29 d’ag. 2008

Project Shitjob VI

Querido Uri,
Yo también he tenido un trabajo horrible. Uno monstruosamente horrible. El mejor --el más feliz, te lo adelanto-- fue cuando me disfracé de oso panda como parte de una campaña publicitaria de Telefónica. Y así, en los pasillos de un supermercado, yo iba repartiendo dulces mientras los niños me pegaban patadas en las canillas. Es que aunque la conexión a internet de Telefónica sea horrenda, no hay como las sonrisas.
Pero el peor de los peores --a fin de cuentas de eso se trata esto-- fue en un diario. En Chile. En Santiago. En las páginas de espectáculos. Horrendo. Sencillamente horrendo. Como que te pille la policía en China. Pero pongamos ejemplos: viernes, once de la noche y uno tomando un taxi para ir a la sala de conferencias de un hotel. El motivo: un desfile de modas. Muy bien. Y a las doce y algo de esa misma noche, otro taxi para volver a la redacción. Entonces, en ese lugar, entremedio de cubículos bicolores, estaba ella, una jefa sicopática y sólo compasiva con las lesbianas obesas, una mujer obsesionada con las luces que me preguntaba cosas como: "¿y desfiló Xxx? ¿o Ppp? ¿Fue Nnn con Zzz? Todas esas letras, claro, las pueden cambiar por nombres de gente famosa --ok, modelos y actrices de tevé-- que yo debía conocer y que, por supuesto, no había visto en mi vida.
Todo esto resulta muy aburrido, querido Uri --a todo esto, saluda a Kiko, por favor, dile que con mi novia amamos sus libros--, básicamente porque los personajes de la revista Hola en España y Chile no son los mismos. Pero podemos intentarlo. Digo, hacer una convalidación. Entonces mi día --que empezaba a las 10 AM y terminaba a las 2 AM, saquen las cuentas-- se limitaba a seguir, durante una tarde, a Nuria Bermúdez y después, en la noche, a ir a pararse afuera de la casa de Yola Berrocal mientras uno veía desfilar a los futbolistas. Y yo, claro, tampoco los conocía y, para peor, al final del día estaba ella, la lesbiana que odiaba --esto es real, peligroso, de otro mundo-- al mundo. Hubo noches en que el manager de, no sé, Marta Sánchez se me acercaba y me invitaba a visitarla al camarín. O tardes eternas en que un humorista jubilado y adicto a la cocaína se me acercaba y me conversaba mientras yo, claro, sólo pensaba en mi chica y en llegar a casa.
Ese era un curro horrible, Uri.
Pero el horror de verdad, ya sabes, a veces es incomunicable y escribiéndolo se gana poco.
Ahora, para ser fiel a la verdad, todos los trabajos terminan siendo iguales.
Pero no tanto.
Ojalá que no haya tenido muchas faltas de ortografía.
Saludos modernos,
g. maier

27 d’ag. 2008

Project Shitjob V

Yo también he hecho mi propio artículo sobre el curro más mierdoso que he tenido en la vida.
Lo que cómo soy el jefe lo publicaré en el nuevo número impreso de L.E.M.
Aaah, ventajas de ser co-dictador vitalicio.
Sigo esperando vuestras colaboraciones, truhanes.
U.

1 d’ag. 2008

Project Shitjob IV

Esther F. (espero no tenga nada que ver con Cristina F.) nos manda un link a su blog, en el que también se trata el tema del trabajo… Leed lo que tiene que decir aquí.