29 de jul. 2008
Project Shitjob III
Por: Elorrieta
EL TRABAJO ES SAGRADO
Recogiendo el testigo tendido por Legión en el último número de esta ejemplar publicación, me dispongo a describir los entresijos de la más terrible de las maldiciones bíblicas. Ni las plagas, ni el diluvio, ni, si me apuran, el relato del apocalipsis, producen tan mal rollo como aquel “ganarás el pan con el sudor de tu frente” que les soltaron a Adán y Eva antes de su expulsión del paraíso. Por poco que se comulgue con las sagradas escrituras, hay que admitir que en el tema del trabajo dan de lleno en el clavo: y es que, qué peor castigo se les podía adjudicar a los residentes del Edén que el de tener que levantarse cada mañana a buscarse la vida.
El tema es tan amplio que me he visto desbordado y he tenido que usar la tijera. Tal vez en próximas entregas nuestro amigo Fizz se anime a hacer una descripción de la vendimia en la meseta castellana o Legión haga la crónica de su experiencia como cajera en un supermercado del extrarradio. Pero, por lo pronto, el siguiente texto es una aproximación al mundo laboral para jóvenes urbanitas pues, según el último estudio general de medios, son estos el grueso de lectores de esta publicación.
HI-HO, HI-HO...
Cuántos de ustedes no han experimentado o, peor, lo hacen semanalmente, un insoslayable e incómodo sentimiento de desazón que se apodera de su cuerpo el domingo a partir de las cuatro de la tarde, cuando ya tan sólo unas pocas horas de televisión les separa de la vuelta al tajo. Un síndrome que los sicólogos, muy astutos ellos, no han tardado en clasificar como “prelaboral” e incluso afirman que tiene su correlato entre la comunidad estudiantil, ahondando en la teoría de que la enseñanza no tiene otro objeto que el de irnos adiestrando al calvario en que se convertirá nuestra vida dentro de unos pocos años.
Durante el fin de semana hemos conseguido eludir, a través de cauces más o menos legales, la cruda realidad (que si el cine, los bares, la droga, la novia, el paseo por el parque...) pero el domingo por la tarde, como en la canción de los Kinks, ésta se nos muestra en toda su aterradora dimensión: el “Estudio estadio” es el último clavo ardiendo al que agarrarse para no saltar por la ventana. Y si eres de los pocos que no comparte la pasión del deporte rey, estás realmente jodido y entonces la opción de arrojarte al vacío no resulta tan descabellada.
Porque a la mañana siguiente y con puntualidad británica sonará el despertador y tendrás que componértelas para acudir, lo más presentable posible, a tu otra vida. Pero, no nos engañemos, si coges lápiz y papel y echas cuentas del empleo de tus horas útiles, te darás cuenta que el trabajo es tu verdadera vida. No hay adicción, problema, enfermedad o relación de pareja capaz de absorberte o robarte tantas horas de tiempo como lo hace un curro y todo a cambio de qué: de dinero, naturalmente. Porque descartando a aquellos que tienen la suerte de tener empresas familiares donde colocarse y no dar ni palo, en este triste país (y en todo el orbe terráqueo, para qué engañarnos) nadie disfruta con su trabajo. Desde luego no es lo mismo ser ojeador de una disquera que reponedor en el DIA pero, tal y como están las cosas, ninguno de ellos se dedicarían a esta labor si no fuera por la pasta. El primero porque en realidad es un vago profesional que consiguió el curro merced a sus contactos y el segundo porque si no fuera por el retoño que tiene que alimentar iba a estar apilando latas de tomate. Total, que la felicidad se opone al trabajo como la inteligencia al ascenso.
El lunes por la mañana la desesperación del día anterior cede espacio en nuestro ánimo a cierta resignación, producto de la asunción de lo inevitable. Uno se asea y, en la medida de lo posible, trata de disimular en su aspecto los excesos del fin de semana. Completamente aturdido, debido al cambio horario (pues los días libres uno se ha dedicado a hacer largos en la cama hasta la hora de comer), te introduces en el metro o en el atasco: tanto da, el caso es sentirte atrapado sea entre coches o entre personas. Llegas al centro laboral donde te recibirá algún jovial compañero del que no te explicas su vitalidad, a menos que recurra a alguna ayuda química (cosa probable, pues se suena la nariz con anormal frecuencia). No te explicas cómo pero a las nueve de la mañana ya estás de curro hasta las orejas. Acudes a la maquina a saborear su intragable café en polvo mientras escuchas a los otros realizando el análisis pormenorizado de la jornada liguera o la última barbaridad emitida en “Tómbola”. Lo más triste es que éste es el día de la semana en que la conversación resulta más variada porque el resto oscilará entre el “Has visto como marca hoy fulanita” y el “A ver si llega pronto el viernes...”.
EL TRABAJO OS HARÁ LIBRES
Centros de trabajo hay muchos, muchísimos. De ahí que, salvo que alguien me contrate para firmar la Enciclopedia Actual del Mundo Laboral, no pueda pararme a detallarles las peculiaridades de todos ellos y haya optado por un esbozo de las últimas tendencias en campos de concentración.
Hace tiempo estaba muy en boga lo del departamento estanco, donde el currela disponía de un espacio aislado que favorecía su concentración en lo que fuera menester. Desgraciadamente la picaresca laboral, aliada con la usura infinita de los empresarios, ha dado al traste con tan civilizada distribución del espacio y hoy la moda es la oficina panóptica, donde el encargado de turno pueda tener continuamente vigilados a sus subordinados y cazar a menganito al primer e-mail que envíe a su parienta. Y es que lo de internet en los trabajos ha sido una revolución más grande que toda la lucha obrera del siglo pasado. Hasta la llegada de la red de redes las únicas vías de distracción y/o escaqueo eran el teléfono y, ya en plan descarado, el paseo a por un café con escala en cuantas más mesas mejor (esta última no muy recomendable debido a los altos grados de ansiedad y subidas de tensión que puede provocar el consumo de 14 cafés en una mañana). Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías puede darse el caso del empleado que pase sus ocho horas perfectamente sentado largando por el chat o viendo jamonas en la red, sin que ello perturbe la apariencia de normalidad. Y es que, en mi dilatada experiencia profesional, he llegado a la conclusión de que no importa tanto trabajar como aparentarlo.
Y ahí entramos en otro tema: el de las apariencias. Ojeen una de esas publicaciones color salmón que engordan los diarios el domingo y contabilicen cuantas candidaturas solicitan buena presencia. Pues las oficinas, como ente abstracto, están sujetas a la misma exigencia. Filas y filas de empleados en perfecto orden, con la expresión del protagonista de “La invasión de los ladrones de cuerpos” y con sus necesidades fisiológicas reducidas al mínimo, pueblan plantas y plantas de oficinas en este triste planeta. Vale, que mucho peor es estar con doce años cosiendo balones en Bangladesh, pues es cierto; pero ya he advertido que el tema es muy extenso y ahí no voy a entrar.
LOS COMPAÑEROS: LOS OTROS
Ya lo dijo Sartre: “El infierno son los demás”. Y salvo en caso de guerra o de cena familiar, esto nunca fue tan cierto como en el mundo laboral. Desde la competencia feroz que se desata, hasta el sopor producto de la convivencia diaria (que si desgasta a las parejas que se supone que se quieren, imagínense lo que no desgastará entre dos seres unidos exclusivamente por el azar laboral). Se despliegan ante nuestros ojos todo un mosaico de personalidades y actitudes dignas de clasificación.
EL PELOTA. Subclase “Trepa”: Esta variante es consciente de su papel y sólo asedia al superior en cuestión. Pese a despertar las iras de la plantilla que, en el fondo, desearían tener el mismo estómago que él, es inofensivo, salvo que contenga un componente “soplón” en cuyo caso procédase a su exterminio inmediato. Subclase “Pardillo”: Caso del pelota ignorante de su condición que puede amargarte unas cañas exponiéndote su teoría sobre cómo optimizar la distribución de tal o cual producto. No suele conservar su empleo mucho tiempo, pues tras intentar trasladar sus ideas a la directiva es fulminantemente despedido por acoso.
EL ESCAQUEADO: Amable grupo en el que se engloban aquellos currantes que tratan de evitar por todos los medios el desempeño de su función. Subclase “Enfermizo”: tipos de salud débil que suelen tener misteriosas recaídas los fines de semana y que el lunes llaman, entre toses, para justificar su ausencia. Subclase “Torpes”: No dan pie con bola, lo cual les vuelve extremadamente lentos (suelen abundar en esta subclase los de la categoría “enchufados”). Subclase “Juan Valdés”: dicesé del escaqueado que se caracteriza por su afición al café y derivados (salvo que pertenezcan a la categoría de los “enchufados”, poseen una gran movilidad laboral). Subclase “Concienciado”: individuo con cierta formación y tendencia al discurso que se siente estafado por un sistema laboral que le hurta la plusvalía, con lo que hace lo posible para reducir la cantidad robada (puede devenir “sindicalista”).
EL ENTERADO: Tipo realmente insufrible que sabe, y está a la última, de todo. Invierte su tiempo en formación y suele emplear coletillas del tipo “¿Y tú a qué aspiras en esta vida?”. Acabará en lo más alto o en lo más bajo del escalafón laboral, según le juzguen sus superiores como una ayuda o una amenaza que haga peligrar su status quo.
CURRITO: Integrante del noventa y cinco por ciento de la población activa. Tipo gris de sueños mediocres que desbarra contra todo en la taberna pero asume su función en esta vida con espíritu estoico. Como usted y como yo, vamos.
JEFES: Aunque todos los jefes pueden incluirse dentro de alguna de las categorías anteriores, merecen un apartado por poseer alguna singularidad propia de su rango, como la de ejercer una autoridad cimentada entre la ignorancia y el miedo. En la mayor parte de los casos un jefe es un tipo igual de estúpido que sus subordinados, sólo que interpreta el papel de jefe y tiene tal pánico a ser desenmascarado que sobreactúa. No es improbable que en una cena de Navidad, animado por los vapores etílicos, se desmorone y acabe confesando, entre lloros y abrazos, que él lo que realmente desea es cultivar setas en el Ampurdán. Si se da el caso puede ser una de las experiencias más divertidas de su vida.
UN EMPLEO: CÓMO CONSEGUIRLO
Tratamos ahora uno de los aspectos más ricos del fenómeno laboral. Porque si bien la estadística demuestra que el ochenta y tantos por ciento de tajos se obtienen por contactos (enchufe), la sociedad ha orquestado una pléyade de cauces que prometen arrojarnos al mundo laboral.
El más común, que no el más efectivo, es la formación: divertida manera de arruinar los mejores años de tu vida, secar tu imaginación e irte adocenando para tu posterior inmersión laboral (amén de esquilmar a la pobre familia que ya no sabe de dónde sacar los euros para terminar de pagar el máster de la niña). Así tenemos esas bibliotecas repletas de empollones torturados por la Tabla Periódica, los coeficientes de desviación o la lista de los reyes Godos, antes de terminar sus días leyendo un guión en un Call Center o de comerciales de cualquier astracanada que no compraría ni su propio padre. Me van a decir de qué les sirve entonces la licenciatura en una materia que, en su mayoría, escogieron al azar coaccionados por la nota de selectividad. Otra cosa muy divertida es la inabarcable oferta de cursos y diplomaturas que abarrotan nuestra prensa y que, como los clásicos CEAC, imparten materias tan variopintas como peluquería canina o gestión de geriátricos. Desde luego, de cara a obtener un empleo, entre un título universitario y uno de pocero yo me quedaría con éste último. Sin embargo, hay gente que guarda tan grato recuerdo de la vida algodonosa de estudiante que quedan enganchados a ella y terminan en uno de los más siniestros callejones del acceso al mundo laboral: la oposición. Para ello es conveniente, amén de una saneada economía familiar, haber demostrado cierta solvencia como estudiante. Si no es así, no se tienen contactos y no quiere uno terminar con los nervios destrozados tras fracasar en la séptima convocatoria, mejor echar el curriculum en el Burguer King.
Del INEM apenas voy a hablar, porque eso sí que es materia para un profundo análisis. Basta decir que, cada vez que se pisa, uno vive una pesadilla kafkiana protagonizada por funcionarios holgazanes y miles de papeles que intentas reunir transitando de cola en cola cual Astérix en una de sus doce pruebas. La incompetencia de dicha institución para gestionar empleo desembocó (para frotamiento de manos de la patronal) en el advenimiento de las ETTs, consultoras o cómo quieran disfrazarnos estos modernos centros de tráfico de esclavos. Por si la explotación y la usura retributiva era poca, ahora tenemos un agente más metiendo mano en el sobre de nuestra nómina. ¿Y van...?
Otra opción muy entretenida es la de decidirse por el “do it yourself” y subscribir todas las publicaciones de ofertas de empleo. Aunque lo moderno es dar de alta nuestro curriculum en algún buscador de internet. De este modo podrás pasar horas muy amenas conversando con las señoritas de las líneas 906 que ofrecen curros-cebo inexistentes y que no colgarán hasta no haber completado una interviú de al menos quince minutos (su contrato así lo exige). Será toda una experiencia acudir a una entrevista atravesando polígonos donde Cristo perdió el gorro y comprobar que no existe tal trabajo “pero, ya que estás aquí, necesitamos cubrir unos puestos de reponedor con inmejorables oportunidades de promoción...”. Y reirá a mandíbula batiente con anuncios del tipo “SE BUSCA ADMINISTRATIVO sin formación, ni experiencia debido a las condiciones del contrato que ofrecemos.” Y no se crean que se les cae la cara de vergüenza.
NACÍ CANSADO
En resumen que, viendo como están las cosas, eviten el trabajo mientras puedan y dedíquense a actividades mucho más provechosas como mirar a las musarañas, pasear por su ciudad, follar, dormir hasta tarde o editar un fanzine. Como medida preventiva les sugiero, antes de iniciarse en el calvario laboral, amueblen su cabeza con las vidas ejemplares de Henry Chinaski o Ignatius Reilly. Y si después de esto no les queda otro remedio, decídanse por una ocupación liberal, provechosa y que no les robe mucho tiempo, como el narcotráfico o la política.
28 de jul. 2008
Project Shitjob II
Tots hem tingut curros de merda d'aquests que volem oblidar o millor dit, curros que ens agrada recordar quan anem tot tajats rollo: ... m'enrecordo que fa uns anys vaig currar de ...
Jo vaig currar fa uns anys repartint pizzes al Picsa Guol. Així a primer cop d'ull no sembla tant original i humiliant com ara un proctòleg o aquells que retiren els animals morts de les carreteres. Lo xungo de pizzero eren les condicions en que haviem de treballar.
Per començar, cobràvem una merda, això és: menys de 400 ptes/hora i de 15 a 65 peles per pizza repartida. Si cobraves 15 o més, depenia de l'encarregat, si creia que anaves prou net a treballar o si la teva actitut era correcta. En tot el temps que vaig estar al Picsa Guol, ni jo ni ningú dels que curràvem allà vem conèixer cap cas d'algú que hagués cobrat mai les 65 peles/pizza.
Amb aquest sou de merda, depeníem de les "propis" que eren els quatre duros de canvi que no tothom deixava i que servien per pillar algo de costo i alguna llauna a la benzinera, que aleshores venien alcohol tota la nit, i eren més barates que al bar més barato.
L'encarregat era un pizzero "venido a más" i no tenia ni puta idea d'estimular els treballadors, perque vist lo vist, nosaltres anavem superguarros a currar i passàvem de tot. Les motos eren Vespinos i estaven fetes una merda. No tenien intermitents, la llum no anava, no corrien ( a mi em van avançar dues bicis a la Meridiana), feien soroll xungo... Una merda, vamos.
Els dies de pluja era quan més curro hi havia, clar, la gent no volia sortir de casa i demanaven pizzes a punta pala. Ens donaven una merda de xubasquero trencat per tot arreu que era com no portar-ne. Hi havien fills de puta que et pagaven les 2.000 peles de la pizza amb duros. A tots nosaltres ens van intentar atracar més d'una vegada... en fin.
Amb aquest plan, els currants d'allà èrem, és clar, la èlit social, uns escollits, lo milloret de cada casa, vaja. Hi havien yonquis, xoriços, fumetes ( tots ), punkis dels que netejaven vidres als semàfors, gent sense ofici ni benefici, un estudiant d'empresarials ( aquest era el pitjor), gent rara ... Això era el millor del curro, la penya. Amb un planter així, les rises, el cachondeo i la jarana estaven assegurades cada puto dia. Robàvem birres ( el pack de 6 llaunes m'hi cabia perfecte a la chupa), alitas de pollo, pots de salsa barbacoa, videojocs i videos que regalaven als clients amb compres superiors a X ptes, doncs nosaltres els regalàvem als nostres col-legues. Llàstima que no tinguèssim video ni consola i acabèssin sempre desparramats pel carrer, pero la qüestió era robar.
Feiem comandes falses de pizzes i amb el que robava cadascú, ens fotiem uns tiberis de la òstia a la plaça del davant. A l'hora de tancar, més d'un dia allò s'havia convertit en un super de la droga. El que vulguessis, allà ho teniem. Fora de l'horari laboral, si les nostres motos estaven espatllades o, directament, si no teniem pasta per gasofa, anàvem allà, i agafàvem les motos de la pizzeria pels nostres "recados". Va haver-hi un que s'en va anar a Vilassar de Mar i va tornar a l'endemà. Fins i tot vam fer alguna mudança amb la moto del Picsa Guol. Imagineu-vos una taula enganxada a la caixa de les pizzes...
Ara que estic rellegint el que he escrit, i amb la perspectiva optimista que et dóna el temps, sembla el millor curro que he tingut mai. Joder, hauré d'anar a una picseria aviam si necessiten gent ...
Project Shitjob I
Acabo de colgar las bases del Project Shitjob y ya empieza a dar frutos.
El primero es obra de Pere Koniec, desde Sant Boi, y lo podeis leer aquí.
U.
Sobre los Shitjobs o cacacurros (se aceptan colaboraciones)
Primero en el "Idioma Impuesto":
Amics i seguidors:
Recordareu que en l’últim número de La Escuela Moderna vem inaugurar amb en Dani Alonso (de Ca’l Alonso de tota la vida) la nostra secció “El pitjor curro que he tingut a la vida”, secció en la qual certs personatges de l’entorn de LEM ens havien d’explicar quina era la feina més penosa, humiliant o senzillament fastigosa que havien tingut mai (shitjob o MacJob en diuen els anglosaxons).
Havia de ser una secció molt democràtica en la que tots els nostres amics i coneguts ens explicarien les seves vides i miseries per alleujar les nostres, i es que sapiguer que tothom té o ha tingut un curru fastigós fa sentir molt més acompanyat mentre no arriba “la lluita final”.
Pero ara decidim “donar-li una volta de rosca” a la secció i es per aixó que us demanem que ens envieu els vostres articles sobre el tema a partir d'ara mateix per ser publicats en aquest blog.
El motiu no es més que veient el ritme d’edició del fanzine imprès el tema sortiria a curro merdós per any. I n’hi ha tants esperant per veure la llum…
Esperem les vostres merdes fresques a laescuelamoderna@gmail.com
Aquesta secció es basa en una idea original d’en Marc Balfagón, componente/creador de Rosa Parks/Croatan i quart Nisei. Merci Marc!
Pd: Publicarem els articles que ens molin més, és clar, i no acceptarem articles escrits en codi SMS, ni fent servir K's, acceptarem no més faltes d’ortografia de les que he fet jo en aquest escrit, així de baix es el nostre nivell d'exigència (les faltes d’accents només treuen mig punt!).
Y ahora en nuestra "lengua común":
Amigos y seguidores:
Recordareis que en el último número impreso de La Escuela Moderna inauguramos con Dani Alonso (de los Alonso de toda la vida) nuestra sección “El peor curro que he tenido en la vida”, sección en la que varios personajes del entorno de La Escuela Moderna nos iban a ir explicando cuál era el trabajo más penoso, humillante o asqueroso que habían tenido en su vida (shitjob o MacJob, lo llaman los anglosajones). Iba a ser una sección muy democrática en la que todos nuestros amigos y conocidos iban a contarnos sus penas para ahogar las nuestras, ya que saber que todo el mundo ha tenido (o tiene) un curro de mierda hace sentir mucho más acompañado mientras no llega “la lucha final”. Ahora decidimos darle una vuelta de tuerca a la sección y para ello os pedimos que nos mandeis vuestros artículos a partir de ¡ya! para ser publicados en éste blog. La razón no es más que viendo el ritmo de edición que llevamos con el fanzine impreso la cosa iba a salir a curro de mierda por año. Y hay tantos… Esperamos a partir de ahora vuestras mierdas en laescuelamoderna@gmail.com Esta sección se basa en una idea original de Marc Balfagón, componente/creador de Rosa Parks/Croatan y cuarto Nisei. Merci Marc!.
Pd: Publicaremos los artículos que más nos gusten, está claro, y no aceptaremos artículos escritos en código SMS ni usando K's, no aceptaremos artículos con más faltas de ortografía de las que he hecho yo en este artículo, así de bajo es nuestro nivel de exigencia (además, las faltas de acentos ya se sabe que cuentan la mitad).
Uri Amat
el dibujico lo he sacado de http://www.iconoclasistas.com.ar
23 de jul. 2008
Todos somos Lebowski
Si algún día van por Louisville, Kentucky (USA) y ven andando por la calle a una cinta de Credence Clearwater Revival, no se alarmen. Ni se han vuelto majaretas, ni las cassettes han cobrado vida y van a conquistar la tierra. Se trata sólo de que se han cruzado con un asistente a la convención Lebowskifest, eventos en los que unos cientos de fans (y algún actor) de la película de los Hermanos Cohen El Gran Lebowski (1998) se juntan en una bolera para repetir frases del guión, beber rusos blancos y llevar disfraces al uso. Estas celebraciones de-todas-las-cosas-Lebowski se vienen celebrando anualmente en distintas ciudades americanas desde octubre del 2002, organizadas por cuatro fans de la película (autodenominados Achievers, o Triunfadores). La idea se les ocurrió en una convención de tatuadores en la que dos de ellos regentaban un stand de camisetas. “Para matar el tiempo”, afirman, “nos enzarzamos en nuestro habitual método de entretenimiento: Citar frases de El Gran Lebowski (...) Uno gritaba: “¿Quieres un dedo?”. Y otro contestaba automáticamente: “Puedo conseguirte un dedo. Hay formas de hacerlo, Nota. No quieres saberlo, créeme”. Aquel día se les empezaron a unir espontáneos en una gran catarsis Lebowskiana, iluminándoles bíblicamente: Eran muchos, y debían multiplicarse. De ahí las Lebowskifest, iglesias de la religión del Notismo.
Para comprender esta variante californiana del Zen es obligatorio haber visionado la película un número insano de veces. Y haber asimilado la historia de Jeff Lebowski, alias El Nota, un vago de siete suelas, parado y ex-radical universitario (miembro de los “Siete de Seattle” junto a “otros seis tíos”), que es confundido con un millonario de igual nombre. En el deshuevante guión -una mezcla de El Sueño Eterno y Cheech & Chong: Seguimos fumando- El Nota (Jeff Bridges), pide ayuda a sus coleguitas Walter (John Goodman) y Donny (Steve Buscemi) para recuperar la alfombra, la pasta, la vida.
Pero detrás de esa comedia trompicada hay una moral, casi un credo. Porque esto no es Vietnam, después de todo; la vida requiere reglas. Para los Achievers está claro que ni el nihilismo ni el pacifismo son la respuesta. Ni tampoco el nacionalsocialismo, aunque -como argumenta Walter en el filme- “al menos tenía un ethos”. La solución es el Notismo, una filosofía de la vida basada en los atributos y aficiones de El Nota: tolerancia (“El Nota aguanta” es su principal aforismo), bolos, bebidas alcohólicas, cintas de El Sonido de las Ballenas y, qué sé yo, ¿Alfombras que dan ambiente a la habitación?
A los Achievers no les falta razón. Casi todo en la vida puede resolverse con axiomas del film: ¿Que alguien les agrede? Estás a punto de entrar en un mundo de dolor. ¿Que en la INEM les preguntan si buscan un empleo con esa pinta, en un día laborable? ¿Qué día es hoy? ¿En el bar de donde les están echando? Me quedo aquí disfrutando de mi café. Disfrutando de mi café. ¿En el banco, ante una cuenta llena de telarañas? Quiero el puto dinero. ¿Discutiendo con sus amigos? Calla de una puta vez, X. O mejor: No estás en tu elemento, X.
Eso no quita que los Achievers estén un poco p’allá, algo que queda patente al examinar las instantáneas recopiladas en el libro I’m a Lebowski, you’re a Lebowski: tíos disfrazados de bolos, de Jesús (el chicano que interpreta John Turturro), la mencionada cinta de Creedence... El libro contiene también curiosidades, tests de Notismo (Pregunta: “¿Cuál es su álbum favorito de los Eagles?” Respuesta correcta: “Odio a los putos Eagles”), entrevistas con los actores y, muy curioso, inspiraciones para los personajes. Los cuatro Achievers que firman el libro desvelan todas estas cosas y muchas más (por ejemplo, que la palabra fuck sale 281 veces; compruébenlo en You Tube con The Big Lebowski Fucking Short Version), lo que hace dudar de su salud mental. Pero al menos se lo pasan en grande, y eso es más de lo que se puede decir de muchos amargados de este planeta.
La conclusión es que no sabemos qué hace tan grande al Nota. Podría ser que, como afirma John Turturro, “Dios es el Nota”. Jeff Bridges apunta en el prólogo del libro que el secreto reside en las palabras de El Extranjero al final de la película: “Es bueno saber que está ahí fuera, El Nota, tomándoselo con calma por todos nosotros, pecadores”. Porque el mundo va demasiado rápido, y, en efecto, muchas veces nos hace sentir fuera de nuestro elemento. En esos casos, recuerden al Nota y sólo murmuren: A la mierda, tío.
I’m a Lebowski, You’re a Lebowski; Life, The Big Lebowski and what have you
Bill Green, Ben Peskoe, Will Russell & Scott Shuffit (prólogo de Jeff Bridges)
Bloomsbury, 2008
http://lebowskifest.com/
Kiko Amat
(Artículo publicado originalmente en el suplemento EP3 de El País el 18 de julio de 2008)
Hungry Beat: comença la diàspora
A Las Guindas ens van ajudar en tot i ens van tractar de manera encantadora, no cal dir-ho.
Però els discos manen; sempre ho han fet.
Això comença de nou la diàspora Hungry Beat per trobar un lloc adient per celebrar punxades i ballades. Anirem informant. Casals de barri i centres cívics prioritaris.
Falten els discos del Jordi "Castañazo" Geli, actualment de vacances.
Jose
68' COMEBACK: WHISTLE BAIT
SUBSONICS: I'M LOOKING OVER MY SHOULDER
CHEATER SLICKS: HOOK OR CROOK
GIRL TROUBLE: SPINOUT
TALL BOYS: ANOTHER HALF HOUR TILL SUNRISE
TRONICS: WILD CAT ROCK
GIBSON BROS: FLIP, FLOP & FLY
WORKDOGS: GONORRHEA
TAV FALCO: DATELESS NIGHT
LOAFIN' HYAENAS: CAN'T FIND THE DOORKNOB
Miguel
BMX BANDITS: Golden Teardrops
AZTEC CAMERA: We could send letters
THE FAIRWAYS: The rain fell down
LA SINTESIS: Shouting out
LA BUENA VIDA: Bajo el paraguas
MITTENS: Fix of sun
THE LONG RYDERS: Looking for Lewis & Clark
VELVET CRUSH: Hold me up
TEENAGE FANCLUB: Free again
THE BARRACUDAS: Inside mind
Uri
The Chills "I love my leather jacket"
Jasmine Minks "Little things"
Tomorrow "Revolution"
No Age "Eraser"
That Petrol Emotion "It's a good thing"
The Who "5:15"
Georgie James "Need your needs"
Mission of Burma "Max Ernst"
Weird War "Illuminated"
Bad Religon "Only gonna die"
Nation of Ulysses "Spectra sonic sound"
Peter & the Test Tube Babies "Jinx"
Slant 6 "Double edge knife"
Dead Moon "54-40"
Kiko
DEXYS Keep it part two (Inferiority part one)
MOSE ALLISON Your mind is on vacation
THE SEA AND CAKE An assassin
KIMBERLEY REW Hey war pig!
THE REALISTS I've got a heart
THE UGLY'S The quiet explosion
THE LEFT BANKE Let go of you girl
RUEFREX The wild colonial boy
BOURGIE BOURGIE Aprés-ski
THE EYES Please don't cry
THE MAMAS & THE PAPAS You baby
JANE AIRE & THE BELVEDERES Yankee wheels
DEE WALKER Jump back!
THE PRISONERS Hurricane
THE FLESHTONES American beat '84
THE DAMNED Smash it up
GENERATION X Promises promises
16 de jul. 2008
La Escuela Moderna grita ¡Presentes! al Manifiesto por la Lengua Común
La Escuela Moderna se ve obligada a denunciar la situación de persecución del castellano en territorio catalán. Desde hace más de medio siglo, casi desde la época de aquel dictador que conquistó la península ibérica e hizo del catalán lengua oficial en todo el estado (exterminando unos cuantos millones de españoles por el camino), los castellanohablantes viven -especialmente en territorio catalán- una situación de apartheid sólo comparable a la de los cristianos en la era romana. Habitan en catacumbas cavadas bajo el suelo urbano, publicando sus propios samizdat y periódicos de tirada mínima, hablando clandestinamente entre ellos castellano, esa lengua perseguida que jamás ha sido utilizada para someter a otras naciones, esa lengua neutral y gallarda que, al contrario que el catalán, no se usó para doblegar a Moctezuma ni consiguió su predominio y hegemonía brutal mediante un alzamiento militar de carácter fascista y en contra de la voluntad de la población en 1936.
No el castellano. No los castellanohablantes en Cataluña. Esa tribu que está incluso perdiendo su apariencia humana, que se ha visto obligada a desprenderse de su cultura y lengua, y que sobrevive alimentándose de raíces y emitiendo sonidos guturales; sonidos que, una vez, fueron la lengua más hermosa del universo. Ese pueblo que sufre como el pueblo de Israel, ese pueblo que aguanta sin escritores, sin Real Academia, sin libros publicados en su idioma, sin editoriales multinacionales, sólo con el boca a boca y la ocasional nota manuscrita ilegal pasada de hombre a hombre mediante el transporte en la cavidad rectal.
El castellano, lengua de poetas y canciones, hoy desterrada de comisarías, de embajadas, de las instituciones gubernamentales, de Hacienda, de la comunicación mediante telefonía móvil y fija, de televisiones y periódicos (todos ellos espacios que el catalán ha conquistado de manera ilegal, casi profana). El castellano, esa lengua silenciada en la calle, en canciones y festejos, una lengua milenaria que a día de hoy sólo se habla en susurros, con miedo, mirando por encima del hombro. En Barcelona, por ejemplo, se ha conseguido la completa y absoluta erradicación de una lengua antaño imperial: no se habla en bares, ni en taxis, ni en autobuses, no se ve por la televisión y nadie la escucha en salas de baile. Ha desaparecido. De forma salvajemente antinatural y antidemocrática, el gobierno catalán anticonstitucional ha conseguido que todos los habitantes de su territorio hablen un catalán perfecto, no contaminado por ninguna otra lengua, puro en su nefanda omnipresencia. Catalán con acento del empurdán por todas partes, incluso en aquellos bastiones que jamás se sospechó que lograría alcanzar: en la boca de guardias civiles, militares, policía nacional, jueces y en la monarquía. Sólo catalán, la población catalana deleitándose en su ignorancia monolingüe y en su escasa tolerancia al aprendizaje de otras lenguas, otras culturas, otros acentos.
La Escuela Moderna se enorgullece de pertenecer a esta vanguardia defensora del débil, del amenazado, del idioma en visos de desaparecer, del idioma que no es dominante y no recibe ayudas ni se incrusta en la boca de la población contra su voluntad: el castellano, el español. Una lengua minoritaria, anémica, escuálida y perseguida que unos cuantos miles de miserables con barretina y txapela están a punto de consignar al vertedero de la historia.
La Escuela Moderna no ve otro camino que gritar: ¡Dejad en paz al castellano! ¡Levantad el pie de su cuello, catalanes, gallegos y vascos (pueblos nobles en el pasado), sacadlo del olvido y la ilegalidad, dejad que los niños y los ancianos se acerquen a él e incluso lo hablen, cesad de castigar con destierro o muerte a todo aquel que pronuncie con terror una palabra española en suelo catalán!
Damos un paso adelante y nos ponemos al lado de Fernando Savater, ese hombre entero y digno al que un puñado de violentos no ha logrado arrancar completamente su cordura y arrojarlo a la más oscura enajenación mental y manía persecutoria. De Félix de Azúa, ese feroz defensor de la clase obrera y la cultura popular, ese sabio que siempre se ha alineado contra el establishment, que jamás ha sido un vasallo miserable del poder, y que continúa desde su púlpito de prestigio elitista adoctrinando a la desorientada y voluble población. Y qué decir de Luz Casal: ¡Somos tus fans! Siempre te defenderemos, Luz, ante esos desaprensivos que ladran e insinúan que eres una de las personas con menos talento de la península, y que -al igual que Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel, dicen- sólo sobrevives (cómodamente) gracias a las subvenciones del gobierno y las continuas reediciones baratas que regalan los periódicos.
Porque: ¡No! ¡Nosotros decimos no! ¡No estáis solos! La Escuela Moderna, también perseguida, os acompaña siempre, a cada paso que dais, en este duro pero heroico camino.
Salid del armario, como nosotros hemos hecho, deshaceros de esas capas eufemísticas que sólo nos estorban y decid ya sin miedo que esto no sólo es por el castellano. Que esto es por España, por su unidad y centralidad eterna, por una idea de nación monolingüe y monocultural que no se vea atacada por primitivos aborígenes periféricos con sombreros divertidos, salvajes que insisten en continuar hablando sus lenguas muertas y conservando sus costumbres atávicas. Que esto, dejemos ya de susurrarlo, es un manifiesto que aspira a la hegemonía del nacionalismo español, y a la completa claudicación de otras ideas de nación y cultura diferentes, inferiores. Decidlo, camaradas, compañeros (¿Podemos osar llamaros compañeros?). Confesad sin miedo que sois del Arriba España y el Una, Grande y Libre, del Viva el Rey y la completa fortificación mental hacia cualquier otra manifestación cultural extraña, peligrosa, independiente incluso.
Por todo ello, solo podemos gritar:
¡Presentes!
La Escuela Moderna, Julio del 2008
Vaneigem: Manual de rebelión cotidiana
Ensayo La didáctica y febril obra situacionista de Raoul Vaneigem es reeditada coincidiendo con el aniversario de Mayo del 68
Como todo grupo de vanguardia político-artística que se precie, la Internacional Situacionista estuvo durante toda su existencia sacudida por continuas purgas y cismas ahora-ya-no-te-estoy-porque-eres-un-reaccionario. Semi-olvidados co-starring en los hechos del 68, los situacionistas se las arreglaron sin embargo para dejar a su calcinado paso un cuerpo teórico sin parangón cuyo cenit serían las dos obras mayores de sus figuras clave: Guy Debord y Raoul Vaneigem.
Debord, por un lado, era un guerrero nihilístico-marxista tan fascinante y apasionado como algo imbécil, en el sentido menos médico de la palabra: un señor con una exagerada concepción de su propia importancia en el planeta Tierra, dado a las rencillitas más infantiles en el seno de la IS, y plagado de contradicciones insalvables. Debord quería educar al proletariado en vistas a la revolución, y para ello escribió un libro (La Sociedad del Espectáculo) que sólo comprendieron seis profesores de filosofía en todo el mundo. Y digo comprender en su totalidad, no citar frases para hacerse el enterado en columnas. Debord justificó el cripticismo de aquella obra con el argumento de que así los catedráticos no serían capaces de analizarlo. Descuidó un pequeño detalle; no podrían analizarlo ni los catedráticos ni nadie.
En el otro extremo está Raoul Vaneigem, un poeta belga con alarmante carencia de barbilla que ingresó en la IS en 1961, a instancias de Henri Lefebvre (entonces aún no demonizado). Vaneigem aguantó como miembro una década (sobreviviendo incluso a la “purificación” de 1962, cuando la IS pasó de la “fase artística” a la “fase política” y se descabezó a Jörgen Nash, Pinot-Galizio y otros), y acabó articulando el ethos situacionista en el Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, un libro que expresaba de manera poética y comprensible la idea de una revolución basada en el deseo, la intensidad, el juego y el vivir sin horas muertas, sin dueño. El libro de Vaneigem, como dijo Andrew Hussey, “estaba lleno de alusión, intimidad, era sinuoso y emocional”; o sea, que era todo lo contrario que el indigesto panfleto Debordiano. Vaneigem se basó en Lautréamont, Céline, Artaud y Vaché, pero a la vez en el terrorista Ravachol, el anarquista Max Stirner y las nuevas subculturas de delincuencia pop: Bloussons noirs, mods y rockers. Vaneigem veía en ellos a un nuevo proletariado, y les comparaba a Dada: “El mismo desprecio por el arte y por los valores burgueses, el mismo rechazo de las ideologías, la misma voluntad de vivir. La misma ignorancia de la historia, la misma rebeldía indumentaria, la misma ausencia de táctica”.
En el Tratado... se dicen también frases como la mil veces citada: “Los que hablan de revolución y de lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor y de positivo en el rechazo de las obligaciones, tienen un cadáver en la boca”. Si escuchan esto en el recitado que finaliza la canción The story of the blues Pt.2 del grupo inglés Wah! y no se les pone toda la piel de gallina... Bien, algo les pasa.
Hay más cosas que hacen de Vaneigem un tipo adorable. Cuando en 1968 el poderoso Sindicato de Escritores francés le envió una carta invitándole a afiliarse, el bueno de Vani les contestó así: “Pedazos de mierda, costras mohosas de letrina intelectual, putos gilipollas, el olor de vuestra propia descomposición os debe haber afectado la cabeza para creer que un situacionista podría unirse a vuestra pandillita de mierda”. Tanto intelectual como emocionalmente, Vaneigem era para Debord la única amenaza real de cara al liderazgo de la IS. De modo que -¿lo adivinan?- fue expulsado en noviembre de 1971 por “cobarde”, acusado de haber estado “de vacaciones” durante el levantamiento de Mayo del 68. Vaneigem continua hoy manifestando su perplejidad por aquella purga.
Anagrama aprovecha el aniversario de la revolución del 68 para reeditar esta gran obra situacionista con nuevo prólogo del autor. Quizás no fuese tan indispensable para los hechos de mayo del 68 como los situs deseaban hacernos creer, pero continúa siendo la mejor opción para todos aquellos que desean superar la paralítica retórica del marxismo convencional sin por ello claudicar postmodernamente ni acatar sin chistar la opción actual.
Kiko Amat
Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones
Raoul Vaneigem
Anagrama
304 págs.
9 de jul. 2008
Las incongruencias del nacionalismo lingüístico español en el manifiesto por la lengua común
Recorto y pego de Libro de Notas el comentario más lúcido que hasta ahora hemos leído (y en castellano) sobre la obsesión neo-con castiza con la supuesta persecución del castellano. Muchas cosas podría añadir yo sobre el tema pero es que me hierve demasiado la sangre: ya hablaremos otro día sobre el hecho irrefutable de que las lenguas más minoritarias de esta península estuvieron PROHIBIDAS en su día y de que la gran mayoría de nuestros abuelos no saben ni escribir en un idioma que es el SUYO (ni oficialmente ni polladas de esas, EL QUE APRENDIERON EN CASA DE SUS PROPIOS PADRES). U.
La verdad es que no quería decir nada al respecto, que estos debates lingüísticos los arma el diablo y ya me veo siendo vilipendiado en plaza pública, acusado de traición y felonía (sic), de enemigo de la concordia y de separatista. Pero es que me tiran de la lengua cuando me tiran la lengua común a la cara. Me he leído, de noche, a unos diez mil kilómetros de distancia, de un tirón y sin aliento, el manifiesto en defensa del español producido por un puñado de reputados intelectuales, y aún no me lo creo. No sé si estoy indignado o si se trata de simple y vulgar decepción.
Es como si un pequeño grupo de intelectuales hubiera decidido salir por la tangente, queriendo reventar los resortes de cualquier acuerdo posible en materia lingüística en España. Decir que las ideas formuladas son simplistas y están mal expresadas es quedarse corto, ante lo que parece un ejercicio mediocre de estilo, más propio de hooligans en estado de común excitación que de sesudos intelectuales.
Los autores empiezan reconociendo su preocupación por la situación institucional del idioma castellano en nuestro país en los últimos años. Con esa afirmación encuadran la cuestión en el ámbito de la política lingüística, pues su desazón no procede de una situación social desfavorable para la lengua que se han propuesto defender (la suya, claro), sino de su reconocimiento oficial en el actual marco jurídico. Según sus propias palabras, el idioma goza de una “pujanza envidiable y creciente en el mundo entero, sólo superada por el chino y por el inglés”. Imaginamos que el término “pujanza” hace referencia al número total de hablantes, porque todo el mundo sabe que la situación del chino es muy diferente de la del inglés. La elección de los adjetivos “envidiable” y “creciente” para modificar, calificándolo, al sustantivo “pujanza” merecería un concienzudo análisis psicoanalítico, pero no seré yo quien lo haga en estas pocas y mal trazadas líneas, dada mi ignorancia abisal en esa materia. De cualquier modo, está lanzado el guante para quien quiera recogerlo.
Pero eso no es nada. Lo para mí escandaloso es la torpeza con que los argumentos utilizados se contradicen entre sí y, al mismo tiempo, la disparidad entre estos y las propuestas que más adelante se dirigen a la consideración del Parlamento español.
Veamos. La primera premisa afirma sin rubor que todas las lenguas de España son oficiales, patrimonio cultural compartido y objeto de protección, pero que sólo una de ellas, el castellano, “es oficial en todo el *territorio* nacional” (la cursiva, la negrita y el subrayado son míos). El texto reconoce haber aquí una asimetría legal (aquí el subrayado es de ellos), que no supone ninguna injusticia (y colocan una interrogación, que imagino que quiere decir que les sorprende, o mejor, los deja confusos, como a la espera de explicaciones, que eso le pueda parecer injusto a alguien). Esa asimetría, al cabo, no hace sino elevar el castellano, que es común, a la categoría de lengua política (este subrayado también es de ellos).
Lo que tan confusamente se expone aquí, si se me permite la exégesis, es que al castellano se le aplica en el marco legal español lo que en términos de política lingüística se llama “principio de territorialidad”. Eso quiere decir que se tiene en cuenta el territorio, en este caso, toda España, para reconocer el derecho al beneficio de servicios públicos en castellano, que se considera lengua prioritaria. De ahí que sólo ella goce “del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen”.
Los términos “común” y “oficial” son usados todo el tiempo indistintamente, como si fueran sinónimos. Ese uso se basa en una creencia, un acto de fe, que consiste en entender que el castellano es lengua oficial por ser lengua común. A mí, que no soy intelectual ni nada y que me tropiezo en las palabras cada vez que me acerco a un teclado, me parece humildemente que lo razonable, lo no fundamentalista, sea cual sea la consecuencia última que extraigamos de ese hecho, es entender esa relación al contrario, el castellano es lengua común por ser lengua oficial. Lo otro supone atribuir mágicas cualidades unionistas a una lengua, provocadoras de espontáneas y libérrimas adhesiones, lo cual constituye, como mínimo, una falsedad histórica, un mito ideológico.
La situación política de las otras lenguas de España es algo más ambigua, una especie de “principio de personalidad” restringido (como dice Ninyoles, perdón), pues se le garantizan al hablante de gallego, catalán y vasco determinados servicios en su lengua. Ese “principio de personalidad” está limitado a las respectivas comunidades autónomas, donde de cualquier modo esas lenguas no son prioritarias, al no contemplarse en la Constitución Española el deber de que todos las conozcan. La cooficialidad sitúa las lenguas autonómicas un paso atrás de la oficialidad.
En relación con esto, la segunda premisa es realmente graciosa, porque afirma que son los ciudadanos los que tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni las lenguas. Una clamorosa obviedad que hasta da vergüenza repetir, aunque últimamente se utilice como si fuera el GRAN ARGUMENTO contra las lenguas periféricas de las Españas. Ni el más cretino de los nacionalistas pretende que se le reconozcan derechos lingüísticos a las montañas, cabos, valles o ríos del territorio que reconoce como propio (aunque sí defienda los nombres que les han dado sus habitantes). También todo el mundo sabe, creo yo, que las lenguas no son objetos materiales, ni seres vivos que puedan venir un día a reclamar sus derechos. Pero es que, como se reconoce sin ambigüedades en la primera premisa del manifiesto, los hablantes ejercen sus derechos, precisamente, EN UN TERRITORIO, y, por tratarse de un instrumento social de comunicación, los ejercen en conjunto con otros hablantes (con los cuales ellos pretenden hablar, es obvio). ¿En qué quedamos? ¿No decían que era el castellano la lengua “oficial en todo el territorio nacional”? Entiéndase bien, TERRITORIO y NACIONAL.
La continuación del razonamiento es simplemente grouchesca, del tipo “la primera parte de la parte contratante, etc.” Los hablantes de las lenguas cooficiales tienen derecho a recibir educación en sus lenguas, pero estas, las lenguas, no tienen derecho a conseguir “coactivamente” hablantes, las muy cabronas, ni a ser prioritarias en la educación, lo que sería un “atropello”, porque la prioridad en todo el *territorio nacional* (sí, la negrita, la cursiva y el subrayado son míos) es del español. Se entiende, claro está, que no “coactivamente”, sino por la gracia de Dios. Según los manifestantes, no se debe adjetivar, ni atribuir acciones ni derechos a las lenguas cooficiales, tal como procede de forma irracional el nacionalismo periférico, pero no hay ningún problema por hacer eso con el castellano, que es crecientemente pujante, además de común y político.
La tercera premisa, y trato de acelerar, que esto se prolonga demasiado, dice que es encomiable que en las comunidades bilingües los ciudadanos sean bilingües (¡viva el razonamiento marxiano!), pero que eso debe ser alentado y no impuesto, pues es “lógico” que los monolingües en castellano quieran conocer de la lengua autonómica sólo “lo suficiente para convivir cortésmente con los demás y disfrutar en lo posible de las manifestaciones culturales en ella”. Como se puede comprobar, la posibilidad de ser “cortés” y de “disfrutar de las manifestaciones culturales” es prerrogativa exclusiva de los monolingües en castellano, que pueden, si quieren, tener la deferencia de conocer algo de la lengua de sus conciudadanos. Luego se reconoce sutilmente, sin decirlo, la existencia de coacciones económicas para el uso del español, cuyo desconocimiento, “daña especialmente las posibilidades laborales o sociales de los más desfavorecidos”. Pero eso no es abusivo, según los intelectuales firmantes, sino todo lo contrario.
Premisa cuatro. El generoso apartado tres del artículo tercero de la Constitución Española, “las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”, ya se ha cumplido. La luminosa y democrática propuesta es que se acaben el respeto y la protección, y que se abra la veda.
Las propuestas a que conducen tales premisas son las siguientes:
1) El castellano es común y oficial en todo el territorio nacional (¿pero eso no era la premisa, como puede ser también la propuesta?, ¿no era eso lo que ya decía la Constitución? ¿Qué puede hacer el Parlamento, subrayar con tinta fosforescente ese artículo de la Carta Magna?).
2) Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero NUNCA COMO LENGUA VEHICULAR EXCLUSIVA O PRIMORDIAL (¿y dónde quedan los derechos de sus hablantes? ¿No se decía que eran los hablantes y no las lenguas ni los territorios los que tenían derechos? ¿Para qué gastar tanta tinta justificando sus propuestas, si después se pasan las propias premisas por el forro? ¿Es partidario ese grupo de intelectuales de promover un apartheid lingüístico en las comunidades autónomas con lengua propia, defendiendo el monolingüismo militante de sus habitantes y provocando su radical separación en dos comunidades lingüísticas que no se comuniquen?).
3) Para que no se diga que estoy en contra de todo, no me importa reconocer que estoy de acuerdo con la tercera propuesta, que “en las autonomías bilingües, cualquier ciudadano español tiene derecho a ser atendido institucionalmente en las dos lenguas oficiales”. Por ejemplo, que en una comisaría de la policía nacional en Galicia, o en las oficinas de la Delegación del Gobierno, yo tenga derecho a ser atendido en gallego, lo que raramente ocurre.
4) El castellano debe ser omnipresente en todo el territorio (no voy a tocar la misma tecla, ¿no decían que la lengua pertenece a los hablantes y no a los territorios, etcétera, etcétera?).
5) Que nadie nos toque nuestro monolingüismo, que las lenguas cooficiales se queden donde están y que, como aquellas compresas que anunciaban por la tele, no se vean, no se noten, no traspasen.
Y así hasta la incongruencia final. Inmediatamente después del lamentable manifiesto por la lengua común (eso es una tautología, todas las lenguas son comunes, no existen lenguas individuales) de este grupo de intelectuales aparece la palabra “firmas” y entre paréntesis dice “en orden alfabética”. Sólo que el primer firmante es Mario Vargas Llosa, y luego viene José Antonio de la Marina…. ¡Ya me diréis qué orden alfabética es esa!
8 de jul. 2008
Star: Contra todo y contra todos
Star Glénat recupera en un álbum portadas y artículos de la mítica revista underground barcelonesa de los 70
Aunque uno se obstine en luchar contra ella, la nostalgia siempre gana. Con los años, ese pasado de angustia teen y burricie automutiladora acaba convirtiéndose en algo entrañable. Y aquellos trapos, en armaduras gloriosas. Y aquellos grupos de mierda que nos gustaban, en el futuro del pop. Y aquellos empujones ebrios en la puerta de un bar, en hazañas bélicas contra Unos Tíos Muy Chungos. Ah, la nostalgia. Qué montón de basura, pero cuanto engancha.
Antes de continuar les diré que no viví la revista Star. No me tocaba por edad y, además, el prejuicio que los adolescentes de los 80 sufríamos respecto a la generación inmediatamente anterior -los carrozones setenteros- parecía entonces insalvable. No, los ochenteros nos saltamos Star. Pero al César lo que es del César: Desde la perspectiva de este opaco nuevo siglo, Star parece el copón de la baraja. Una publicación que, para su momento, situación y medios, fue una completa rara avis. Algo que era poco probable que funcionara pero que, contra todo pronóstico, lo hizo.
Pachanga total
Star se fundó en Junio de 1974, y Glénat celebra hoy 27 años de su aparición editando un libro recopilatorio de textos y portadas. Star era, para empezar, una revista que desafiaba comparación local; porque fuera de aquí estaban la francesa Actuel, las inglesas Oz e IT, las americanas The Digger, Berkeley Barb... ¿Pero aquí? Cero, como siempre. Como afirma el ex-plumilla de la revista Oriol Llopis, “Star no se parecía a nada más, ni de entonces ni de ahora”. Y no me menten el Ajoblanco o El Viejo Topo, mucho más hippies y, por definición, inductoras de la catatonia feromonal. No, en Star lo que imperaba era la pachanga total y el cachondeo integral. Y el meterse con peña e insultar a todo bicho viviente. Y el Ir contra todo y contra todos, como anunciaba chulesca aquella célebre portada del número 26.
No había sido siempre así. Juan José Fernández (su fundador, el mismo colgao que en la mencionada portada aparecía apuntándonos con un revólver) había empezado la revista para publicar cómix underground. Aquella etapa de Freak Brothers, marihuana y buen rrollini terminaría con la erupción del punk, fenómeno del que Star tomaría buena nota. Es entonces cuando Star se pone faltona y buscarraons, y Oriol Llopis escribe artículos de bandas juveniles, y Ramón de España e Ignacio Juliá publican su mítica entrevista con La Banda Trapera del Río, y las autoridades les secuestran unos cuantos números. Y, a pesar de eso, 25.000 ejemplares salen mensualmente a la calle y, gracias al mano-mano y el boca-boca, unas 100.000 personas leen cada uno de sus números. Poca coña.
Sí, en aquella época -como le soltó un día el excéntrico fotógrafo Flowers a Ramón de España- “el underground te lo comprabas en el quiosco”. Y en esa época pre-Pujoliana de acracia follem-follem-que-el-mon-s’acaba, el subsuelo subió a la superficie. Es en esa segunda etapa de farra filopunk cuando Star se hace mítica; son sus años cruciales. Con una plantilla de articulistas semi-amateurs (Diego Manrique, los mencionados España y Llopis, Jaime Gonzalo e Ignacio Juliá, Luis Vigil...) Star se plantificó en mitad de la vida cultural ibérica armada solo de humor, gusto bárbaro y heterogéneo (y nada dogmático), morro y ganas de enseñar el culo. Fue la guía de las cosas buenas y secretas en un momento en que nadie se enteraba de nada; el faro de lo cool y apasionante.
Pero metamos el freno a la nostalgia. No todo de aquella sanfaina hedonista ha envejecido con igual dignidad. De Star es difícil recuperar la información musical anglosajona (puro radio macuto), la fascinación por el sadomasoquismo (menuda cutrada) y, muy especialmente, la idolatración de la heroína y la figura del yonqui, productos de una lectura naïf de los músicos malditos neoyorquinos. Esas cosas dan un poco de vergüenza ajena, como ver la ropa que llevábamos en fotos de la pre-pubertad. Oh, uix.
Pero tres cosas de Star sí son altamente reusables. Una es el tres-veces-nombrado Llopis, Mr.1ª Persona, un escritor para el que todo artículo debía pasar por el prisma de uno mismo. Su prosa biográfica, chapucera y anti-técnica pero totalmente emocional es un ejemplo a recuperar en estos tiempos de crítica “objetiva” (o sea, cobarde) y odiosas revistas de tendencias. Por las mismas razones -además de por su humorismo violento y Jardiel-Poncelesco- conviene revisitar al también tres-veces-mentado Ramón de España. España, hay que decirlo, era grande. El mejor ejemplo autóctono de lo que -en mi opinión- debía ser un periodista cultural: un bocazas altamente divertido, con olfato para los mejores discos y libros y una prosa rítmica, faltona, y que creaba fanatismo inmediato. España, yo era fan tuyo; aquí me confieso.
La tercera cosa es la colección de libros Star Books; aunque traducidos a la brava (Manrique aún se sorprende de cómo tuvo el morro de firmar alguna de ellas, pese a su inglés de preescolar), fueron los primeros jabatos en editar aquí a Kenneth Patchen, Nik Cohn o los beats, y ahí es nada. Una razón más para aplaudir cómo “se lo hacían” (para utilizar jerga de la época) nuestros antepasados de los 70’s. Con un par. Con un par.
Kiko Amat
(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 2 de julio de 2008)
Dada y punk: Anti-arte contra no-arte
Arte. Ahí es cuando saco el revólver. Nada dispara más mi desconfianza que esa palabra; es como si me advirtieran que alguien disemina ántrax con el aliento. Lo cierto es que no es difícil sospechar del arte: Tiene aspecto de fraude estudiantil, una cosa intangible e inútil que sólo los “expertos” dominan y que sirve para estamparle a la gente en la nalga un sello con su clase social. ¿Arte? Quita de aquí, anda.
Es este particular outlook el que me acerca y, a la vez, aleja de dada y sus métodos. Porque, verán, en mi opinión, el problema con dada es precisamente su intención de ser anti-arte. Por mucho que los violentos exabruptos de Tristan Tzara, Arp, Picabia y la panda del Cabaret Voltaire de 1916 tuviesen como objetivo “destruir el arte”, por mucho que su odio fuese legítimo (marchantes de arte, artistillas fariseos, poetas laureados)... Al final, el tifón dada se desencadenó en un entorno artístico y sus acciones anti-arte siempre terminaron produciendo algún tipo de arte, en una contradictoria e infinita cinta de Moebius teórica que sus componentes se esforzaron -sin éxito- en cercenar. Todo ello hace de dada un fenómeno recuperable: el anti-arte siempre podrá venderse como arte. Sólo hay que darle tiempo.
Dada y punk: ¿Hermanos o primos?
Greil Marcus casi se lastima rastreando conexiones entre dada y punk en su libro Rastros de Carmín. “Empecé a preguntarme de dónde venían aquellos gestos”, afirmaba el escritor americano tras toparse con los Sex Pistols. “¿Aquella voz surgía de la nada, o algo la desencadenó?”. Su curiosidad le hizo ponerse a desenterrar con ojos de orate cualquier tipo de grupúsculo contracultural pretérito: dada, letristas, situacionistas... Todo para dar con la “alquimia” que los reproducía en el tiempo. Marcus admite que no fue él el primero en señalarlo, que en el Londres del punk la palabra dada salía en todos los fanzines y “la supuesta involucración de Malcolm McLaren [manager de los Sex Pistols) en la espectral Internacional Situacionista era moneda corriente en la prensa musical”. Tuvo que venir Johnny Rotten (ahora John Lydon) de los Sex Pistols a lanzar el primer jarro de agua fría encima del linaje trazado por Marcus. En su autobiografía Rotten. No irish, no blacks, no dogs, Lydon manifestaba que “todo el rollo de los situacionistas franceses y el punk es una chorrada. ¡No tiene sentido! Eso si que es charlatanería de libro. Las revueltas de París y el movimiento situacionista de los sesenta son pijadas de estudiante artie francés”. En el filme de Julian Temple The Filth and the fury Lydon insiste en ello, burlándose de las conexiones con dada y alineándose en la tradición del vodevil cómico inglés de Ken Dodd.
Decida uno creerse o no la boutade de Lydon, hay algo incontrovertible en sus palabras. Y es que el punk inglés jamás operó en un entorno artístico; ésa es la diferencia principal con dada. Aunque algunos de sus originadores vinieran de art schools (Jamie Reid -que adaptó pósters letristas para los Pistols-, el propio McLaren) o los métodos usados fuesen similares (nihilismo, antiautoritarismo, absurdo, confrontación directa, teoría polpotiana de Año Cero cultural y rechazo -si bien ficticio- de la tradición) lo cierto es que el grueso del punk lo componían los freaks descastados del barrio, bootboys con un pie en la pared y el otro en la oficina del paro, chicos de clase obrera sin esperanza, herederos de una cultura popular útil, sin adorno, sin academia. Si uno quiere buscar los verdaderos cimientos del punk, ahí están: reggae y dub, descampados y pajas, la huelga de basuras del 1974, Roxy Music, la anfetamina de los mods, ruido blanco vía The Who. Chicos con botas, chicos de club, mal cutis y ropa de trapería, la angustia primordial de los suburbios: Eater, Clash, Jam, Cortinas, Adverts, Rezillos, Damned, 999, X-Ray Spex, Stiff Little Fingers, Sham 69, Subway Sect. Tocando para ellos mismos, tocando porque no había otra cosa, porque las canciones eran el único escape. Sin buscar la apreciación, ni siquiera el odio (como hizo dada), de la clase artística; funcionando en otro plano, otro mundo, música para bailar y ponerse to’loco. El ruido roto de los chicos sin estudios, el único modo de rozar la belleza desde las casas baratas: eso es punk. No lo busquen en las galerías de arte, porque no está allí. O no debería.
Kiko Amat
(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 25 de junio de 2008)
Junot Díaz: El silencio del nerd
Sea como fuere, aquí tienen a otro: Oscar Wao. Posiblemente el tipo más feo de la República Dominicana, sólo que trasplantado a New Jersey, medio ciego de tanto analizar Dune y con un culo como una sandía. Aquí lo tienen: Inmutable Amigo-de-las-niñas-y-nada-más (“la perdición de todo nerd”), reo de habitación teen, jugador de rol, fan de Neil Gainman. Sólo que peor, porque Oscar Wao es dominicano. Qué mala suerte la suya. Junot Díaz, su creador (y apabullante Premio Pulitzer de este año) le ha arreado el golpe de gracia al estigmatizarlo aún más, haciéndole formar parte de una de las culturas más testicular-céntricas del planeta. Unánse a nosotros, se lo ruego, en una charla con el responsable de tal putadón.
Antes, el héroe de las novelas era el jock, el follador victorioso, pero ahora es el nerd. ¿Será porque los esritores tienden a ser nerds?
Gran parte de los escritores son nerds, es cierto, pero la mayoría de los protagonistas siguen siendo no-nerds. Lo único que pasa es que a gente como tú y como yo nos gustan más los nerds. También me interesa Oscar como crítica de la cultura dominicana, con sus estereotipos de masculinidad; todos esos campos tienen un silencio, y es el silencio del nerd, el arquetipo marginalizado. En cualquier caso, incluso entre los nerds, Oscar es “el rey de los perigüeyos”, como se dice en mi país. No es lo mismo ser un nerd de macs e Ipods que un nerd de Dragones y Mazmorras. A Óscar le gustan las areas más marginalizadas incluso entre los nerds.
La nerd-itud de Oscar, sin embargo, se intuye como algo más que el intento de moldear un protagonista y divertido.
La narrativa realista no puede llegar a explicar la realidad del Tercer Mundo, así que no queda más remedio que hacerlo usando la narrativa múltiple. Las mejores nociones del poder absoluto que se desarrolló en el Trujillato [la dictadura deTrujillo, que mandó sangrientamente en la República Dominicana de 1930 a 1961, y en la que Díaz sitúa partes de la saga de la familia de Óscar) las encuentras en los cómics. Las obsesiones marginales de Oscar pueden explicar la historia de su familia y país mejor que las narrativas habituales.
Te veo bastante bien de salud y cutis. Si tienes un pasado nerd, y Óscar es tu alter-ego, has conseguido esconderlo de maravilla. Cuéntanos ese secreto que podrá devolver la esperanza a cientos de lectores de Rockdelux.
Gracias. No, en ésta novela casi nada es autobiográfico. Si hay un alter-ego aquí es Yunior [cuñado esporádico de Óscar). Cuando mi madre leyó la novela me dijo: “Ésto no tiene nada que ver con la familia. ¿Para qué vas a buscar locos fuera si tu familia está llena?”. Este libro es mi Tierra Media. He conseguido vertir en él mi amor por los géneros: ciencia ficción, fantasía, cómics... a la vez que daba rienda suelta a la percepción (y obsesión personal) de que la historia profunda del Caribe es la historia secreta de los Estados Unidos.
Pareces un tío de obsesiones.
Comparado con otros américanos estoy bastante bien, créeme.
La maravillosa vida breve de Óscar Wao es un libro conscientemente humorístico, un atributo del que la mayoría de los escritores respetables huyen como del tifus. Parece que la risa (como decía el venerable Jorgue de El nombre de la rosa) fuese algo animalístico que hay que evitar.
La división entre humor y drama no existe en la vida real. La locura caribeña es precisamente esa mezcla: un escritor del Nuevo Mundo va a hacerte morir de risa y romperte el corazón en la misma página. Es necesario crear esa confusión en el lector. Nada es más serio y real que no saber si reir o llorar.
Los escenarios históricos de algunas partes de la novela (como el Trujillato) están meticulosamente investigados, sin que con ello parezca que se nos está dando una lección de historia ni sin que el libro se convierta en un tostón.
Mi definición de la civilización actual es “la tiranía del presente”. Nuestros cerebros quantum se han reducido; ya no tenemos dimensiones de pasado/futuro, sólo presente. Muchos escritores que quieren ser actuales piensan que el registro histórico es anatema, pero la historia no es sólo material para escritores viejos y aburridos o para la vieja izquierda.
Es espeluznante pensar en lo cercano que está todo, si lo situas en un arco temporal contextualizado en la historia. Quiero decir que de la Guerra Civil española o del Trujillato hace nada, literalmente. 50 miserables años.
Nuestras culturas están obviamente traumatizadas por esos sucesos históricos. Como escritor, mi faena más importante es hablar de ellos. El material con el que trabajo no son las palabras, sino el silencio cultural. El Poder sólo vence porque existe un silencio.
De ello se podría deducir que la obligación de todo escritor es buscar la comprensibilidad en todo momento.
No.
¿No? ¿No se trata de hablarle a la gente en su propio lenguaje, empatizar con otros sers humanos, compartir determinadas emociones?
Como escritor, debo provocar discusión. Los escritores más crípticos son los que provocan mejores discusiones. Además, no tenemos ni idea de qué nos deparará el futuro; quizás ese cripticismo es exactamente lo que el futuro requiere. La escritura reclama complejidad y diversidad. Las formas más populares son las que no duran demasiado. Mi visión es la de mis padres, que eran campesinos: sembrar pensando en la longevidad y los resultados en el futuro. De forma personal estoy de acuerdo con lo que dices, pero en cuanto a argumento estético... Mis escritores favoritos se saltaron la tapa de los sesos porque nadie les entendía.
¿Crees en la inmoralidad de determinadas visiones literarias? Jim Dodge dijo que Miedo y asco en Las Vegas era una novela excelente pero malvada desde un punto de vista moral, porque sus protagonistas se deleitaban en maltratar a la gente más desprotegida por el sistema en lugar de a Sheriffs o guardaespaldas.
No creo que ser optimista o proporcionar esperanza sea la única forma de empatizar. Ona de las muchas notas que un escritor puede tocar es la esperanza y la bondad, pero también puede expresar muchas otroas cosas hablando de la maldad, como Cormac McCarthy. Siento una comunión ética con la gente, pero no quiero ser programático. Ser programático es lo más aburrido que un escritor puede ser.
Junot Díaz
“La maravillosa vida breve de Óscar Wao”
Mondadori
Óscar Wao es un SuperNerd, un grasiento y vírgen fan de cómics y hobbits que se encuentra, tras una visita a la República Dominicana, en una coyuntura doblemente peligrosa: Está enamorado, y además van a matarle. A su alrededor (pasado y presente), orbita la familia: Su rebelde hermana Lola. El salido de su cuñado, Yunior. Su madre, la sufrida Beli. Y su mítica abuela, La Inca. Un libro de sagas, como dijo Time, “para gente que no lee libros de sagas”. Un libro anclado en la cultura popular pero sin miedo a bucear en el drama de la historia reciente. Un debut largo que ha tardado una década en ser escrito. Una obra espectacular y profunda, pero no por ello menos fresca e hilarante. Todo eso, y más.
Kiko Amat
(Artículo publicado originalmente en la revista Rockdelux#264 de Julio-Agosto. Ésta es la versión extendida de la entrevista)
2 de jul. 2008
VOTA HB!
La Escuela Moderna i Hungry Beat presenten:
VOTA HUNGRY BEAT!
Divendres 11 de Juliol de 2008
a les 9 del vespre
El col·lectiu HUNGRY BEAT cel·lebra l’arribada de l’estiuet amb una punxada de discs magnífics, extranys, gloriosos i amb agradables sorollets crepitants de fons.
Hi haurà més del de sempre (el que ens agrada i el que ens diverteix): pop, Punk-rock (pre, post i after), garatge, indie del de veritat, new wave, folk, revival mod, soul, R&B, hardcore, rockabilly,… Sorollot i belles melodies, clang clang, twet twet, tupratu-pratu, alzheimer, cremades de cigarret i taques de cervesa a les camises.
Hi haurà xapetes per tothom i cintes de cassette pels primers que arribin.
Serà al Bar Las Guindas
C/Sant Pau, 126 – Barcelona
Paral·lel
Pd: Sabem que aquest dia toquen els Nueva Vulcano al Sidecar. Doblete!
Pues eso, que La Escuela Moderna i Hungry Beat presentan:
VOTA HUNGRY BEAT!
Viernes 11 de Julio de 2008
a las 9 de la noche
El colectivo HUNGRY BEAT celebra la llegada del buen tiempo con una pinchada de discos magníficos, extraños, gloriosos y con ruido estático de fondo como las de antes.
Habrá más de lo mismo (lo que nos gusta y lo que nos divierte): pop, Punk-rock (pre, post i after), garaje, indie del de verdad, new wave, folk, revival mod, soul, R&B, hardcore, rockabilly,… Ruidazo y bellas melodías, clang clang, twet twet, tupratu-pratu, alzheimer, quemaduras de cigarro y lamparones de cerveza en las camisas.
Habrá chapitas para todos y cintas de cassette a los primeros que lleguen.
Será en el acogedor Bar Las Guindas
C/Sant Pau, 126 – Barcelona
Paral·lel
Pd: Somos conscientes que tocan los Nueva Vulcano en el Sidecar. Consultad los horarios y… doblete!