6 d’ag. 2005

El Retorno

Llevo tanto tiempo sin escribir aqui que no se por donde empezar. así que empezare por las primeras teclas: qwertyuio…
Ya está, ya he calentado. Ahora me excusaré: no he escrito más a menudo porque ahora trabajo en una super-multinacional de los supermercados en donde vuestras madres (y la mía) compran pero que nadie sabe pronunciar. Estoy 8 horas delante de un ordenador y cuando llego a casa tengo que reunir mucho coraje para ponerme a escribir sobre los luditas. Trabajo en las oficinas del puto Reichstag de los supermercados y os explicaré algunas cosas que allí ocurren para que no penseis que la clase obrera son todo de tios con mono azul que odian al patrón y quieren la revolución:
-Allí todos son clase obrera, pero van con corbata y no quieren la revolución; quieren una casa con piscina y niños "to match".
- Mi jefa dice a menudo que nuestros clientes son "gente básica", a lo que yo pienso que eso lo será su puta madre.
- Yo no voy con corbata, pero mi jefa no quiere que vaya con camisetas de Wiiija, que "están bien para la playa, pero no para XXXX".
- Allí trabaja el peor espécimen de la clase obrera, el chofer de "personaje super-importante". Si, hay chofers todavía. Como en una recreación siecle XXI de "Arriba y abajo" hay un tío que lleva al jefe supremo a todas partes y que cuando está ocioso se pasea por el parking amonestando a los trabajadores que se fuman sus cigarros evitando al "ojo de Mordor" y a esa cucaracha repugnante.
- Ni hay comité de empresa, ni sindicatos ni nada, ni de los más vendidos. En mi empresa hay más de 100 (y de 1000) trabajadores. Creo que el enlace sindical (o como se diga) es el puto chofer del maldito Führer.
- Según la leyenda unos informáticos una vez pronunciaron la palabra "sindicato" y fueron borrados de la faz de la tierra.
- Sólo hay tres periódicos en la recepción: El Mundo, La Razón y El País, con eso os lo digo todo.
- El otro día me obligaron a ir a comprar muestras a una de las tiendas con uno de los "peasso" coches de empresa, un WV que te cagas y al aparecer por el parking casi mato de un susto a la pobre cajera que se estaba fumando un piti, que tiró el chigarret y se puso a simular que barría. Fué mi peor momento como trabajador, en el que uno de los mios me confundió con uno de los suyos y me tuvo miedo. Creo importante recordar que no voy con corbata y que mis jefes me amonestan. Gracias.
- Un rayo de esperanza: Aún así está lleno de gente muuuy cabreadísima, flowers in the dustbin que retorcerían el pescuezo a su inmediato superior si tuvieran ocasión. En las oficinas la gente está muy alienada y muy jodida, las bajas por depresión son el pan de cada día. Vamos segundos detrás de los astilleros, con cuatro oficinistas de los nuestros, una cajera y un reponedor nos colectivizamos media península, compañeros.
{…continuará…}