8 de set. 2008

Coleccionista #1: Kiko Amat

¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Mi primer disco fue (en cinta) el Thriller de Michael Jackson en 7º de EGB, pero no cuenta porque se lo pedí a mis padres. Mis siguientes dos discos fueron el primero de los Clash y el primero de los Jam, pero tampoco cuentan porque eran cintas grabadas. Así que supongo que son, ya en vinilo y comprados por mí en 1984 a los 14 años: The Doors The Doors y el recopilatorio Dance Craze de la 2-Tone. En este orden.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Llenando huecos de mod revival (aún no tenía el Just released de The Crooks, acabo de adquirirlo), punk raro y DIY (estoy cazando a The Lines, pujando por sus primeros singles), northern y deep soul como siempre, folk inglés, grupos de chicas, sixties mod y freakbeat, indie exquisito... Mi última adquisición ha sido un disco que llevaba 10 años en mi wants list: la banda sonora de una peli apestosa llamada Judgement night, en que se mezclan rappers con grupos de pop, metal o fusión. El disco es una basura, pero contiene una de mis canciones favoritas para silbar por la mañana: “Fallin” de De La Soul & Teenage Fanclub, con sampler del “Falling” de Tom Petty. No se puede conseguir en ninguna otra parte y ahora es mío (voz de Gollum aquí).

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
He tenido grandes hallazgos por cuatro perras: El Win or Lose de Long Tall Shorty en un carboot sale de Holloway Road a 50 peniques. El primer álbum de The Dillards por un euro en la parada del holandés de la Feria del Disco de Barcelona. El Jools/Brian de Brian Auger y Julie Driscoll en una tienda rockabilly de Camden, en el cajón de mierda a 1 Pound (no sabían lo que era, algo que encuentro entrañable). Una buena parte de la colección de Charly R&B por nada. Hay muchos. Creo que la clave es buscar cosas excelentes en sitios equivocados (un dealer de soul te venderá indie rarísimo por nada, pues para él no tiene ningún valor).
Las joyas de mi colección no lo son tanto por precio sino por recuerdos, sentimentalismo, etc, y tienden a ser los discos con los que crecí: Jam/TSC, Dexys, Mose Allison, primeros recopilatorios de Kent, mod revival y garaje 60’s en general, las reediciones de Edsel (Action, Creation, Sorrows), Who, 2-tone, primeros recopilatorios de Trojan (Monkey Business especialmente), mod ibérico (B64, Kamenbert, Negativos...).

¿Artwork y portadas favoritas?
Las portadas de Ian Clark o Phil Smee para la primera serie de recopilatorios de la Kent en los 80 me encantan. Lo mismo con las de Edsel y Bam Caruso, con distintos diseñadores (Ed at Waldo’s y otros). La gran mayoría de las portadas de beat/psych/mod/60’s punk originales son preciosas: Autumn, Decca/Deram, Smash, Immediate...

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
En álbumes y 12”, por estilos: soul, mod, punk -americano e inglés separados-, nueva ola, indie, reggae, hip hop... Y dentro de los estilos, por grupo pero no por orden alfabético. Sólo puedo encontrarlos de memoria. En 7” por cajas de estilos (o mod/60’s, o soul/club, o punk/indie), y dentro de ellas el más completo caos.

¿Sabes cuántos discos tienes?
En la última mudanza eran 4000 o 5000, dependiendo de si contabas CDs o no. Yo tiendo a no contarlos, porque a los CDs no les tengo el menor respeto y es un formato de mierda y un timo, como se está demostrando cada vez más. Sólo los compro cuando el equivalente es desembolsar 5 millones de libras por algo.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Rock On en Londres era la hostia. Reckless (donde trabajé) estaba muy bien, sobre todo para cosas MUY baratas. Tiendo a encontrar siempre indie, punk y pop interesante (y a buen precio) en la Music & Video Exchange de Notting Hill Gate. Intoxica, si me apetece salir de allí con un barril por todo vestuario, es increíble. Academy de NY es mi favorita reciente. De mi ciudad, uso CD Drome para novedades, Wah Wah para reediciones de soul, jazz y punk, Revolver para gangas y Todo a 3 euros, Daily Records para reggae, punk y mod revival.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Hay miles. Robé el mítico recopilatorio de singles de The Birds de Edsel metiéndolo (¡doblado!) dentro de mi parka, en 1985, en una tienda de la calle Tallers que ya no existe. Discos no muy raros pero en sitios extraños: Le compré el 7” de La Casa de la Bomba de Brighton 64 a un japonés en el Soho. Encontré un single de Wom-A2 (de Barcelona) en una charity shop de Archway. Errores, siempre: hace poco en Ebay me compré el “It’s an uphill climb to the bottom” de Walter Jackson, porque no tenía el single original en Okeh, y no me había fijado que era sólo la portada. Sigo sin tener lo de dentro, por cierto.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Uso Ebay y las disquerías online de vez en cuando (unos 30 dolares al mes), pero para excitación, placer y pasión no hay nada que pueda igualar a la compra física y al rebuscar en cajones, hablar con otros enfermos... Social y emocionalmente es insustituible. No me obsesiona Ebay, y nunca pujo enajenadamente por nada; si no lo consigo, suele darme igual. Tengo toda una vida, y el camino es más importante que la meta. Y no soy completista por el acto en sí, así que no me importa no tener aquel disco que me falta de determinado sello si el disco como tal no me gusta.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Sí, como parte del colectivo Hungry Beat o en solitario. Pero a menudo es una experiencia decepcionante, porque ni salas ni público demuestran darle al acto la misma importancia que uno. Poner discos es un acto que ha de ser excitante y divertido y bailongo, pero también terapéutico y didáctico. Requiere un esfuerzo compartido (de audiencia y del pinchadiscos) para romper nuevos sonidos, poner canciones más difíciles, evitar el cliché ni el hit de Rac105... A menudo no siento que se produzca esta ansia ni voluntad de aprendizaje común. Excepto cuando Hungry Beat pinchaba en el Espai Jove de l’Eixample. Entonces sí.