20 de des. 2011

Último número (#6) ya disponible en PDF

Aún con la resaca de la fiesta de presentación y despedida procedemos a colgar el último número en PDF. Lo encontraréis en la columna derecha, como ya es habitual.
Un abrazo de oso final para todos los amigos/as y los que apoyasteis esta iniciativa desde allá donde estéis. En el camino nos encontraremos!

13 de nov. 2011

Presentación número final de La Escuela Moderna. Despedida y cierre.



Amigos/as:
La Escuela Moderna se acaba aquí. Au revoire. Good bye. Auf wiedersehen. Blog y fanzine desaparecen. ¡Nos vamos! Pero nos vamos matando, que se dice, presentando un número final del fanzine y emplazándoos a que nos acompañéis en este entierro vikingo. Eso sí, nos marcharemos con alegría y tomando un vermut, por que no hay nada más triste que desaparecer como Sean Flynn, sin dejar rastro, por estos ciberespacios de Dios.
El día escogido para deciros adiós será el próximo domingo 18 de diciembre a las 13 horas en el Heliogàbal. Se escucharan bellas melodías y se tendrán agradables conversaciones mientras los fanzines cambian de manos y las copas se derraman.
Nos hará ilusión que vengáis.

4 de jul. 2011

Yo Fui #11: Fernando Muñiz




¿Dónde estabas tú en el 77?

En el colegio cursando EGB, llevando pantalones cortos, devorando regaliz y cheiw juniors, viendo Mazinger Z en la tele los sábados y viviendo a caballo entre Asturias y Barcelona por cuestiones familiares.

Eres de los primeros mods certificados en tu ciudad. ¿Cómo, cuándo y por qué entraste en contacto con tu subcultura? ¿Y a qué edad firmaste?

Debió ser a los 12 o 13 años. En mi colegio, y en general en mi barrio, eran legión los heavys. En mi casa apareció el doble azul de los Beatles –que aún conservo- y al escuchar por primera vez el "Strawberry Fields forever" sentí una sensación de vértigo y mariposas en el estómago junto a la firme convicción de que aquello le daba mil patadas a lo que sonaba en las radiofórmulas de entonces, y que mutó en una obsesión enfermiza por los Beatles. Por supuesto en mi casa debió ser motivo de alegría y alivio, aunque dejarte chulescamente flequillo Lennon´65 no ayudaba mucho a la integridad física de uno en un ambiente tan quinqui como el que era por aquel entonces mi barrio. Nos juntamos en clase tres zumbados por los Beatles y nos pasábamos el día hablando de ellos, que si he conseguido tal disco, que si en tal revista sale un especial sobre ellos…Lógicamente éramos los “raritos” de la clase. Uno de ellos, el Sureda, un día me habló que cerca de su casa había mods. Posiblemente era la primera vez que oía esa palabra y se tiraba el día hablando fascinado de ellos. Que si uno tiene una Vespa, que si llevan chaquetones militares verdes, que si existe un grupo llamado Brighton 64… Un día apareció con un tabardo militar de la mili española y el All mod cons bajo el brazo y yo, que por aquel entonces solo vivía para los Beatles lo escuché casi por compromiso y, contra todo pronóstico, volví a sentir las mariposas en el estómago; y así hasta la fecha.
Le pedí que me llevara a ver a esos mods de su barrio y desde la acera de enfrente, boquiabierto y con un respeto sobrenatural, vislumbré una fascinante docena de tíos y en ese mismo momento decidí que quería ser como ellos. Uno de ellos. Atraqué el armario de mi padre (que muy generosamente no puso ningún problema en cederme sus trajes de tres botones) y mi madre me los arreglaba según mis deseos. También, extraído del armario de casa, apareció un tres cuartos militar al que le cosí un descomunal parche de los Who robado en el Corte Inglés. A propósito de la ropa iba a explicar la gloriosa anécdota del traje del difunto pero ya la expliqué en el libro de Pablo Martinez Vaquero…

¿Formaste parte de algún otro culto antes del mod, o fue éste tu primer amor?

Aparte de la fiebre beatlemaníaca infantil, el primero y el último fue lo mod.

¿Qué recuerdas del momento concreto en que pasaste a ser Uno de Ellos?

Bueno… cuando yo ingresé en filas ya había mucho mod más mayor que yo y habían algunas fiestas pero los fines de semana me tocaba currar en un negocio familiar que me impedía acudir a las mismas y así –con gran rabia y dolor- me perdí las primeras. En aquellos tiempos era religión ir en masa a cualquier cine que pasaran Quadrophenia y la gente presumía de las veces que la había visto. Había uno que decía haberla visto más de veinte veces (y posiblemente fuera cierto). Mi primera vez fue un sábado en el Cine Spring de Pedralbes. Fuimos en autobús con nuestras mejores galas el Sureda y yo. Llegamos tarde, allí no había acomodador y entramos a oscuras como pudimos y nos sentamos en el lugar equivocado; el programa era doble y antes de Quadrophenia pasaban God save the Queen y el cine estaba dividido: a un lado mods y al otro punks que no paraban de tirarse cosas, escupirse, insultarse a grito pelado… Nosotros nos habíamos sentado en el sector punk y tuvimos que salir por piernas al otro sector.

¿En qué situación recuerdas que se encontraba la cultura popular, o la cultura rock’n’roll, cuando tú te empezaste a sentir atraido por ella?

Era horroroso todo, no entiendo la gente que reivindica los 80. Quizás porque no los vivieron. Los que los vivieron me da la sensación que lo que reivindican realmente es su adolescencia, de otra manera no lo entiendo.

¿Cuál era la reacción de la gente corriente a tu imagen? ¿Violencia, pitorreo, asombro, admiración...?

Pues había de todo. Mucho pitorreo, algo de asombro, unas décimas de admiración y toneladas de violencia a babor y a estribor.

¿Existían, según lo recuerdas, enemistades entre las distintas bandas juveniles?

De mi anterior colegio guardaba buenas amistades en mi barrio y un día me encontré a cinco excompañeros en mi calle y los cinco se habían vuelto punks y me iba con ellos de fiestaca sin mayor problema. De hecho yo nunca he tenido el más mínimo encontronazo con ellos, todo lo contrario. Eso si, debía ser una bonita estampa: una horda de punks de barriada y un tío con un horroroso tres cuartos militar con un monstruoso parche de los Who. La verdad que fue una época muy divertida mientras duró a pesar de que a la vuelta de cada esquina podías tener bronca en cuestión de segundos con rockers o quinquis sin apenas mediar palabra.

¿Se diferenciaba mucho el ambiente mod de extrarradio del urbano?

Lo desconozco por completo. Mi primera novia era de Badalona y durante años de moverme por allí nunca vi nada mínimamente parecido a un mod. De hecho me recordaba mucho a mi barrio (Glories-Clot), donde no había NADA. Solamente heavys, quinquis y gitanos. Del resto reconozco mi ignorancia.

¿Cuándo y cómo recuerdas empezar a sentirte acompañado? Es decir: ¿Cuando empezaron a afiliarse nuevos miembros a tu club? ¿Quiénes eran?

Ya en el 82-83 en un concierto en Zeleste nos juntamos unos quince tíos que íbamos por libre y montamos un grupo de gente bastante numeroso que creció con el tiempo. Allí estaban muchos de los que luego fueron mis amigos durante años (Carlitos Bisontes, Juanjo Herreros, Juan Carlos Benitez, David Soul, el propio Sureda, y muchos más a los que perdí la pista con el tiempo) y quedábamos todos los fines de semana en un pub de Passeig de Sant Joan –el Liverpool- e íbamos juntos a los conciertos y fiestas.

¿Puedes definirnos tu look en tu época de mod primerizo?

De tierno primerizo bastante chungo. Luego fue mejorando poco a poco pero un día de 1983 podía ponerme unos safaris o botas militares, Levis o pantalones de traje (cualquiera de los dos, a todas luces, demasiado corto) con los inevitables calcetines blancos y un Fred Perry, camiseta de los Jam o maillot de ciclista. La parka genuina hasta 1984 no llegó.

De hecho el punto de inflexión en la sustancial mejoría de mi look fue a partir de una casualidad: en mi casa las pelas no sobraban precisamente; la ropa era cara y las partidas presupuestarias había que administrarlas con mucha sabiduría. En aquella época mi principal obsesión eran los discos y el grueso de mi escaso dinero se iba en ellos. Cierto domingo que iba andando solo por la calle pegué una patada a una especie de plumier que había en el suelo y asomaron unos cuantos fajos de billetes. Miré a ambos lados, trinqué el plumier y el gremio textil barcelonés sonrió durante largos meses.

¿Cuáles eran tus pasiones entonces? ¿Qué discos te chiflaban?

Pues intentar follar como todo el mundo, currar para tener pelas para comprarte discos, ropa y alguna alegría química, admirar cualquier vespa o lambretta aparcada en la calle pensando que algún día tendría una y así (iluso de mi) follaría más. Los discos eran muy, pero que muy básicos. Del Discoplay de Madrid mayormente y el hecho de ir a la oficina de Correos a recoger un mes más tarde el pedido era toda una emocionante ceremonia difícil de explicar para alguien de hoy en día.

Te cuento una anécdota muy esclarecedora de donde estábamos los mods españolitos de principios de los 80: mi padre cambió de trabajo y se hacía con el camión media Europa, y le surgió un viaje a UK. Sin pensármelo me fui con él y nada más bajar del ferry, como no estábamos en el Unión Europea, había que pasar 24 horas en zona aduanera de algún pueblo del sur de Inglaterra (creo que era Bournemouth). Como yo sabía algo de inglés mi padre me llevaba loco por las oficinas de la aduana para poder tramitar el papeleo y en esas un tío me empieza a cantar el “We are the mods”, yo me giro y veo un mod inglés, altísimo, muy rubio y sonriente que me empieza a hacer preguntas como una metralleta y yo, con mi inglés más que justo, pidiéndole que hablara más despacio. Cuando le digo que soy español me mira de arriba abajo como si hubiera una cámara oculta y yo el paradigma de una anomalía en el tiempo y el espacio. Me tramitó él todo el papeleo (trabajaba en la aduana) y me llevó a un bar en un barracón y a todos los currantes del puerto les decía a grito pelado que yo era un mod ¡¡spanish!! Como algo asombroso y extrañísimo. Total que el tío me pregunta que cómo estábamos en Barcelona, qué música escuchaba, etc etc y yo le hablaba de los Brighton 64, Tamla, Jam, etc y el tío antes de despedirnos –supongo que viendo que estaba en el escalón más básico- me escribió una lista de diez discos que tenía que comprarme cuando fuera a Londres. Lógicamente no le hice caso sospechando que quizás me había tomado el pelo –no me sonaba ni en pintura nada de lo que me recomendó- y me compré Jam, Lambrettas, etc... Muchos años después encontré aquella lista y comprobé con gran asombro que me estaba recomendando Northern soul y que aquellos discos que me instó a comprar diez años antes era lo que estábamos escuchando a principios de los 90 en Barcelona.

¿Bailábais?

Al principio no, nada. Luego sí, y mucho. Y como auténticos pollos descabezados en nuestros primeros pinitos.

¿Habían muchas chicas, o lo recuerdas como un entorno más bien masculino?

Muy pocas chicas, rozando la sequía generalizada. Las chicas del barrio preferían otro tipo de ser menos “extraño”y las tías mods supongo que se sabían muy cotizadas y se hacían rogar lo que no está escrito.

¿Todavía te sientes mod? Si la respuesta es no: ¿Por qué te distanciaste de tu subcultura?

Si, con todas sus contradicciones y tras 30 años.

¿Qué piensas de las generaciones que han continuado la tradición en las décadas posteriores?

Me parece fenómeno. Creo que el asunto está en buenas manos a pesar que cuando salgo hoy en día a alguna fiesta o concierto no puedo dejar de percibir que hay varias escenas diferentes en una y que aunque discurren paralelas en rara ocasión se juntan.

(Fernando Muñiz epitomiza en nuestra opinión la más excitante épica de los 80's mods: belicosidad, orgullo de pertenencia a una pandilla casi militar, gran sentido del humor, amor al pop y un hedonismo asilvestrado que iban a perderse en el modismo al empezar los noventa. Para los casi infantiles mods de la generación de 1985 Fernando siempre fue una expecie de Cid Campeador mezclado con Dan Defensor -no por la cieguez- y el padre de Black Adder, envuelto en parka, cuidando de nosotros eternamente y sin dejar en ningún momento que nadie nos tosiera. Por supuesto, Fernando fue también organizador de cientos de conciertos, fiestas y "concentraciones" -entonces se llamaban así, de nuevo con acento casi castrense- sin los que la subcultura modernista barcelonesa jamás hubiese sobrevivido a los áridos últimos 80. Siempre incapaz de permanecer quieto, recientemente acaba de publicar su esencial guía bodego-psicotrónica Barcelona on the rocks. La foto está fechada hacia 1982-83, y debe ser una de las primeras de nuestro protagonista como incipiente mod juvenil)

30 de maig 2011

Coleccionistas #26: Álex Subinas


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
Mis hermanos y yo no recibimos un gran legado familiar de discos, siempre hubo más libros. Con la excepción del primero de los Beatles, el resto eran del tipo de las bandas sonoras de Godspell y Jesucristo Superstar, Mari Trini y por el estilo. Al margen de esto o precisamente por ello, recuerdo como primeras y preciadas posesiones Nightflight To Venus de Boney M y dos recopilatorios de éxitos llamados Bang Bang, ambos en formato cinta. Esto debió ser por el 78, es decir, contaba yo con 8 años. El primer disco de vinilo que tuve fue el Tattoo you de los Stones, con 11 o 12 años. Por esa época mi hermano mayor comenzó a comprar de manera habitual revistas y discos, así que nuestra culturilla musical empezó a crecer.

¿Cuál ha sido el último?
Un 10” con material inédito de Sun Ra & his Arkestra, publicado por Kindred Spirits, un CD de jazz vocal: Milton Shuggs - Things to come (Skiptone), el single de Johnny Moore -"Your love is fadin´"(Mercury), crossover soul, y un LP de 70´s soul en el sello Buddah del dúo femenino Betty & Dee. Hace unas semanas le pillé también a un amigo el primer elepé de Willie Hutch, el único que me faltaba. No es su mejor disco pero contiene la maravillosa “Let´s try it over again”.

¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
Sólo colecciono música negra. En el pasado investigué distintos estilos, siempre he sido muy melómano y realmente me gusta de todo. Pero hace muchos años la obsesión por la música negra terminó convirtiéndose en una pequeña dictadura y mi colección es a día de hoy básicamente -en un 90%- de soul, de todos los estilos y épocas. El 10% restante es jazz, gospel, unos pocos discos de jamaicano, música latina y brasileña.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Joyas tengo cientos, alguna raras, otras son discos comunes que me parecen insuperables. Luego están aquellos que aunque ya no escuches con frecuencia tienen un gran valor sentimental. Tal vez el disco más peculiar de mi colección se trate de un recopilatorio nunca editado -es un acetato- de Monster Records, un sello fantasma creado por Bobby Martin, el célebre arreglista y productor ligado al sonido Filadelfia. Por su lujosa y artesanal presentación, que incluye un libreto, no creo que deban existir demasiadas copias. Yo desde luego nunca he visto ninguna otra y nadie parece conocer el sello. Lo curioso del asunto es que lo conseguí hará unos 6 años en ebay por 90 euros, una cifra ridícula si tenemos en cuenta su valor histórico y rareza. Más información aquí.

¿Artwork y portadas favoritas?
Me divierten las que yo llamo “portadas secuencia”, esas en las que la fotografía de la portada tiene continuidad en la contraportada, contando en conjunto una historia. Dentro del soul hay cientos, me vienen a la cabeza los ejemplos de Fantastic Four y su elepé Got to have your love o los Impressions y la impagable portada de Finally got myself together. Por otro lado me encantan las que tienen ventanas o despegables, como Trapped by a thing called love de Denise LaSalle, Still Bill de Bill Withers o Pick of the litter de los Spinners.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Por orden alfabético, aunque aproximadamente una cuarta parte de los discos están sin clasificar o desordenados. Los escucho y por vagancia no los vuelvo a poner en su sitio. Un pequeño caos, vamos.

¿Sabes cuántos discos tienes?
A ojo calculo unos 4.000 elepés (incluyendo maxis) y unos 1.500 singles. Cedés, unos 700. Me temo que tendré que bajar el pistón, no queda espacio en casa y, lo que es más importante, no dispongo de tiempo material para poder escuchar tanta música.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Beltza Records en Donosti, Mardigras en Valencia y Discos Juando en Barcelona. De las que ya no existen, me resulta obligado mencionar -más por razones sentimentales que por otra cosa- la Librería Universal de Bilbao. Hace 15 años había también una tienda bizarrísima en Vitoria, me la descubrió mi amigo Alejandro Aguayo. Era mitad tienda de discos, mitad charcutería y tenían bastantes discos de soul y funk americanos precintados, a precio de saldo. No recuerdo su nombre, no duró mucho. En Madrid, Killers y la Metralleta eran todavía una mina a principios de los 90... Del extranjero, he tenido la suerte de conocer muchas, algunas increíbles, sobre todo en viajes a Japón, Canadá, Estados Unidos y Suecia. También recuerdo con mucho cariño la difunta Rock On, en Camden Town, una lástima que queden tan pocas tiendas decentes en una ciudad como Londres, posiblemente la que cuente con las mejores colecciones privadas del mundo.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Errores, muchos, supongo que forman parte del aprendizaje musical de cada uno, y triunfos también los ha habido, claro. Recuerdo que tuve acceso a un anticuario de Bilbao que vendía una fantástica colección de discos, hará ahora 20 años; encontrar una tienda en Chicago con una habitación entera a todo un euro, llena de buenos elepés, nada de morralla; muy buenas experiencias de diggin´ en destinos exóticos como Brasil, Tailandia o Sudáfrica. En este último país me adentré en el downtown de Johannesburgo en busca de discos, una zona que infunde respeto y en la que no ves un sólo blanco. Estuve en un par de tiendas, una de ellas muy grande. Hablando con el responsable le dije que buscaba soul, funk, jazz, etc y me subió en un montacargas cinco plantas hasta llegar a un enorme almacén / nave semi abandonada de unos 1.000 metros cuadrados, repleta de discos. No encontré demasiado y al de hora y pico decidí irme...el problema fue que el tipo no aparecía en mi busca y no podía acceder al montacargas. Por un momento pasó por mi imaginación que se hubiera olvidado completamente y mi destino fuera perecer de manera grotesca entre aquellas toneladas de vinilo, ja, ja .... cinco minutos después terminó por aparecer tras escuchar mis patéticos gritos de auxilio. Soy bastante despistado y en más de una ocasión me ha pasado comprarme un disco dos veces, por fortuna nunca discos caros. Otra vez encontré en un cajón de segunda mano de Beltza Records un disco que meses antes le había yo vendido a Luis y lo volví a comprar para mi colección, ante su comprensible descojono. Conversaciones interesantes no demasiadas, salvo en las tiendas regentadas por amigos. Por mi experiencia el dependiente de una tienda de discos es casi siempre un tipo peculiar, cuando no raro. Hace no demasiado recuerdo al de CD King en Madrid, preguntándome a ver si por favor podía repasar los discos de la cubeta con cuidado...¡que se gastaban!. Robar discos sólo lo he hecho una vez. Con 13 o 14 años, el Combat Rock de los Clash, en El Corte Inglés. La verdad es que fue algo espontáneo y aún me maravillo de la tranquilidad con que lo sisé. Fue salir de la sección de discos y cruzar por completo todos los grandes almacenes con él en la mano, sin bolsa ni nada, a las bravas. Ninguno de los seiscientos dependientes con los que me crucé dijo ni mu.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Sí, claro, internet ha cambiado completamente el panorama, ahora es otra historia. Por un lado es la comodidad absoluta, pero por otro ha restado mucha magia y encanto al coleccionismo y a la labor de descubrir cosas, que antes era un arduo trabajo de años. Hay mucha gente que se queja del precio de los gastos de envío, no es mi caso. Ya antes de internet, y debido a la paupérrima oferta de música negra en las tiendas españolas, me había acostumbrado a comprar discos por correo a través de las listas de Soul Bowl Adey Pierce, Graig Moerer, Pat Brady, etc.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Siempre he pinchado de forma ocasional en fiestas y soul weekenders, en su mayoría organizados por amigos o conocidos. Lo que nunca me ha interesado demasiado ha sido una residencia fija y cosas de esas, y ahora todavía menos. Por otro lado, junto a mi amigo Aitor organizo un soul weekender en Bilbao que va por su edición número 17. Se llama Soul 4 Real y en la actualidad lo montamos conjuntamente con los ingleses del Soul Essence. Ocasionalmente también he colaborado con artículos o entrevistas en revistas y fanzines. Por otro lado, en los últimos cinco años he escrito una especie de fanzine / blog sobre música negra titulado Soul Portrait, por si a alguien le interesa curiosear: http://www.flickr.com/photos/alexs4r/

(Dicen los entendidos que la colección de música negra de Álex Subinas es de las más excelentes del estado. Subinas, que organiza el respetado y reluciente Soul 4 Real bilbaíno, es uno de los profetas vascos del soul, una andadura que empezó a muy temprana edad con el Euskadi Soul Club y aquellas seminales allnighters de machos sudorosos con el tórax descubierto, y que continuó por innumerables y selectos puertos, del Floorshaker al Black Apocalypse, el Black Talk y el Soul Supreme. Subinas continua pinchando soul elevado allá donde le llaman (incluyendo reputados weekenders ingleses), pese a que hace un año amenazó con dejar de pinchar hermoso soul-dándole un susto de muerte a la escena que él contribuyó a levantar. Álex ha contestado a estas preguntas con su elegancia y sobriedad habituales, en exclusiva para La Escuela Moderna)

Sense paraules ("Era un hombre y ahora es poli")