8 de set. 2009

The Housemartins: (Soul) boys are back in town


THE HOUSEMARTINS
London 0 Hull 4
Mercury 1986

Por unos instantes reinó la confusión. Vi el video de “Think for a minute” por TVE en 1986, y todos los referentes eran correctos: Rickenbakers, look soul boy, cardigans y loafers, pop refinado y voces Bill Withers. Sin duda, eran de los nuestros. ¿Por qué, entonces, eran fans suyos los tíos más capullos de mi instituto (los de la sudadera Mistral y Sebagos)? Una confusión únicamente española, sin duda, como las comparaciones con The Smiths. Si uno quiere situar a The Housemartins, hay que clavarlos entre la dialéctica marxista-pop cabreada por un lado y el estilo mod-casual con discos negros por el otro. The Housemartins habitaban el mismo universo que Dexys, The Style Council y Redskins, sólo que se lo tomaban con más humildad que ellos (quizás por ser de Yorkshire). Pero uno no puede hacer caso de la ironía auto-menospreciativa que exhibían: The Housemartins eran grandes. Uno sólo tiene que escuchar el álbum de debut: ingenio, energía pop (Undertones, Jam) pero sensibilidad soul y gospel (Al Green, “early Motown”), potencial para el hit, sencillez, pasión, elegancia modernista (Gabiccis, Fred Perrys y Pringles), humor fino (ver título del LP) y -al contrario que los llorones de Manchester- rabia política. Mucha gente (aquí) no percibió que todas las canciones de Housemartins eran marxistas; incluso las lentas. Especialmente las lentas. “Flag day”, su primer single, era un canto anti-beneficiencia. “Sheep” un grito contra la derecha rural inglesa. ¿“Happy hour”, que parecía una oda tontuela al beber? Era una denuncia del sexismo de pub oficinista. Por no hablar de los himnos revolucionarios “Freedom” y “Get up off our knees” (“No esperes a mañana para pegarle un tiro a alguien / A quien puedas pegar un tiro hoy”). Un disco glorioso, aquí aumentado con hermosas rarezas (algunas de ellas ya recopiladas en Now that’s what I call quite good, otras no) que son hits alternativos: “I’ll be your shelter” (explosiva versión gospel de The Messengers), un “People get ready” a capella, la gloriosa cara B “The Mighty Ship” (Booker T de anfetas), la melancólica “I smell winter” o el rompepistas “Drop down dead”. Una cosa excepcional, vamos.
Kiko Amat

(Crítica publicada previamente en la revista Rockdelux de septiembre del 2009)