23 de jul. 2007

Vacances al sol

Aprofitant que s'acosten les vacances copio i enganxo un article bastant adient que va sortir al diari Diagonal (al que recomano que us subscrigueu) i que ens recorda lo ridícul del nostre estil de vida sota la bota del capitalisme:

VACACIONES: LOS NEGOCIOS Y LA PUBLICIDAD MARCAN UN ESTILO ALIENADO DE APROVECHAR LOS MOMENTOS DE DESCANSO

Turismo: próxima escapada, la Luna

Consume Hasta Morir (Ecologistas en Acción)
El modelo de viajes marcado desde las agencias y los ‘tours’ contratados en los centros comerciales no deja de crecer entre la publicidad engañosa, la masificación y la degradación del entorno natural.
(JPG)
Consume Hasta Morir

Ese ciudadano medio que trabaja diez horas al día, tarda una hora en ir a la oficina y otra en volver, come una ensalada insípida y una barrita energética, va al gimnasio por la noche y ve una media de tres horas diarias de televisión, ese personaje que agacha la cabeza a la hora de firmar su contrato y que nunca protesta por tener que hacer horas extraordinarias, ese hombre que nunca se uniría con otra gente para reclamar sus derechos es el mismo que provoca un altercado si su avión sale con retraso y que acude a una manifestación convocada por una línea aérea de bajo coste con la promesa de regalar billetes de avión a quien lleve pancartas contra Iberia. Ese ciudadano, que durante toda la semana está deseando que por fin llegue el viernes, se pasa el año pensando en las vacaciones. Eso sí, al igual que cuando llega el domingo siente una resaca tremenda y no recuerda nada de la noche anterior, en verano se tumba en una hamaca al lado de la piscina de un resort y no sabe si se encuentra en Bali, Cancún, Túnez, Varadero o Benicásim.

Y es que el capitalismo hace bastante tiempo que lo descubrió: el turismo de masas es un filón. Antes, viajar estaba reservado sólo a quien pudiera pagarlo, y lo más normal era que las familias cogieran el coche en verano y se fueran unos días a la playa con los niños. Hoy, con la extensión del modelo consumista a amplias capas de la sociedad, viajar ha pasado de ser un privilegio a convertirse en una obligación. Por eso, quien no se gasta una gran cantidad de dinero en las vacaciones es porque es un poco raro. No hay excusas: si no tienes dinero, paga a crédito; si no tienes tiempo de quedar con tus amigos para planificar el viaje, mejor emplea tu tiempo en ir al centro comercial y deja que una empresa lo haga por ti. Como Viajar.com, por ejemplo, que ya ha definido el tonting como el “síndrome que provoca la pérdida de tiempo y dinero al organizar un viaje”.

La transformación de la clase media en clase consumista permite que ésta pueda disfrutar de muchas cosas que antes se consideraban un lujo al alcance de muy pocos. Y, además, puestos a ello, no hay por qué ceñirse al mes de agosto ni poner especial cuidado en proteger nuestro entorno. Un fin de semana en Londres. Unos hoyos en algún campo de golf de la Costa del Sol. La semana santa, en todoterreno por el desierto de Marruecos. Una escapadita a una casa rural con jacuzzi. Un apartamento en Marina D’or. Un viaje de novios a la Rivera Maya. ¿Qué será lo próximo? ¿Ir a la Luna? Bueno, eso muy pronto también será posible: Ryanair ha anunciado la puesta en marcha de vuelos baratos a la Luna para el año que viene, y espera que para 2020 ese destino “sea tan atractivo para las vacaciones como Alicante o Málaga”.

La salvación del paraíso virgen
En una sociedad que fabrica individuos permanente insatisfechos, en el imaginario colectivo se ha instalado la idea de que, a pesar de que nos estamos cargando el planeta, el trabajo es alienante, las amistades son superficiales y la vida está monetarizada, cuando llegan las vacaciones hay que trasladarse a una suerte de paraísos vírgenes donde se nos promete que todo va a ser diferente. Así, por ejemplo, Cuba aparece en los anuncios de Iberia, según denuncia Facua, como un lugar en el que “mulatas en bikini están las 24 horas al servicio de los turistas para bailarles, hacerles masajes, abanicarles y darles de comer y beber”. La publicidad, que ha conseguido que la gente no compre productos sino estilos de vida, hace que te creas que eres especial por llevar una camiseta de Tommy Hilfiger y que tu viaje va a ser algo único que nadie haya experimentado jamás. Pero la realidad es que todos los días ves a otra persona con la misma ropa que tú y que cuando te vas de safari fotográfico a Kenia los leones no te impresionan, porque ya los habías visto muchas veces en el National Geographic y no es para tanto.

Dos ideas aparentemente opuestas, el trabajo asalariado y las vacaciones, forman parte, como dos caras de la misma moneda, del mecanismo que hace girar la rueda del sistema de consumo. Por eso, no es de extrañar que, en lo que va de año, el crecimiento mundial del número de turistas haya aumentado un 5,8% respecto a 2006. Esto ya no hay quien lo pare. Nunca mejor dicho, porque, en una sociedad marcada por la velocidad, lo importante es llegar al destino, no detenerse en el viaje. Y, encima, a eso le llamamos descansar.

5 de jul. 2007

Cantautores de ceniza


Cantantes angustiosos De Jimmy Webb a Townes Van Zandt, varios cantautores que dejan el corazón hecho cachos.

Me duele arruinarles el desayuno, pero hoy vamos a ser tristes. Una tristeza de primer gatillazo, cuando nadie te ha contado aún que “eso le pasa a todo el mundo”. Tristeza de amistad que se parte en dos a lo cracker navideño americano, con un pif sordo. No, peor: Tristeza de amistad adolescente erosionada durante años, que se aguanta sólo por miedo a lo ajeno, como la que cuenta Jonathan Ames en su I pass like the night. Cuando entra esa tristeza, solo hay dos maneras de domeñarla: La primera es atontecerla con el pie de empezar la conga del jalisco, que ahí viene arreando, y adiós lágrimas. La segunda es ponerle cojines, acotxar-la bien y regodearse en ella, mirando por la ventana con una afectada muestra de spleenazo opiáceo. Para esta modalidad precisarán de un combustible adecuado, y para eso precisamente están los cantantes tristes. Algunos –ya lo verán- eran gente trágica que hacía canción feliz, así que lo que les apenará será su vida, su descenso en caída libre. Otros ponían el lamento en verso para que todos picáramos de él y nos lo lleváramos a nuestras habitaciones vacías.
En cualquier caso, pónganse cómodos y tengan los Kleenex a mano. No, para eso no; para lo otro.

Nababs del sollozo
El rey de la histeria llorona es Johnnie Ray, por supuesto. Dexys lo inmortalizaron en su Come on Eileen (“Pobre Johnnie Ray, sonaba triste en la radio, rompió millones de corazones en mono”) y Morrissey le lanzó un guiño cuando salió en el Top Of The Pops con un Sonotone en la oreja (Ray era parcialmente sordo). El Ray se emocionaba tanto con su propio sufrimiento que rompía a llorar en medio de sus canciones, desconsoladamente, catapultando el furor maternal-uterino de su audiencia a niveles estratosféricos. Nik Cohn argumentaba en Awopbopaloobop alopbamboom que Ray empezó todo el fenómeno de histeria fan en el pop. Se hizo millonario con sus contorsiones de agonía y, a pesar de eso, siempre fue infeliz. “No tengo ningún talento, y desafino como una grulla”, fue una de sus muchas declaraciones de autosatisfacción. Ray lloró, lloró, lloró hasta el final.
Al contrario que Ray, Jimmy Webb empezó optimista. Quiero decir: empezó pésimo (su madre murió cuando él tenía 16 años), pero por un tiempo parecía que se había repuesto. Todas esas canciones emocionantes de los 60’s, la mitad son suyas: Up, up and away para los 5th Dimension. MacArthur park para Richard Harris. Wichita Lineman para Glenn Campbell. Webb era un churrero de éxitos pop, y entonces, se nos apenó. Sus brillantes cinco LPs de los 70 son de mear y no echar gota, y luego trasvasar todo ese líquido a los lacrimales. Cada canción peor. Met her on a plane? Gilette en muñeca. If ships were made to sail? Horno de gas. Moon is a harsh mistress? Judy Collins dijo que era “la canción perfecta para tirarse por la ventana”. Cuando ya levantaba cabeza, una mujer le partió el corazón de tal forma que, en una entrevista reciente para la revista Mojo (¡30 años después!) aún se le llenaban los ojos de lágrimas, al pobre.
Townes Van Zandt era el cenizo que dijo que el “estar solo” de la gente y la “soledad” que él sufría eran dos situaciones tan distintas como “el estar sin un duro o el ser pobre”. Y que dijo: “No me veo teniendo una larga vida”. Y también: “No todas mis canciones son tristes; algunas son desesperadas”. Su vida lo explica: Caída de un balcón. Terapia de shock. Recuerdos de infancia borrados. Maníaco Depresivo. Sesiones de ruleta rusa. Borrachez perpetua. Éste es el hombre, al fin y al cabo, que resumió su filosofía de la vida en la canción Waitin’ around to die, que no hace falta traducir. Country-folk para no volver a reír.
El nombre de P.F. Sloan, como el de Webb, también aparece en cientos de éxitos pop de otros: el anti-guerra Eve of destruction de Barry McGuire, You baby para los Turtles, Secret agent man para Johnny Rivers... Sloan era el puente entre la tradición pop del Brill Building y el cantautor intimista de Laurel Canyon, y fabricaría temas para Jan & Dean, The Rip Chords, The Grassroots y más. Pero lo peor vino luego: Dunhill, su sello, mosqueado por el poco éxito comercial de sus dos álbumes de 1965 y 1966, inició una campaña de terror (él clama que le pusieron una bomba en el coche y una pistola en la nuca para que les regalara los derechos de sus canciones) que obligaría al trovador a retirarse. Ya se imaginan el resto: un tobogán de violencia capitalista del tipo “vivir con padres/lavar coches/teleoperador/homeless”. Y, de guinda, enfermedad (una deficiencia de glucosa en la sangre), catatonia, y paso final por tres psiquiátricos. La gran ironía llegó en 1970, cuando fregaba mesas en un bar y por la radio pusieron P.F. Sloan, la canción que le había dedicado Jimmy Webb. Gracias por nada, Dios; gracias por nada.
Y hay muchos más: Ya conocen a Nick Drake, el introvertido niño-rico que no estuvo contento un solo día de su vida, y acabó suicidándose. La vida de la heroinómana folkie californiana Judee Sill es más catastrófica que el libro del Apocalipsis. Lo de Chris Bell, ex-Big Star, es para no creerlo; después de pasar años en el mejor y menos exitoso grupo del planeta, Bell acabó (claro) heroinómano, se metió en una secta, se volvió MUY loco, grabó otro de los mejores discos de la historia (I am the Cosmos, que nadie escuchó hasta su reedición) y luego estrelló su coche contra un poste telefónico a unos metros de su casa, matándose. En cuanto a modernos, dos señores perpetuamente apenados son Damien Jurado (porque sufre de esquizofrenia y es católico de la rama “Dios vengativo”) y Mark Kozelek ex-Red House Painters (porque le da la gana, la verdad sea dicha). O sea que ya ven: Alegren la cara, que lo suyo –lo que sea- tiene solución.

Kiko Amat


(Este artículo apareció publicado en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia de 27 de junio de 2007 en un formato distinto y con menos cantautores; esta versión es, por tanto, inédita)

Mose Alive!




MOSE ALLISON
Mose Alive!
Atlantic, 1965

Mose Allison va néixer a Tippo, al delta del Mississippi, l’any 1927. Fill d’un petit terratinent liberal que cultivava cotó, Allison va estar des de petit en contacte amb el blues rural de la comunitat negra. Al Delta no calia buscar molt; TOT el que rodejava el jove Mose era el blues. Aquell blues que mesclava la lamentació amb un esperit d’esperança eterna que impregnaria també el seu fill natural, el soul. El blues, no cal dir-ho, és música de supervivència però –al contrari que altres músiques de tradició europea– la seva dialèctica mai es limita a la queixa. Aquesta és la seva glòria. El blues, com a força positiva, està en constant recerca de solucions, de maneres de controlar la situació, de vèncer. I les eines per fer-ho acostumen a ser la ironia, el doble sentit, la desdramatització; tot el que ajudi a conservar la dignitat personal. Podran aixecar el fuet, però seguirem rient.

Mose Allison es va banyar en això. Si el blues és la base del seu estil, el jazz, però, va descobrir-li la “varietat tonal, la independència rítmica i una fonamental exhuberància en l’estil”. L’època en què va fer de trompetista a l’exèrcit l’acabaria transformant: “Era un fanàtic del bebop; el bebop era la meva creuada”. El noi de poble va tornar amb tupè, parlant amb slang hip i embotit en un vestit Zoot Suit. Pel camí havia descobert el món d’infinita elegància del jazz, l’arrogància suprema d’aquella música de violenta joia i autoafirmació, i l’havia feta seva. Si la ironia i l’estoicisme venien del country blues, del bebop agafaria la posa elegant, la fredor aerodinàmica modernista.
Mose Allison acabaria mudant-se a Nova York, treballaria amb Al Cohn i Zoot Sims en plena bohèmia de club, es faria un nom propi i fundaria els seus trios i quartets. Va gravar desenes de discs a diversos segells. Començà amb Prestige (l’època rural que va iniciar Back Country Suite el 1957), seguiria a Columbia i acabaria a Atlantic (de 1961 a 1976, l’època que potser el defineix millor). En aquest Celler els vull parlar d’un disc en concret d’aquesta etapa, però abans, una mica d’estil.
Estil
L’estil de Mose Allison no es pot comparar, perquè no té comparació. Tant si toca com si canta és inconfusible. Invariablement, a l’entrar en contacte amb la seva música, l’oient es troba en una situació de perplexitat (“¿Què coi és això?”) que deriva cap a la més extrema calma (“Les coses aniran bé”) i plaer terapèutic. Mose Allison canta d’una manera mig dialèctica, per la qual Patti Jones el definia com “un baríton estoic i conversacional”. La seva manera de frasejar és relaxada i natural, gens pretenciosa, sempre honesta (tres coses que, segons ell, li vénen directament de la cultura negra). Allison puntua tot això amb un piano dissonant i onomatopeic, empès per una estranya veu nasal que ho vernissa tot del flaire sardònic del hipster. Escoltar el seu rumboogie groove (la mescla de latin i boogie woogie que es troba a les seves cançons més famoses) és entrar en un opiaci contacte directe amb l’essència del cool: Baby Please Don’t Go, Seventh Son, Parchman Farm, Wildman on The Loose, Foolkiller... Ni te n’adones i ja estàs recolzat a una paret, fent petar els dits, aixecant una cella i adoptant la postura eterna de “Jo contra el món”.
Encara que Allison fa instantàniament seves les composicions dels altres, els temes propis resulten igualment genials. En ells hi ha tot el que és valuós a l’art de fer cançons: dobles sentits, ironia i humor (sense escarafalls; no ha de ser ridícul ni groller), pathos, emoció, ambivalència, intel·ligència i una magnífica economia de paraules. Les admeses influències no musicals de Mose Allison són Mark Twain, el poeta Kenneth Patchen, Kurt Vonnegut, Céline i les teories sobre l’art de R.G. Collingwood. En els seus “Càntics universals”, Allison parla en nom de la humanitat sencera, fent servir el principi que “si es pot aplicar a un mateix, es podrà aplicar als altres”. Mose Allison és, tanmateix, únic. Preguntin a Brian Auger, Georgie Fame (que n’era gairebé un imitador) o Pete Townshend dels Who, tots herois del R&B britànic de club mod. Tots ells li tenien autèntica devoció, com li tindran vostès també. A mi, Mose Allison m’ha acompanyat una vida sencera, i és la meva infal·lible medicina contra l’angoixa; al sentir-lo cantar, m’envaeix una sensació zen d’“ei, a prendre pel sac”. És l’àngel que em xiuxiueja a cau d’orella: “tot té solució”. I si no en té, anem a fer una cervesa.

El disc
Aquest és un Celler extrany. Vull dir, aquest possiblement no sigui el millor disc de Mose Allison (malgrat que la Patti Jones el defineixi com “l’estel polar” de l’estil moseià), però els hi recomano per dues raons. Primer, li tinc molta estima perquè és el primer que vaig escoltar. I segon, crec que ha de ser també la seva, d’introducció. Hi ha altres discos d’ell que he acabat adorant igual, però a tots he trobat que hi faltava aquella o aquesta cançó. Mose Alive! es va gravar en directe l’octubre de 1965 al club Lighthouse d’Hermosa Beach, Califòrnia. Al disc fan la Santíssima Trinitat Baby Please Don’t Go, Seventh Son i Parchman Farm. Tenen la meva cançó (i lletra) favorita d’Allison: I’m Smashed, inèdita en estudi quan va sortir el disc, un himne personal al tema clàssic: “Estaré fet una merda, però encara no m’he rendit”. Mose Alive! té també exemples del que podia fer l’artista amb estàndards d’altri (aquí pinta d’or el Since I Fell For You, el Love for Sale de Cole Porter i l’excepcional I Love the Life I Live de Willie Dixon; a altres discs convertia en peces pròpies cançons pop o swing com You’re a Sweetheart o Fool’s Paradise). I una curiositat vital: el directe els donarà una idea de com eren els cèlebres “sorollets” de Mose Allison. Admesos per gent com Al Kooper com una de les peculiaritats del seu estil, a Mose Allison se’l sent en solos o intervals no-vocals gemegant, taral·lejant, cantant amb sanglots i tos, de cop més fan que performer. Si volen enamorar-se de Mose Allison, doncs, aquesta és la primer carta d’amor que han de llegir. Després tenen tota una vida per fer-se companyia l’un a l’altre.
Kiko Amat
(Article publicat previament a la secció El Celler de la revista Benzina#16, juny de 2007)

Tot és real; una entrevista política amb Astrud

Astrud: Un grup de freds analistes de la cultura actual, dedicats en cos i ànima a la seva creació i els seus referents, surfejant per sobre el zeitgeist amb distanciament disseccionador? O més aviat un duet apassionadament compromès amb la seva pròpia ètica i amb les polítiques lliberadores i llibertàries del seu ball i el seu pop? El seu quart disc Tú no existes (Sinnamon, 06) ens en dóna pistes. I, les que falten, les donem aquí baix.

Els reis són els pares, però Astrud també ho són; els pares del pop ibèric d’avui, vull dir. En la nostra recerca de paternitat podríem anar molt més lluny. Podríem anar als seixanta, si volguéssim. Però al final hauríem d’admetre que els grans referents de molts dels grups que intenten fer música pop en castellà avui dia són, per una banda, Los Planetas. I, per l’altra, Astrud. Un duet transformat avui en dia en quartet (han afegit bateria i baix orgànics), format en el pop més sofisticat i bell, que tenen cura i que planten semàntiques lúcides però comprensibles, defensors del ball com a element que no cal que estigui apartat de la intel·ligència, ferotges satiristes, campions de la honestedat i l’‘em-despullo-davant-vostre-encara-que-me’n-faci-mal’.
Astrud es van formar l’any 1996, i eren Genís i Manolo. S’havien conegut a un concert de Pulp. Van decidir que el primer duria les programacions i el segon les estructures, melodies i lletres. Van treure un parell d’EPs, i després un álbum sencer que es va titular Mi fracaso personal (Virgin-Chewaka, 1999), i després tothom va començar a dir que eren els Pet Shop Boys del país, però no ho eren. Malgrat que sí que feien ball intel·ligent i intel·ligible, Astrud eren massa estranys, massa poc inclinats a entrar en la roda del hit-hit-hit, massa tossuts. La prova d’això fou Gran fuerza (Chewaka-Virgin, 2002); èxits de llustrar rajoles es mesclaven amb extenses peces –com Mentalismo- de fonament clàssic, èpiques però tendres. I el resultat d’això fou que acabaren la seva etapa amb Chewaka-Virgin i van començar amb casa nova, Sinnamon. Va ser amb ells amb qui tragueren el disc Performance l’any 2004. Un cop més, es mesclava el pop d’aspiració Top Ten (Todo nos parece una mierda, Vamos a un bar) amb les cançons d’art-pop complex i llustrat i, malgrat tot, perfectament lúcid i comprensible. La dicotomia Astrud, de nou i per sempre.
En total, són quatre àlbums amb l’aparició aquest mes del flamant Tú no existes (Sinnamon, 2006), i és innnegable que avui Astrud formen més que mai part indissoluble del teixit més ferm del substrat pop peninsular. És imposible nombrar-los o nombrar el pop en castellà sense que l’un acabi fent referència a l’altre. Per aquesta mateixa raó hi ha moltes idees preconcebudes al voltant d’Astrud. Idees que potser esmicolarem en aquesta entrevista a Manolo Martínez, guitarra, compositor i veu del grup.

Una part poc coneguda d’Astrud és el funcionament intern igualitari que funciona entre banda i col·laboradors. És a dir, que tu cobres igual a cada gira que la conductora de la furgoneta, el bateria o el tècnic.
Sí: quan acaba el bolo, un de nosaltres descompta les despeses dels guanys i ens diu a quant toquem cadascú. Però prova que el comunisme encara ens queda lluny és que alguna gent de fora del grup ens diu que el Genís i jo som generosos al “renunciar” a part del que “legítimament ens pertoca” en favor dels altres. Òbviament, no ens pertoca ni més ni menys que a la resta de gent que fa la feina amb nosaltres; la mateixa feina al mateix temps.
No et sembla irònic que, malgrat ser un grup completament antipostmodern, se us consideri com representants de la postmodernitat? És a dir, com un grup que passeja pel seu temps sense prendre partit, quan en realitat sou un grup amb fermes idees polítiques?
Si la gent ens veu com postmoderns, part de la culpa serà nostra; segurament caldria que ens esforcéssim molt més en explicar el que fem i per què ho fem. Una altra part de la culpa és el fet que tant al Genís com a mi ens fa molta vergonya aliena contemplar el presumpte compromís polític de la patuleia filosociata. Per posar un de tants exemples disponibles, la musa del glamour esquerrà que és Ana Belén; o el seu marit; o el Miguel Bosé dels nassos. O veure com dir quatre bestieses anti-Bush passa per antisistema. Mis cojones treinta y tres és antisistema l'Eva Hache.
En fi, que no volem que se'ns confongui amb la cosa PRISA/PSOE, amb el neoliberalisme aquest de cara amable tan fatigant com fastigós. Potser això acaba fent que sembli que no som ni aquí ni allà. Quan, en realitat, som aquí de totes totes.
Una cosa que cal que quedi clara és que nosaltres fugim de qualsevol tipus de relativisme: nosaltres sí tenim clar que hi ha coses que són veritat i coses que són mentida. La tradició antirrealista en què s'inscriuen els postmoderns nega aquesta obvietat, i això els fa de molt fàcil acontentar: per què discutir o denunciar fets vergonyosos, injustícies paleses, si no està clar que hi hagi veritats i mentides sobre ells? Aquest relativisme s'acompanya, doncs, gairebé necessàriament d'un cert relativisme moral, i ara ja l’hem feta: no hi ha ni mal ni bé, sinó segons com. Nosaltres neguem tot això apassionadament.
És curiós que hi hagi una part de l’ideari anarquista-llibertari que s’apropa perillosament a postures postmodernes, com la que postula García Calvo que “res és real”. No et sembla que dir que “res és real” és començar a claudicar ideològicament? Perquè si no existeix una realitat, no cal posicionar-se contra certes coses.
L'Agustín García Calvo és un escriptor notable, un gran traductor i un tio que, amb vuitanta anys, encara va fent tombs pels casals anarquistes de tot Espanya donant xerrades i discutint-se amb tothom. Això el fa digne d'admiració i, de fet, jo en sóc bastant fan. Dit això, crec que la seva filosofia és, per dir-ho ràpidament, rigorosament inintel·ligible. Un galimaties.
És potser curiós que hi hagi pensadors anarquistes que cauen en aquests paranys del discurs “culte”, o sigui, el discurs obscur, on no es poden distingir els arguments de les opinions; on, fins i tot, és de mal gust argumentar, perquè fa molta més patxoca l'aspecte oracular i intocable que proporciona el deixar anar epigrames sense sentit però amb profusió de terminologia sociopolítica (“revolució”, “classes”, “poder”, etc.). Tanmateix, es fa menys curiós quan ens adonem que aquesta és una mania que comparteixen un bon munt de pensadors, siguin anarquistes o no. Fins i tot un bon munt d’artistes pop estan abonats al mamoneo.
Com et defineixes a nivell polític, doncs? Comunista, amb quins matisos?
Comunista, sí. Tal i com jo ho entenc, això vol dir, sobretot, que cal acceptar com un tret bàsic de la societat que els recursos no són de ningú. Són de tothom. Això ha de ser part del contracte social, i és innegociable i indiscutible. A partir d'aquí, podem discutir el que es vulgui: si hem de fer més biblioteques o més exèrcits; si donar diners a l'esglèsia catòlica o als artistes de circ. Puc imaginar perfectament una democràcia multipartidista amb les seves esquerres i les seves dretes i tot el que vulguis, però això sí, el tema dels diners quedarà fora del debat: no són de ningú; són de tothom.
Malgrat que molta gent de l’entorn tendències-medis-moda pot ser fan vostre, sou un grup força allunyat de tota aquesta escena. No us agrada gaire el moderneig, les festes mediàtiques... En aquest sentit se us veu com un grup rarament íntegre, molt gelós de la seva intimitat, poc disposat a passar per l’adreçador per vendre més o sortir més als llocs.
Ens agrada fer fotos xocants i no ens fa res fer el ridícul. Això ens distancia de tant “intens” com hi ha al nostre gremi. Als tendències-medis-moda els deu fer gràcia i no els culpo. Això no vol dir que em caiguin bé. Tenim la sort de poder viure de la música, i a més a més podem fer-ho sense passar per l’adreçador de la cohabitació excessiva amb la fauna aquesta, ni amb cap altra fauna. No és integritat, és mandra.
Què n’opines, dels grups que accedeixen a anunciar coses (roba, per exemple) o a col·laborar en esdeveniments subvencionats per marques? Bill Hicks deia que si fas un anunci, ja estàs fora de la llista artística per sempre, ets “una altra puta en el gang-bang capitalista”. Ho veus així?
I tant que és veritat. El que és més trist és que el públic no concorri en aquest judici. La gent hauria de castigar a qui fa publicitat no anant a cap més concert, no baixant-se cap més disc. Has fet un anunci? Has decidit posar la teva “rebeldia” i el teu posat “alternatiu” al servei del negociete i del “lo mío pa mí”? Doncs ara dedica't a una altra cosa, xato. No col·laborar en esdeveniments amb “mecenes”, però, és cada vegada més difícil. Nosaltres tocarem al Summercase, i ja veuràs com ho fem damunt o al costat o a l'altre costat d'algun trencador i atractiu anunci. Abans a Madrid tocàvem a la Sala Arena. Ara la Sala Arena és la Sala Heineken, o sigui que ens hem hagut de buscar un altre lloc. L'opció per defecte, cada vegada més, és poc menys que portar tatuada una M de Movistar a cada galta. La gent hauria de començar a queixar-se molt des de JA.
Tinc un amic que (mig irònicament) sempre diu que prefereix algú d’ultradreta que el típic grup pop col·laboracionista ‘ho-anuncio-tot-si-em-paguen’, un grup sense concepcions morals, sense cap tipus d’ètica, que tant pot fer promoció de begudes avui com de telefonia demà.
No sé, quan et trobes amb un tio sense gaire opinió jo tendeixo a pensar que encara hi ha esperança. Tot és anar a parlar-hi, i com el que diem nosaltres és el que fa sentit, tard o d'hora ho acaba veient. Com deia, l'opció per defecte és participar del putiferi publicitari, i en aquest clima és, encara que trist, excusable que algú es despisti. Aquests d'ultradreta de què parles estan, potser, més enllà d'aquest tipus d'esperança.
Els pitjors de tots són, com sempre i per tot, els amorals convençuts: els taurons empresarials, els que volen que l'opció per defecte sigui la que és ara mateix.
Parlem ara del nou disc abans que m’acomiadin. D’on surt la idea per a El vertedero de Sâo Paolo?
És una broma privada de sobretaula del nostre baixista, l’Eduard. Sempre acabem jugant al joc de quines coses passades de moda, o que estaran de moda en el futur, poden arribar-hi. Al mateix temps, és una manera de dir que les coses són coses. El vertedero no és un símbol; és un munt d’objectes de merda en un indret.
Algun esdeveniment concret motiva l’autoflagel·lament brutal de Minusvalía?
Ve d’aquella sensació que tens quan t’agrada algú però saps que la història no va enlloc. I la inutilitat d’aquells sentiments és menys important que el capítol d’una sèrie de TV. L’absoluta puerilitat dels teus sentiments, i com aquest filldeputisme abúlic és el centre de moltes relacions.
A Acordarnos t’ha sortit el tret per la culata. És una cançó antinostàlgia que desperta intenses sensacions de nostàlgia.
Estava previst, llest. La gent que es queixa de la nostàlgia (jo la veig una força paralitzant) són els que acaben sent més nostàlgics. Hi ha gent que es queixa de la sinusitis i gent que es queixa de la nostàlgia.
Per què Los Otakus? Tens una curiositat particular per aquesta subcultura o es tracta només d’una metàfora per parlar d’una altra cosa?
Tinc una curiositat particular, en el sentit que és un tipus de gent que desconec. Em fascina com algú que ve del mateix lloc que jo (de classe obrera) decideix canviar de referents culturals així. D’altra banda, és una excusa per parlar de la possibilitat de redempció. Del fet que des de fora et vingui una neteja fonamental.
Hi ha influències musicals concretes que no haguessis emprat abans? Kraut rock, o m’ho invento?
M’encanten Neu! I tot el rotllo motorik és fantàstic. A la gira d’Algo Cambió portàvem el Neu 1 i el Neu 2 i els escoltàvem volta i volta. És a dir, que sí.
És Noam Chomsky una cançó inicialment política que va acabar sentimental?
Noam Chomsky és el meu ídol. Un tio que va canviar la lingüística per sempre més, el Darwin de les ciències humanes. Però que, en lloc d’acontentar-se amb formar part de l'elit intel.lectual i deixar-se fer la pilota, ha decidit defensar l'anarquisme precisament als Estats Units. Això és d'una valentia i una honestedat que em semblen emocionants. El que passa és que, com no faré un panegíric de l'home, perquè em faria vergonya i no li veig l'interès artístic, acaba sortint a una cançó com de retruc i amb una altra excusa. No sé, potser això també ens fa semblar postmoderns. Què vols, són gangues de l’ofici.
Kiko Amat

(Article publicat originalment a la revista Benzina #15 el maig de 2007)