continuació copio i enganxo el complert article que ha sortit a Vilaweb sobre el tema. A veure si algú em regala el llibre per Sant Jordi, eh?.


Joseph Pujol, un artista per a 'petar-se' de riure
Diuen que una vegada el crític d'art Robert Hughes va demanar a Salvador Dalí qui era l'artista més absolutament modern. La resposta van ser dues paraules misterioses: Joseph Pujol. Aquest nom de clara reminiscència catalana, increïblement, continua essent un misteri als Països Catalans, malgrat que ara fa un segle va ser l'estrella indiscutible de la Belle Époque parisenca amb un espectacle fora de sèrie al mític teatre de varietats Moulin Rouge, regentat aleshores per l'emprenedor reusenc Josep Oller.

Pujol, fill de pares mataronins emigrats a Marsella, tenia el do de controlar a voluntat l'esfínter i produir tota mena de sons rectals. El Petòman, com era conegut artísticament, 'va saber, a cavall dels segles XIX i XX, elevar les ventositats al rang de les arts escèniques, talment el teatre, el cant i la música, i fins i tot la poesia', en paraules de l'antropòleg Adrià Pujol Cruells, autor del primer llibre en català que honora la memòria d'aquest 'expatriat consanguini': Joseph Pujol, el Petòman (CCG Edicions, 2008: fragment d'un capítol en pdf).


En el seu variat repertori artístic, tocava amb pets la Marsellesa, imitava les ventositats de tots els estaments socials, absorbia dos litres d'aigua i, per tancar l'espectacle, apagava espelmes a distància d'una ventada. Aquesta biografia, que s'obre amb una aproximació antropològica del pet en una societat tan escatofílica com la nostra, vol reivindicar la figura del Petòman als Països Catalans, tal com els periodistes Jean Nohain i François Caradec van fer amb uns quants llibres a França a partir de la dècada de 1960, en observar 'que els colons del refinament francès havien obviat el còlon d'un dels fills de la pàtria'.

És gràcies a aquests dos redescobridors de Joseph Pujol, que almenys fora del nostre país és una figura àmpliament reconeguda de l'espectacle. N'hi ha films, com Le Petomane (protagonitzat per l'actor anglès Leonard Rossiter) i Le Petomane: Parti Avec le Vent, de Steve Ochs (amb MySpace inclòs); documentals com Le Petomane: Fin de siècle fartiste, d'Igor Vamos; musicals d'èxit a Broadway com The Fartiste (i companyies de teatre amb el seu nom); té cançons dedicades; a l'American Dime Museum de Baltimore se'n guardava un pet embotellat (que es va subhastar fa un any, juntament amb la resta de relíquies exposades, pel tancament del museu); té un carrer a Marsella i, és clar, té imitadors contemporanis com Mr. Methane, prolífic a YouTube i amb un amplíssim coneixement de la xarxa més flatulenta.

En contrast amb aquest reconeixement internacional, al nostre país Joseph Pujol no té actualment ni entrada a l'Enciclopèdia. Com a molt, el trobem breument esmentat a la Viquipèdia i apareix a l'Enciclopèdia Logico-fobista de la Música Catalana de Pascal Comelade: 'El Petòman. Aquest artista marsellès d'origen català, Josep Pujol i Mauri, va ser vedette del Moulin Rouge de París, cap al 1892, amb un sorprenent número de petomania. Després d'algunes imitacions i d'interpretacions de cançons cèlebres de l'època (també feia 'La Marsellesa' o 'El Cant de la Senyera'), tocava la flauta tot fumant un cigarret. Va gravar un disc. L'erudit francès F. Caradec (especialista en Raymond Roussel) li ha dedicat una obra. Dalí també ha tocat el tema moltes vegades. Una aproximació fonètica possible de Ludwig Van Beethoven, en francès, és 'La Big Band Petomane'. Sorprenent.'

Per mirar de posar remei al desconeixement de Pujol a la terra dels seus pares, Adrià Pujol no s'està de demanar beques i ajudes institucionals per a la investigació i difusió 'd'una persona meravellosa, un gran còmic i un home senzill i alegre, amant del bon viure i de fer riure', que 'mai, en cap circumstància, no havia mostrat enveja o ambició desmesurada, a pesar dels seus èxits internacionals i del seu origen català'. Gens pedant, vaja...

Però l'autor, amb aquesta biografia, vol anar més enllà del Petòman i reivindicar, també, les catorze flatulències que deixem anar cada dia de mitjana. Per Adrià Pujol, ha arribat l'hora de posar fi al 'perpetu estat de setge' que vivim 'els catalans flatulents'.

15 d’abr. 2008

Stuart Christie y la CNT "on film"


"I read a book by Stuart Christie who went to Spain to change our history"
Comet Gain

Stuart Christie
, el popular anarquista escocés que estuvo preso en España durante años al ser detenido cuando planeaba asesinar a Franco, no sólo hizo eso para luego pasarse al Partido Laborista a pasar sus años de vejez viviendo como un señor a costa de la clase trabajadora. No, Stuart Christie es el típico anarquista irreductible de los que ya no quedan, como podeis ver en esta entrevista.
Aparte de su editorial Christie Books, desde la cual edita múltiples libros sobre anarquismo y sus ya famosos libros autobiográficos "Franco me hizo terrorista" o "My granny made me an anarchist", ahora cuenta con una página web en la cual, aparte de otras cosas interesantes, están colgados unos documentales bastante curiosos que produjo el sindicato CNT durante la guerra civil. Entre 1936 i 1937 la CNT grabó unos 60 documentales desde la productora autogestionada S.I.E. Films. (Ver más info aquí). También se pueden ver aquí.
Uri Amat

4 d’abr. 2008

Un (avieso) dandy entre basura

Novela Las andanzas de un marchante de arte archi-snob, hedonista e inmoral implicado en una conspiración internacional JamesBondiana

Esto de tener un alter-ego literario es un jaleo. Aquí acaba éste, allí empieza aquel, pero no está tan claro, todo el mundo me confunde con mi protagonista, y al final uno termina como Johnny Weissmuller o el Antoniu de Poble Nou. Identificación total con El Otro. El caso de Kyril Bonfiglioli, autor de No me apuntes con eso, y su protagonista Charlie Mortdecai tiene también visos de alarmante intercambiabilidad.

Bonfiglioli (1929-1985) era un marchante de arte de Oxford mutado en novelista, un excéntrico señor con ojo finísimo para el arte, el morapio, las chicas frescas y la ropa linda. Charlie Mordecai es, a su vez, un amoral marchante de arte con más prejuicios de clase que Luis XIV, un gentilhombre sin honor que sólo vive para la belleza, el vino caro y los trajes de buen corte. O sea, que son el mismo tipo, por mucho que Bonfiglioli se quejara sin mucho convencimiento de esa confusión (por ejemplo cuando su editor utilizaba los nombres de autor y protagonista indistintamente), y por mucho que su novela empiece con el aviso: “Ésta no es una novela autobiográfica, es una novela acerca de otro marchante de arte de mediana edad, mundano, disoluto e inmoral”. Sí, seguro. Tanto Bonfiglioli como Mortdecai son english eccentrics, raros y altivos y encaminados fatalmente hacia una majestuosa auto-inmolación. Con todo, las diferencias existen: Bonfiglioli se casó dos veces, tuvo cinco hijos y acabó hecho un guiñapo alcoholizado y paupérrimo, mientras que el hijoputa-con-batín de Mortdecai aguantaría haciendo dandiescas piruetas vivenciales durante tres novelas.

No me apuntes con eso, la primera de ellas (de 1973), es una novela negra no muy negra de argumento confuso (Mortdecai organiza el robo de un Goya para un magnate americano involucrado en el chantaje a un diplomático inglés; los servicios secretos de ambos países se empeñan en mandar al protagonista a criar malvas) y secundario. Pues éste es sólo un trampolín para que Mortdecai humille al mediocre mundo en un salto de esnobismo mortal tras otro. Aunque comparado con el Bertie Wooster de PG Wodehouse, esencialmente porque es un aristócrata con mayordomo (el de nuestro héroe es un tarugo rompo-nueces-con-el-culo llamado Jock que no se parece en nada a Jeeves), Mortdecai es una creación única. En puro estilo mod-repelente, se deleita siempre en terminar un escalón de conocimiento por encima de sus interlocutores (el autor inglés Stephen Potter llamaba a esto One-Upmanship: si tu sabes tal, yo sé cien cosas más), cosa que lo hace entrañabilísimo a pesar de su latente mezquindad.

Además, Mortdecai es un dipsómano implacable. Sus mañanas empiezan con espantosas resacas (su única queja del Alka Seltzer es que hace demasiado ruido), y sus noches terminan... Bueno, la mitad de las veces ni recuerda cómo (“Sé que me acosté, pero los detalles me resultan algo vagos” o “Supongo que me acosté en algún momento”). Eso descubre una nueva diferencia con Bonfiglioli. Mientras que éste mostraría cierta preocupación por su “debilidad” (no sin razón, pues murió de cirrosis a los 56), Mortdecai se mantiene firme en su amor al vaso. Cuando alguien le espeta que “Jamás bebo alcohol; no me gusta embotar mis sentidos”, su respuesta es: “Dios. Qué desgracia. Que no beba, quiero decir. Vamos, imagine lo que supone levantarse por la mañana sabiendo que no va a sentirse mejor en todo el día”. Vengativo, timador, elegante como un pincel y listo como un zorro, Mortdecai es uno de los personajes de novela más atractivos –y más divertidos- de los últimos treinta años. No se lo pierdan.

Kiko Amat

No me apuntes con eso
Kyril Bonfiglioli
Barataria
254 pág.

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia el 2 de abril de 2008)

BarcelonaLand TM


J. Domínguez
Cap a 1930
Còpia d'època
El quiosc de begudes obra de Josep Goday, instal·lat a la rambla de Canaletes el 1908 i eliminat el 1951
Arxiu Fotogràfic de l'Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona


BarcelonaLand TM
La Ciudad Condal moderna se instauró sin preguntar, pero algunos cascarrabias dudan aún de su encanto reluciente

Nos gustaba más antes, gracias. Todo nos gustaba más antes, pero especialmente esta ciudad. Así que discúlpennos si no nos unimos a los festejos. Con su permiso seguiremos siendo, como diría Colin Wilson, los tipos “no susceptibles de contagiarse del entusiasmo general”. Y al progreso que le den morcilla.
Lo que les digo es que no hace falta buscar nuevos modelos urbanísticos y sociales para Barcelona, porque el modelo perfecto ya existe. Se trata, simplemente, de la ciudad de hace veinte, treinta años. Que no era perfecta, se me ha ido el adjetivo, pero su imperfección era como la del grifo que gotea un poco, ¿saben?, y aparece el padre chapuzas con un serrucho grande diciendo “esto lo arreglo yo”, y todo el mundo se cubre los ojos porque saben que la cosa acabará con inundaciones graves, un pulgar amputado en hielo y el lampista diciendo atónito: “Pero, ¿cómo se les ocurre tocarlo?”.
No, aquella Barcelona ya funcionaba (más o menos), y al progreso lo tenemos calao: es el mismo progreso que les vendieron a los Sioux a cambio de unas cuentas de colores, justo antes de que desapareciera el bisonte y todo el mundo en Boston empezara a tener alfombra. Llámennos luditas, llámennos nostálgicos, pero algunos no nos fiamos del progreso urbano como apisonadora cultural. Así que, con su permiso, seguiremos siendo el amargado. El que chafa el matasuegras y la guitarra. El que prefiere “lo de antes”. El pitufo gruñón. El Jesucristo que armó un pollo en el Templo de Jerusalén, tirando los tenderetes de los fariseos mientras gritaba: “¡Quitad esto de aquí, y no convirtáis en mercado la casa de mi padre!”.
Eso, quitadlo.
Somos conscientes, con todo, de que no hay vuelta atrás. Como cantaba el grupo inglés The Clientele en Losing Haringey, su oda de nostalgia por los lugares que ya no existen, “todo ha desaparecido, desaparecido para siempre”. Cada vez quedan menos cosas de aquella Barcelona más bárbara, más suya, más rara. Muchos de aquellos espacios han sido aniquilados, y de ellos sólo queda el recuerdo. Pero ya lo dijo Johnny Thunders: No puedes abrazar a un recuerdo.

Las Barcelonas que ya hemos perdido, no las quieran contar. ¿Se acuerdan de la Barcelona desértica? Cuando se situaban en la Rambla de Catalunya en pleno agosto y miraban la calle Aragó y parecía que había estallado la IIIª Guerra Mundial. Que aquello era el día de los trífidos, que no había humanos. ¿No era hermoso? Era desde luego mejor que la marea de Consumibots que la pueblan hoy.
O la Barcelona sin guiris. Mis amigos más filisteos me preguntan a menudo si no prefiero una Barcelona llena de suecas guapas a una llena de feuchos locales. La respuesta es no. BarcelonaLandTM es un circo de alemanes sin camiseta, yankis palurdas vestidas de GAP y ñús de Durham celebrando despedidas de soltero con falos en la frente. Un sindiós donde se da la bienvenida al hooligan carnicero de Glasgow para que vomite violentamente en medio de la Pça. Catalunya, pero a la que hay el menor atisbo de protesta social salen a relucir los kubotanes. Luego les sorprende que los GARAG (Grups Autònoms de Resistència AntiGuiri), hayan llenado Gràcia de pintadas “Refugees welcome, Guiris Go Home”.

Y qué decir de la Barcelona sin ferias. Me da igual si venden oboes, cascos de anxaneta, motos japonesas o moda “urbana”. Era mejor cuando esto no era un gigantesco palacio de congresos (con la tripulación –o sea, el ciudadano- sacrificable, que decían en Alien El Octavo Pasajero).

Irrecuperable es también la Barcelona de Bar. Todas aquellas bodegas zorrunas, medio vacías, con camareros malcarados que no le lamían el trasero a nadie (pues la cultura estadounidense de servicios serviles era aún anatema). Y en ninguna parte servían “frappuccinos”, ni “montaditos”, y si no te gustaban los quintos fallecías deshidratado. Cuánta cultura y belleza arruinada por el afán de lucro de cuatro desaprensivos. Cada vez que paso por delante del ex-bar Rosselló, en la calle Rosselló justo antes de llegar a Passeig de Gràcia, y veo lo que han puesto en su lugar se me caen las lágrimas.

¿Y La Barceloneta? Aquellos chiringuitos de antaño eran una parte indispensable de la cultura de la Ciutat Condal. ¿Cómo no hicieron referéndum? Solo nihilistas, turistas y gente muy majara prefiere lo de ahora; ese descampado de El planeta de los simios, con estatuas-zigurat y tenderetes fashion. Nadie duda que la playa actual se parezca a la de Cancún: pero es que no se trataba de eso, hombres de gran pobreza moral.

Mejor no hablar de El Barrio Chino. Era preferible pasear por allí temiendo por la vida y el trasero de uno, si al menos las pupilas podían registrar el color local y la subcultura delincuente y los rincones extraños. Ahora está más limpio, sí; el algodón no engaña. Pero qué jodido aburrimento.

En fin. Los tiempos han a-cambiado y ahora vivimos en BarcelonaLand TM. Bienvenidos a “La botiga més gran del món”. Una ciudad-marca de elegancia, modernidad y pelis inmundas de Woody Allen; una nueva urbe que deberíamos celebrar, como nos dicen en esos anuncios ridículamente triunfalistas del F.C.Barcelona. Sólo que cuesta acostumbrarse, ¿verdad?

Kiko Amat

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 19 de marzo de 2008)

Discos que vaig punxar Pt.2

A l'Our Favorite Club, el 28 de març de 2008, amb un plat que no anava i havent perdut la corbata i encara gràcies, encara gràcies.

DEXYS MIDNIGHT RUNNERS Keep it part two (Inferiority part one)
THE LEFT BANKE Let go of you girl
PYLON Feast on my heart
THE TIMES Whatever happened to Thames beat
THE FIVE AMERICANS I see the light
THE FLESHTONES American beat ‘84
THE SOUL SURVIVORS Hey gyp (Dig the slowness)
JULIAN COPE Bill Drummond said
THE BARBARIANS Moulty
RUEFREX The wild colonial boy
DEE WALKER Jump back
THE SPORTS Who listens to the radio?
BUZZ & THE FLYERS Go cat wild
THE CREEPS Jump y’all
JANE AIRE & THE BELVEDERES Yankee wheels
URBAN VERBS Frenzy
THE HI-FIVES Love you better
THE LONG TALL TEXANS Don’t I know it
STRAY CATS Runaway boys
LOS PISTONES Las siete menos cuarto
THE DB’S Black and white

Kiko Amat

Discos que vaig punxar Pt.1

Al Concert del BART DAVENPORT a l'Heliogàbal, el 21 de febrer de 2008

JULIE DRISCOLL – I know you love me not
JANE AIRE & THE BELVEDERES – Yankee wheels
THE BARBARIANS – Moulty
EVERYTHING BUT THE GIRL – Another bridge
RUEFREX – The wild colonial boy
THE DOWNLINERS SECT – The cost of living
BOURGIE BOURGIE – Aprés-ski
THE DILLARDS – Rainmaker
JULIAN COPE – Bill Drummond said
THE FEELIES – Away
THE SPORTS – Who listens to the radio?
MINUTEMEN – Take our test
LOS PISTONES – Las siete menos cuarto
KAMENBERT – Hey baby
THE RECORDS – I don’t remember your name
THE JASMINE MINKS – Think!
ST. LOUIS UNION – Think about me
LEW LEWIS REFORMER – Photo-finish
BUZZ & THE FLYERS – Go cat wild
THE PINE HILL HAINTS – Say something, say anything
THE LOVED ONES – Better do right
DIE SACHE – The new art school
CADALLACA – Your one wish
THE BONGOS – Question ball
THE DB’S – Black and white
THE FLESHTONES – Feels good to feel
THE PALE FOUNTAINS – Jane’s not happening
TRACEY ULLMAN – Breakaway
THE SHANGRI-LAS – Give him a great big kiss
THE ROULETTES – You don’t love me
CHARADES – Un día en Brighton
THE FAST – Kids just wanna dance

Kiko Amat

Mirant al cel B.S.O.


Alguien tiene que deshacer todo el mal creado, decía una canción pop underground de los 80, y aquí está Fermín, les digo yo. El guardián que espera entre el centeno, al borde del abismo, para recoger a los que están a punto de caer, el reconductor, el enseñador, el tutor dulce que adoctrina a su comunidad con palabras que puedan cantar y bailar, con canciones que no salen en los libros sobre batallas que sí salen en los mapas.

Si admitimos que el problema de nuestro país es uno de educación y recuperación de la memoria (e indudablemente debemos admitirlo), Fermín Muguruza es necesario. Fermín es el trovador, y me perdonarán el símil añejo, que recuerda batallas pasadas en sus romances. Porque hay batallas que hay que recordar, especialmente en nuestro país, un lugar amigo del sitevistonomeacuerdo moral, del aquí-no-ha-pasao-ná, del culpar al vecino para no ver la viga que llevamos metida en el ojo propio. Ese país ridículo, España, ese lugar atrasado, vagamente consciente de su estupidez milenaria, un sitio en el que se celebra llevar a juicio a carniceros lejanos mientras los nuestros pasean por nuestras calles llenos de salud y lozanía, siempre reconvertidos en “demócratas”.

Y esa palabra, las cosas feas que le ha hecho El Poder, que ahora ya parece un insulto.

No, hay que invitar a pasar al trovador Fermín Muguruza, y que les recuerde a los que no lo vieron que aquí hubo una dictadura fascista, establecida tras un golpe militar contra una república escogida por el pueblo.

Podemos eufemizar todo lo que queramos pero, al final, lo que pasó es lo que pasó.

Eso, y que la dictadura duró tres décadas.

Eso, y que no fue la dictadura blandita y severa de entrenador de barrio, de colleja amable, que nos muestran en nocivas e inmorales series televisivas como la siempre odiosa Cuéntame. No: fue ésta una de las dictaduras más sangrientas de Europa y del mundo, veces y veces más terrible que la Argentina y la Chilena juntas, sólo comparable -en actuación, que no en brevedad- a la nacionalsocialista.

Y con eso, pocas bromas.

Y con eso, que a nadie se le olvide que aquí hubo buenos y malos, quizás el único conflicto en la historia en que el tema no dejaba lugar a dudas.

Fermín Muguruza ha decidido seguir cantando sobre esto en Mirant al cel, sólo que aquí no canta y en cierto modo ha cambiado de armas. Conviene explicar esto: Fermín Muguruza nos entrega en Mirant al cel una serie de viñetas que le transmiten a uno el horror de la espera frente al bombardeo, cientos de civiles mirando al cielo, esperando la que va a caer, mordiéndose los labios de pura rabia ante la injusticia patente. Pues en la Guerra Civil fue también el primer conflicto en el que se experimentó con el bombardeo sistemático contra la población civil, y en eso también fueron pioneros las tropas nacionales.

Primeros en todo lo malo; típico de aquí. Typical Spanish.

Pero Fermín, deshaciendo el mal. Si antes Fermín Muguruza utilizó el punk rock ’77 de trinchera y estrella roja (en Kortatu), el hardcore metalizado y a ratos rapeador (en los furiosos fusionadores Negu Gorriak), el el reggae clasheante de grito de guerra de su trabajo en solitario, aquí se debilita a conciencia. Es decir, se hace débil por propia voluntad, baja la voz para transmitir el miedo, la indignación callada que sufrieron los vencidos, y lo hace con nuevos instrumentos. En Mirant al cel, Muguruza usa el dubstep, la música de cámara, añade violoncellos y violines, dub y drum’n’bass. Lo graba en estudios de Nueva York, Irún, Andoain y Bristol (la cuna del recién nacido dubstep). Y cierra su boca de pregonero, de trovador cabreado, de punky-reggae-party-man para contagiar el miedo de la retaguardia.

De los bombardeos sistemáticos a Barcelona. Heroica Barcelona. Aquella ciudad que nos intentaron triturar, que nos tomaron los fascistas, y que hoy nos roban día a día de otras maneras.

Una ciudad que, como el resto de la España roja, tuvo que ver como la justicia no triunfaba. Con la boca abierta y el estómago estrujado como papel de plata. Casi sin creérselo.

Que tuvo que aceptar una perdición humillante y humillada, de apartheid a los socialistas, comunistas, anarquistas, exterminio sistemático del adversario. Aquí al lado. Eh: A la vuelta de la esquina. Aquí, no en Chile. Que no se olvide, que fue aquí.

Fermín Muguruza, un hombre blanco que no está bailando en el Hammersmith Palais, que está en Irún, Muguruza el vasco abanderado del reggae punk, el experto y apasionado de la música jamaicana, cambia aquí los guantes de boxeo por finísimos dardos, por agujas de mapa bélico, pinchazos en nuestra dermis narcotizada por los medios y el olvido obligado, la falsa “reconciliación” de su cacareada transición de papel maché.

Muguruza dice lo mismo, pero de otras maneras. Y si antes levantó la bandera de la batalla, ahora se detiene para salvar a los heridos, para cauterizar las heridas de los civiles asesinados por el fascismo.

Mirando al cielo que estaban, todos ellos.

¿Cómo le pones música a algo de tamaña injusticia, de tamaño horror? ¿Cómo cantas de algo así? En un fragmento del documental se habla de cómo los bomberos recibieron la orden de retirar de la verja de la Universitat a una mujer embarazada de ocho meses que había quedado empalada allí, abierta en canal, al recibir el impacto de una bomba italiana.

Algo así, mejor no olvidarlo. Algo así, mejor cantarlo siempre.

Pero a la vez, algo así no hay grito lo suficientemente alto que pueda explicarlo. El vacío de explosión del dub lo hace mejor, como sabe Muguruza. Porque alguien tenía que deshacer todo el mal creado, y él ya tenía la experiencia de años dando cabezazos.

Quizás sea este el disco más inesperado, melancólico, triste de garganta atrancada por la pena y la humillación, de Fermín Muguruza. Música del mundo, pero de un mundo que nos enterraron y que quieren que olvidemos.

Pero que no se olvide, que fue aquí. Sí, aquí al lado. En Barcelona, mirando al cielo todos.

Kiko Amat

( Nota de prensa de la banda sonora compuesta por Fermín Muguruza para la película Mirant al cel)