20 de set. 2007

La Escuela Moderna presenta: Nueva Vulcano y Vague Angels



El 6 de octubre, finalizando una gira que les ha llevado por diez ciudades de la Península, llegan a Barcelona Nueva Vulcano y Vague Angels, compartiendo cartel en una fiesta que viene envuelta con los lazos de regalo de La Escuela Moderna.
Nueva Vulcano
presentarán su huracanado nuevo single Días señalados EP (Bcore 2007), con dos canciones nuevas ("Mano izquierda" y "Predominio del sol") que les devuelven a sus primeros amores, Superchunk, Megacity Four, Jawbox. Los cuatro miembros del grupo se enfrentan a sus canciones como si les hubiesen susurrado al oído que el fin del mundo está acerca; musculosos y nerviosos y preparados, como en una declaración de guerra.Vague Angels , ya se sabe, son el grupo de Chris Leo (ex-The Van Pelt, ex-The Lapse). Ésta será su segunda visita a Barcelona tras su concierto acústico del pasado 15 de marzo en el bar Heliogábal de Gràcia. Vague Angels es un grupo tenso e inspirado en el que han goteado todas las cosas buenas de los grupos previos de Leo: letras inspiradas, pop nervioso y cambiante, enfado y culpa grabados en reflexiones llenas de melancolía y furia discordante.
En todo esto, La Escuela Moderna repartirá abrazos y chocará esos cinco, y tras los conciertos los miembros del colectivo pinchante Hungry Beat pondrán los mejores y más raros discos (¡Discos!) del mundo. Punk rock, pop nervioso, beat ubangi, mod revivido, power pop de corbata fina e indie arqueológico. Pa'bailar.El concierto-conga será en el Espai Jove de l'Eixample (Ali-Bei 120) el día 6 de octubre a las 21:30h . La entrada será de 5 Euros. El single de Nueva Vulcano estará a la venta. Y los de La Escuela Moderna no se han molestado en hacer un nuevo número de su fanzine, los muy vagos.

18 de set. 2007

Discos en Heliogàbal post-Oliver

El set de canciones de singles y LPs que fueron pinchadas, con la compañía final de Jordi Geli (lista no incluida), en el Heliogàbal tras el concierto de Joan Miquel Oliver el día 13 de septiembre de 2007. Todo hits, esta vez. Aunque fueran solo nuestros hits.

DEXYS MIDNIGHT RUNNERS Let’s make this precious
THE EASYBEATS Sorry
THE DENTISTS I’m not the devil
THE RECORDS Teenarama
XTC When you’re near me I have difficulty
PERE UBU Non-Alignment pact
THE BOYS First time
VIC GODARD Holiday Hymn
THE CHILLS Heavenly pop hit
THE BEAT Save it for later
THE FLATMATES I could be in heaven
THE WHO Circles
THE LAUGHING APPLE Wouldn’t you?
THE UNDERTONES Jump boys
THE CHESTERFIELDS Nose out of joint
THE NIPS Gabrielle
THE SHAMEN Something about you
THE BARRACUDAS Surfers are back
WIMPLE WINCH Save my soul
HUGGY BEAR Her jazz
FIRE ENGINES Get up and use me
BMX BANDITS Kylie’s got a crush on us
THE STEMS Never be friends
THE GO-BETWEENS Was there anything I could do?
THE JUNE BRIDES We belong
THE FLESHTONES Hexbreaker
WIRE Dot dash
THE POOH STICKS Working on a beautiful thing
MAKIN’ TIME I know what you’re thinking
THE SINNERS Good & evil

Kiko Amat

13 de set. 2007

Pandilleo pre-histórico

Les voy a hacer un examen tipo test. Espero que no les importe. La pregunta que quiero hacerles es: ¿Cuándo surgen las primeras pandillas de teenagers? ¿Cuándo empieza el descontrol de gang juvenil? ¿Cuándo se inventa la subcultura adolescente tal y como la conocemos, con sus rituales diferenciados, ropa estridente, comportamiento tribal? Pueden escoger entre cuatro opciones:

a) 1850
b) 1954
c) 5237
d) 1977

¿Ya terminaron? Obviamente, la c era de broma; 5237 es el número que el escritor norteamericano John Fante llevaba tatuado en el hombro. Perdonen la gracia privada. Pero, volviendo al test. Quizás me paso de listo, pero seguro que la mayoría de ustedes habrá escogido fechas post-IIª Guerra Mundial, tal vez pensando en los rockers y los mods ingleses, los primeros teddy boys británicos, el fenómeno del rock’n’roll y los teenagers americanos de los 50. O incluso habrán marcado la d, esa fecha –para muchos de ustedes antediluviana, para otros algo más cercana- en que el mundo, aparentemente, vio aparecer a los jóvenes airados, el punk rock, Dios salve a la reina, señores vestidos con bolsas de basura, imperdibles y teñidos capilares de maruja anfetosa, toda aquella distorsión y velocidad pop. Pues bien: la fecha correcta es –redoble de tambor- 1850. Como lo oyen, queridos. Ni mods, ni rockers, ni rude boys, ni rastas, ni punks, ni skinheads, ni beatniks, ni hippies... Esto de la tribu teenager es más viejo que el ir a pie.


Para empezar, no fue hasta que un señor con barba llamado G. Stanley Hall se puso manos a la obra que la adolescencia se consideró por fin un estadio separado de la infancia o la edad adulta. Antes uno pasaba de niño a viejo. ¿Se imaginan? De los juguetes a la hipoteca, sin pasar por la conga y el despelote. Así, Hall -que citando a Platón definió la juventud como “una borrachera espiritual”- fue el primero que sublimó hacia 1870 el concepto de adolescencia y situó su duración de los 10-12/14 años de edad hasta los 21/25 (variando entre chicos/chicas). A partir de allí ya se pudo salir a la calle a apedrear farolas, ponerse ropa chillona, escuchar discos raros, peinarse absurdamente e intentar impresionar al sexo opuesto con andares de pavo real escocido. Todo aquello por lo que vale la pena vivir –y que tan buenos ratos nos ha hecho pasar, caramba- tiene cientos de años de historia. Jon Savage se lo cuenta mejor que yo en su último libro Teenage; the creation of youth 1870-1945, pero no se apuren, que yo les hago aquí mismo un quién es quién del pandilleo teen de aquellos años locos.

NY Gangs (1857-1900): Como en la película aquella y el libro de Herbert Asbury. Desde mediados del siglo XIX, jóvenes delincuentes neoyorquinos agrupados en bandas con nombres coloridos como los Dead Rabbits, los Bowery Boys, los Whyos, las Lady Locusts (solo chicas) o los Five Pointers se dedicaron a coger por cualquier medio las cosas que les parecían vitales: “intoxicantes, armas y ropa”. Sí, el dandy pandillero empieza más o menos allí. Asbury recalca cómo el jefe de pandilla “proclamaba su dominancia mediante la vestimenta”, y el significante básico de referencia de estos grupos solía ser el atuendo. Un mundo autónomo basado en camisas de colores, navajas automáticas y chulería púber. ¿Les suena?



Hooligans (1870-1900): También llamados scuttlers o street arabs, y bautizados como hooligans por la prensa (un epíteto racista: era un apellido irlandés, y ya se sabe que en Inglaterra los irlandeses siempre tienen la culpa de todo). El pandillero hooligan de finales del siglo XIX lucía un atuendo que precede casi todos los detalles de las subculturas que conocemos hoy: Pantalones de campana, cinturón customizado con corazones o serpientes de metal, e incluso con el propio nombre (¡100 años antes que los B-Boys!), pañuelo al cuello (distinto color para cada banda), gorra de lado y, en algunos casos, también peinado mohicano (¡un siglo antes del punk!). Dandismo, violencia y mala alimentación; todo estaba inventado ya.


Apaches (1860-1900): Como los anteriores, pero en Francia. “El Apache es sentimental, un dandy que sabe lo que hay, con sentido del honor y gusto por la distinción. No se resigna a nada”, decía un periodista de la época. Con sus chaquetas negras y camisas de colores chillones, fulares coloridos y pantalones llamados “dolor de barriga” (de fieltro y con enormes bolsillos delanteros), tatuajes y gorras planas, pandas como Les Aristos, Les Coeurs d’Acer (corazones de acero) y Les Riffaudes preceden el tribalismo rocanrolero por varias décadas.


Los Vorticistas / Futuristas (1900-1920): Eran grupos de vanguardia artístico-política, la verdad, pero su comportamiento punkoso se asemejaba peligrosamente al de un gang de callejón. Los Vorticistas inventaron el manifiesto de doble cara con odios/amores (Blast / Bless) que luego adaptaría Malcolm McLaren para sus camisetas de Sex Pistols, tenían un fanzine (Blast) en el que insultaban a todo bicho viviente y proclamaban ser (en mayúsculas) “JÓVENES ENORMES, EXPLOTANDO POR TODAS PARTES CON ROPA EXTREMADAMENTE ESTRECHA”. Más claro, agua.


Neo-Paganos (1900-1910): Los beatniks o hippies de hace un siglo. Les gustaba el camping cuando nadie hacía camping, discutían de socialismo, se bañaban en pelotas y estaban fascinados intelectualmente por el sexo. Decían que todo el mundo debería morir a los 40, y que ellos permanecerían eternamente congelados en la infancia. Su líder espiritual, Rupert Brooke, con su media melena y camisas bolsudas y corbatones, parece en las fotos un antepasado beat y decadente de Christian Bale.


Flappers (1920’s): Las primeras adolescentes liberadas que inmortalizó Zelda Fitzgerald en su colección de historias Flappers and Philosophers. Cabello corto a lo casco (extravagante por aquel entonces), flirteantes, patinantes, obsesionadas con el Charleston, la independencia y el pasarlo de fábula todo el tiempo. El precedente obvio de la teenager americana de los 50.


Sheiks (1920’s): No fue tanto un gang o una subcultura, sino un popular nuevo estilo masculino. El nombre hacía alusión a los fans de Rodolfo Valentino, especialmente en el film The Sheik (1921), donde el actor hacía de tórrido y feromonado jeque árabe. El look: Raya en medio a lo hachazo, entallado avispesco y cintura altísima, propuesta de fornicación poco disimulada.


Swing Heini / Swing Boys (1937-1945): Alemanes anglófilos en plena era nazi, fans de la ropa chocante y el swing negro, por supuesto. Se pasaban el día organizando bailes clandestinos donde poder jitterbuguear en “salvaje éxtasis”, dejándose crecer el pelo y llamándose los unos a los otros “baby”. Sus bandas tenían nombres como Kittelsbach Pirates (estos se organizaron varias veces para dar palizas a las Juventudes Hitlerianas) y se reconocían entre ellos silbando canciones de jazz.


Zazous (1935-1945): De nuevo lo mismo, pero en francés. El nombre proviene de una canción de Cab Calloway, Zah Zuh Za, que les volvía locos. Llevaban bigotillos Clark Gable, pantalones inmensos, pelo extremadamente largo y engominado (“aceitosos como ensaladas”, que dijo el periódico L’Illustration), zapatos creepers (los que más tarde adoptarían los teddy boys) y corbatas de colores. Existencia secreta, vandalismo público y raves antes de que existieran las raves. Y politizados: Cuando el régimen colaboracionista de Pétain instauró la estrella amarilla para los judíos, los Zazous respondieron, en un Gran Gesto de gloriosa gallardía subcultural, cosiéndose estrellas amarillas con las palabras SWING en el pecho. Vaya pelotas.


Zoot-Suiters (1940’s): Magullados protagonistas de los tristemente célebres Zoot Suit Riots de 1943 en LA, cuando centenares de GI’s la emprendieron contra todo pandillero Zootsuiteado que se les cruzara. Los Zoot Suiters eran jóvenes pachucos méxicano-americanos en rebelión contra sus dos culturas paternas. Su “bandera de deshonor” (como la llama Savage) era la ropa: los trajes Zoot, importados de la moda negra, perfectos para bailar el jitterbug, con sus faldones gigantescos, solapas mayestáticas, en amarillo y púrpura, con botones de nácar, eran una forma de decirle a la América convencional: ‘Iros todos a la mierda. Soy bello. No soy un sub-hombre. Esta ropa es mi dignidad, mi arrogancia, mi orgullo, lo único que tengo. Arrancádmela si os atrevéis’. Al final les dieron para el pelo, pero en Gran Gesto volvimos a ganar los buenos.

Kiko Amat


(Artículo publicado originalmente en el suplemento EP3 de El País del 31 de agosto de 2007)

The Fleshtones: Roman Gods


THE FLESHTONES
Roman Gods
IRS, 1982

Què resulta més irritant? El rocker immobilista i antiexperiments o el crític de música avançada que refusa veure la joia incommensurable de la party music, la celebració inacabable del rock’n’roll i el soul més matussers? Ambdós són –si permeten que em posi Jardiel Poncela– altament assassinables, però són els segons els que han fet desaparèixer grups com The Fleshtones dels mapes del pop. Doncs, veuran, el que passa és que una part de la intelligentia decideix què és influient, seminal, surfejador del zeitgeist (per fer servir unes quantes paraulotes de crític), i també què és descartable, revivalista o barroer. Són aquests “grups d’experts” els que han aprovat fenòmens com el postpunk o l’electrònica o el free jazz, estampant-hi el segell de Molt Important, i els que han pixat a sobre del mod revival, el hardcore o el garatge 80’s. No vull que m’entenguin malament: sóc fan de Pere Ubu, ESG o Alice Coltrane (per dir tres noms a l’atzar). Però per mi estan al costat de Long Tall Shorty o Miracle Workers. Tot és bella música pop. Porta pantalons estranys, causa Sant Vito, és vermella amb flaixos púrpura, té acords inusuals, funciona en els seus propis termes, és autosuficient, brillant, exultant, sorollosa? Celebra que estiguem vius? Sí? Doncs portin-m’ho i que bordin els acadèmics. A més, els crítics no ballen.
Un dels fenòmens més injustament oblidats dels arbres genealògics oficials, doncs, és l’explosió garatge-psicodèlica dels 80. Una escena furiosament independent que ni va fregar les llistes ni partia de cap tipus d’intent innovador. Eren, senzillament, nens amb pentinats estranys intentant replicar el so dels seus grups favorits. I qualsevol persona sap que aquesta combinació ha creat les manifestacions més vitals de la música pop.

Rars entre els rars
The Fleshtones són, en l’entorn garatge 80’s, l’equivalent dels The Beat a l’entorn 2-Tone. Els rars. Els que ningú sap com agafar. Enmig d’una escena que, malgrat produir pàgines exultants de sorollot teenager, també va crear gran estupidesa, The Fleshtones eren els dislocats, els que es preocupaven menys de la norma i la rèplica quadriculada dels 60’s i més de la conga, la ballaruga i el fruir sexual de la música negra. No és fantàstica la contracorrent quan s’esdevé dins l’underground? Com Mark Eric –el tipus que va fer un disc d’harmonies surf en ple 1969, en plena era hippie– The Fleshtones no encaixaven a la superficie ni tampoc a sota terra. Per molta gent del contuberni garatger del moment, els Fleshtones eren massa “funky”. Aquesta paraula implica que el grup estava massa dedicat al ball, a la música de festa-al-menjador-de-casa-els-pares, a la negritud, a la farra i a acabar la nit vestit al riu, i massa poc a replicar amb cruesa pentinats i acords calcats del sixties punk. Això, que en la època era vist per alguns com el seu gran pecat, ha fet que els discs dels Fleshtones siguin objectes artístics que han sobreviscut al pas del temps amb glòria. Al so dels Fleshtones hi ha Lee Dorsey i Kool & The Gang, hi ha Eddie Cochran i Chocolate Watch Band i Rufus Thomas i disco music, hi ha funk i punk. Hi ha pel·lícules de teenagers, festes frat, hi ha hop i limbo i bugalú. Hi ha un saxo i una trompeta, per Déu. Hi ha un bombo que fa que instantàniament vulguis treure’t la roba i fer la bèstia de les dues esquenes amb la persona que tens al costat. No és màgic quan el pop provoca això? I res ho provoca millor que els Fleshtones.

La malaltia del ball furiós
Me n’adono, no es pensin, que cada cop biografio menys. I és que, la veritat, m’interessa més donar-los context, comparacions i definicions de la joia apassionada del so del grup que setze dades remastegades com papilla infantil. Però sí els diré que els Fleshtones es van formar el 1976 a NY. Que els dos membres clau són Peter Zaremba, vocal i orgue i MC (i cabell Retorn a Brideshead) i el guitarra Keith Streng, però acostumen a ser cinc. Que tocaven al CBGB i al Max’s Kansas City, però també al Danceteria (aquesta dicotomia els defineix del tot). Que van gravar un primer single per Red Star (la casa dels Suicide) que es deia American Beat –i que potser recordin de la BSO de la pel·lícula Despedida de soltero– i un primer LP inèdit que acabaria sortint en cassette a ROIR sota el nom Blast off! (Munster l’edità fa anys en vinil). Aquest primer disc és fantàstic, sí; però Roman Gods, el seu debut oficial (gravat el 1982 per la emergent IRS, llar de R.E.M.), és per mi l’epítom de la festa Fleshtoniana. Els el definiré amb una anècdota molt senzilla: intentava fer la crítica escoltant-lo alhora, i m’ha resultat im-pos-si-ble. O sigui: l’he hagut d’aturar. I saben per què? De cop estava ballant, senyors. BALLANT. Dansant sense samarreta com un arapahoe per tota l’habitació. I és que el poder celebratiu de Roman Gods és difícil de posar en paraules. Escoltar-lo és, com deia Thomas Pynchon al parlar de Jim Dodge, “com si t’haguessin convidat a una festa on se celebra tot el que és important”. Només punxar la primera cançó, The Dreg (Fleshtone-77), ja es veu per on va tot: tambors de ball Apatxe, fuzz i atmosfera lisèrgico-punk en la línia de The Piper at the Gates of Dawn, rabiós garatge 60’s i distorsió pop proto-JAMC. A les següents cançons s’estableix la combinació garatge i R&B funkós negre i el to general de gang delinqüent típic Fleshtone: molts cors es canten en grup i xisclant, les harmòniques gemeguen, les trompetes despentinen, el ritme para i torna a començar –a Stop Fooling Around, per exemple– com en una festa real amb MCs i un grup en directe, es lletregen els títols (a R-IG-H-T-S)... L’única versió de Roman Gods és, tanmateix, una completa declaració d’intencions: el Ride Your Pony de Lee Dorsey, un rhythm’n’blues soulesc que sempre ha provocat la macroconga instantània arreu. The Fleshtones, no creguin, van fer molts més discs bons després d’aquest. Hexbreaker, el següent, era també grandiós i, si m’apuren, jo recomano tots els àlbums en estudi fins el Powerstance del 1991. Però la fanfàrria de pura i formidable party music que desencadena Roman Gods a cada punxada és inigualable. Guardin-lo per al divendres nit. O per qualsevol circumstància de motí genital i combustió hormonal interna.
Kiko Amat
(Article publicat originalment a la revista Benzina#19 de setembre del 2007)

Granta: Loca academia de narrativa

Novela Sale a la calle la segunda entrega de la selección Granta de Los Mejores Jóvenes Novelistas Estadounidenses en su edición de 2006

Al igual que los fenómenos meteorológicos, Granta –la selección de mejores autores de cada década que realiza la revista inglesa del mismo nombre- tiene efectos dispares. Por un lado, la primera recopilación de Mejores Novelistas Jóvenes Británicos (1983) desencadenó en el mundo los azotes de Martin Amis y Salman Rushdie; el primero, ya lo saben, hace tiempo que se cree Dios todopoderoso. Respecto al segundo, ya no me quedan insultos que lanzar porque todos los ha usado la periodista inglesa Julie Burchill; “viejo chocho” y “pijo insufrible” solían ser los más recurrentes. El propio Rushdie, por cierto, sería uno de los jueces de la siguiente edición (1993), que la Burchill definió escuetamente en su columna como “mierda”. El difunto y majestuoso Kingsley Amis también metería baza afirmando que “la gente joven brillante de hoy en día se dedica a otras cosas [que no son escribir novelas)”. Ambos se pasaron, pues en 1993 estaban Tibor Fischer, Jeanette Winterson, y también Kureishi, que... eh, ahora que lo pienso, inmediatamente después de aparecer en Granta, Kureishi interrumpiría su impecable racha y –igualito que Amis- empezaría a ponerse pomposo. ¿Será Granta una especie de beso de la muerte para algunos novelistas?

Desde 1996, Granta también selecciona una lista estadounidense, y eso es lo que nos ocupa. Acaba de salir el nuevo Granta americano, y el mundo aguarda en silencio con el corazón en un puño. No, ahora en serio: al mundo le importa un rábano, pero les suplico que presten atención a esto, porque sociológicamente es vital. Se trata del proceso de selección de este Granta y los anteriores. En su edición de 1996 se basaba en una criba piramidal con comités regionales, pero eso no agradó a su editor Ian Jack, que para el 2006 instauró un comité único que leyera a todos los candidatos. Lo interesante de ello es que, haga lo que haga Granta, la selección final siempre acaba teniendo una acentuada inclinación de clase. La edición del 2003 inglesa mostraba que el 70% de los seleccionados provenían de educación Oxbridge (Oxford o Cambridge, obviamente). En la americana del 2006, más de la mitad son ex-alumnos de alguna universidad Ivy League (las de la élite). Casi todos escogieron la narrativa como carrera universitaria, y todos vienen de educación de Taller Literario. Ustedes me perdonarán, pero hay algo podrido en esto. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un no-universitario pobre y autodidacta publique en Granta. Si Bukowski viviese y tuviese 35 años hoy (la edad tope ha bajado de 40 a 35), su máxima relación con Granta sería limpiar los retretes de la editorial.

¿Qué trae pues el Granta americano del 2006? Trae cantidad de dolor y muerte, un hecho sobre el que incluso su editor declara sentirse perplejo. Que una generación sobrealimentada y mimada escriba sobre miseria y angustia es un rasgo cuanto menos sospechoso. Pero quizás éste sea uno de los resultados de la educación de taller: se empieza con “Escribe una historia desde el punto de vista de una tostada” y se termina así. La implicación de muchos de estos novelistas con su obra desprende un inconfundible olor a asepsia y a narrativa-hecha-con-catalejo que no ensucia manos ni corazones. En bastantes casos, lo que tenemos aquí es el perfecto opuesto de la Escritura Peligrosa de Spanbauer. Cuidado que no mancho. Literatura arremangada.

Esto no es lo mismo que decir que los escritores sean malos. De hecho, algunos son bien buenos. Pero, al igual que en el pop, el contexto es vital, y también lo es la opción que tiene cada lector de creerse más o menos a un narrador. En el extremo “¡Viva, viva!” están, en mi opinión, estos novelistas: Christopher Coake con Aquella primera vez, un nostálgico relato post-divorcio que suena sincero y sufrido. Gary Shtenyngard con Los diarios de Lenny Abramov, un fragmento de novela que es raro y divertido a lo George Saunders o Vonnegut; además, Shtenyngard es el único autor de la selección que se atreve a ser cómico. Respeto para él. Anthony Doerr con Procrear, generar (los problemas para tener hijos de una pareja) y Dana Horn con Pésaj en Nueva Orleans (las entretenidas tribulaciones de un soldado judío en la Guerra Civil americana) también funcionan. Y aún otro: Rattawut Lapcharoensap clava en Los aparcacoches un gran relato de vandalismo y rabia de clase.
En cuanto al extremo “Ay, mi madre” están Nell Freudenberger y su Donde se encuentran el Este y el Oeste, un relato que agradará a los que lloraron con Tomates verdes fritos; Olga Grushin y El exilio, un relato ambientado en 1927 y escrito como si fuera 1870; Karen Russell y El establo al final de nuestro mandato, o como la marktwainesca idea de un establo donde todos los caballos son ex-presidentes americanos puede convertirse en un auténtico tostón; Mi pintora de la reputada Nicole Krauss es un ejercicio de estilo algo anémico, pero por otro lado es el resultado lógico de permitir que los squares escriban libros; ZZ Packer y su Soldados Búfalo, con sus aventurillas de indios y pioneros, es sub-sub-sub-Fenimore Cooper. Hay más, nadando entre dos tierras, pero dejo el veredicto final a su completa discreción.
Aún no he decidido qué hacer con Gabe Hudson y Porno duro. El autor es ex-Marine, y el extracto de novela es fascinante y guarro, pero se percibe una subyacente inmoralidad nihilista a lo Brett Easton Ellis que, personalmente, no comparto. Y es que la sordidez, en el fondo, es pan comido; lo jodido es la empatía. El relato La respuesta de Jess Row, por su parte, es profundo y perceptivo, pero el tema de pánico islamista post 11/09 huele a maniobra efectista. Cuando decida qué pienso de ambos, ustedes serán los primeros en saberlo.
Ah, lo olvidaba: el peor relato de todos es el de Jonathan Safran Foer. Por las pistas, deduzco que se nos presenta un nuevo y acongojante caso de beso letal de Granta.
Kiko Amat

GRANTA #8
Los mejores jóvenes novelistas estadounidenses

Alfaguara, 2007
395 pág.

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 22 de agosto de 2007)

10 de set. 2007

11-S 1714


Aprofitant que demà es l'11 de setembre, farem una mica d'història. I es que a tothom li sembla meravellós lo de les nacions indies i pensen que la derrota de Wounded Knee va ser una cosa horrible de veritat, pero es que lo del setge de Barcelona "no le va a la zaga":
http://ca.wikipedia.org/wiki/Decrets_de_Nova_Planta
http://ca.wikipedia.org/wiki/Setge_de_Barcelona
I també recordarem que es pot ser català sense ser un feixista en versió barretiner. Vegeu la web del col·lectiu Negres Tempestes amb els que ni ens aliniem ni anem en contra, pero que tenen unes idees molt dignes de tenir en compte i amb els que compartim algunes idees. Al tanto: http://www.negrestempestes.org/
També us recomanem el llibre “Anarquisme i alliberament nacional” del desaparegut col·lectiu Ikària que ha reeditat Virus després de molts anys de que l'original fos editat per l'editorial El Llamp (la qual, casualitats de la vida, va ser fundada per Enric Borràs, fill d'un ex-novio adolescent de la nostra estimada iaia Mique, que en la seva joventut a Gandesa va ser de les Joventuts Llibertàries). El podeu comprar a llibreries que tinguin llibres de Virus o el podeu descarregar gratuitament d'aqui.
Uri