27 de jul. 2004

Abajo la Policía, arriba la golfería!


Éste sábado viví una de las situaciones más bochornosas que haya vivido en mis contactos con las mal llamadas "fuerzas del orden". Más que cuando interrumpieron nuestro partido de futbol en un parking a las 4 de la mañana, mucho peor que cuando improvisamos esa juerga flamenca con unas sillas de mimbre de un container y una parka a modo de vestido de faraláes y nos querían llevar para el cuartelillo…
En fin, resumiré para no hacerme pesado con los "…y luego va y…" y los "…entonces…".
Sábado 24 de julio, Vilassar de Mar, Funhouse Festival. Segunda edición del antaño gratuito festival que reúne lo más nuevo e inquieto de la escena underground catalana (Nisei, Sibyl Vane, Life Below Stars, etc). Festival sin ánimo de lucro al que lo único que habría que reprochar es el precio de unas cervezas que valían lo mismo que en las terrazas de la Rambla del Raval, o sea, demasiado. A parte de esto buen rollete, ambiente relajado y música más o menos apreciable. Ya ha tocado 3 o 4 grupos y todo va sobre ruedas. Los chicos de Vilassar que lo organizan han pasado por el tubo burocrático y han cumplimentado su pertinente permiso municipal para anticiparse a los problemas que origina cualquier expresión popular espontanea en la que los politicuchos de turno no se puedan colgar medallas ante sus electores. Nos disponemos a pasarlo bien.
Pero, esperad… algo pasa.
A lo lejos se ven las ya temidas e intermitentes luces azules centelleantes: o sea los pitufos, la pasma, los cerdos, la pestañí, los guripas, los monillos… ya sabeis a quien me refiero.
"A las buenas noche'…" y ya podeis imaginar lo que sigue: media hora de intentar argumentar lógicamente con unas personas cuyo trabajo se basa en no tener argumentos ni lógica, sino en seguir órdenes ciegamente cómo una espécie de esclavos descerebrados.
Lo terrible que vienen a interrumpir los señores agentes es que los chicos de Vilassar habían pedido permiso para "verbena familiar" y estan cobrando entrada (5 eypos para cubrir gastos, se supone), por tanto hay ánimo de lucro y el Festival tiene que terminar al momento bajo amenaza de un multón de padre y muy señor mío.
Lo gracioso es que el Funhouse en cuestión se celebra en una masia a más de 300 m de cualquier edificio habitado y en éste en concreto sólo vive un señor sordo, mudo e inválido. Los chicos tienen permiso de verbena en un día (Sábado 24 de julio, revetlla de Sant Jaume) en el que las calles de Vilassar están llenas a rebosar de orquestas y orquestinas, petardos, petardines, borrachos y borrachines. Me consta que en cualquier revetlla los vecinas pagan para beber y para comer y las orquestinas son pagadas por las asociaciones de vecinos, cuyas cuotas, a su vez, son pagadas por éstos. Pero las asociaciones de vecinos son fácilmente controlables por el ayuntamiento, reciben subvenciones, es "lo que hace todo el mundo", les encanta, los viejecitos inocentes bailando…
En cambio cualquier manifestación espontanea de creatividad, independencia y sub-cultura, les asusta, no es controlable, ni etiquetable… les da miedo, aunque lo más peligroso que allí hubiera fuesen los globitos de colores llenos de agua.
De esto se derivó una circunstancia bien grotesca en la que, como explica uno de los organizadores del evento " …hasta las 2:00 horas estuvo el senyor alcalde cenando en la calle de encima de mi casa celebrando la revetlla de Sant Jaume, seguro que había alguien al que le molestara la música que escuchaban sus excelentísimas orejas…" o "…hasta las 3:30 h. estuvieron sonando el Bisbal y la Chenoa en la zona residencial de al lado de mi casa, seguro que hay gente que se queja cada fin de semana…".
Nuestros polis en concreto llegaron a la 22:00, cuando el permiso que tenían era hasta las 24:00 y dejando en el tintero a Nisei, que jugaban en casa y a Half Foot Half Aina. La mitad de la escuela Moderna que asistimos estamos in-dig-na-di-tos.