¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
A los diez años. Rompí la hucha –literalmente- y mi primo drogota me llevó de la manita a Discos Castelló. Me obligó a comprar Never Mind the Bollocks, London Calling, Some Girls, y de propina, una castaña: Heroes, de David Bowie.
¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
El último, un single de Howard Tate cojonudo. No tiene ni medio tema malo este hombre.
Pues tengo bastante material y variado, dentro de lo mío, claro está, pero nunca he conseguido completar ninguna colección de nada. De todas formas, en estos momentos estoy pillando los singles post-Specialty de Larry Williams, el material que grabó para Chess, Smash, Fantasy, etc, a finales de los 50 y primeros 60. No es nada del otro jueves, pero, como dice la gente mayor: “me mantiene entretenido". Por lo demás, desde hace ya unos años, tiro sobre todo de R&B pre-sentido común, Rhythm & Soul, 60’s garage y punk rock del bueno.
¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Pues siguiendo con Larry Williams, creo que el LP que grabó para Okeh con Johnny Guitar Watson: Two For The Price Of One. Es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. Elegante y malrollista al mismo tiempo, y se puede conseguir bastante fácil, a veinte o treinta pavos.
Joyas más bien pocas, lo mío es la bisutería. Así en plan collector-pajero, quizás el primer EP español de los Kinks –raro, raro, raro- firmado por Ray Davies.
¿Artwork y portadas favoritas?
Así a bote pronto y sin pensar demasiado, diría que mi favorita es la de Two For the Price Of One; una obra de arte que nada tiene que envidiar a las mejores portadas de Jazz.
Me flipan los diseños de los clásicos de blues de Chess, Crown y Vee-Jay, los de R&B/Soul de Sue y King y los de Rock and Roll negro y R&B de Atlantic y Specialty.
De sellos actuales, me quedo con el artwork de Norton, sobre todo las galletas y portadas de los 45’s: sencillas, “vintage” y elegantes, pero con un punto DIY muy gamberro. Ah, y las de Rip-Off, una de mis debilidades.
Y como no hay premio naranja sin premio limón, aprovecho para mandar una ciber-colleja a los diseñadores gráficos de las reediciones de Charly, Line y Collectables, allí donde estén. También al de Stateside Records y a todos los que fusilan Blue Note sin piedad.
¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Sin muchas complicaciones: música blanca y música normal. Un lío de cojones, vamos. Encontrar un LP puede llevarte fácilmente 45 minutos. Además, estoy convencido de que alguien entra en casa por la noche y cambia los discos de sitio.
¿Sabes cuántos discos tienes?
No, nunca los he contado, pero caben todos en una habitación.
¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Skippy White’s e In Your Ear. Ambas están en Cambridge, cerca de Boston. La primera está especializada en Gospel, Jazz, Blues, Doo Wop, R&B, Soul y Funk. Llevan más de 50 años en el negocio y es la tienda ideal para completar colecciones de música negra o simplemente pillar originales a buen precio, aunque no tengas ni puta idea. In your Ear es una especie de campo de fútbol, o pseudo-almacén abierto al público, con kilómetros de discos de R&B, soul, garage y rock and roll en general a precio joven. Escaleras con ruedas e interminables estanterías de singles de cuatro metros de alto. Un parque de atracciones, vamos. Además, con un poco de suerte te atiende Jeff Conolly -de los Lyres y DMZ-, la versión “destroyer” de los chavales de “High Fidelity”.
Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Mmm, poca cosa....No soy envidioso -con los discos- ni muy fan de los “trapis”, ya no voy a ferias y paso de los mercadillos. Además, el ambiente “collector nerd” no es para mí. Puedo estar doce horas seguidas hablando de música, de grupos y de canciones, pero con los discos como “soporte” no paso del cuarto de hora. No he olido una portada en mi vida, no me sudan las manos y huyo de las conversaciones tipo “en la reedición mono la pandereta tiene un sonido mucho más metálico”. Es más, cuando voy a una tienda intento no dar la chapa y, sobre todo, intento que no me la den a mí.
En cualquier caso, hace unos diez o doce años conocí a un coleccionista de blues pureta en un bar de mi barrio. Estuvimos charlando un rato...De Roy Buchanan y Robert Cray (!) pasamos a Eric Clapton (!), y de éste a Yardbirds, Pretty Things, etc. Un par de días después dejó un paquete a mi nombre en el bar con unos 50 singles y EP’s españoles y franceses, todos con su portadita y en perfecto estado de conservación, cerca de menta. Kinks, Move, Tomorrow, Pretty Things, Small Faces, Who, etc, etc. A precio cero y como nuevos. Un ciudadano ejemplar.
¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Ebay está bien para comprar, pero para vender es un poco coñazo.
De todas formas sí ha cambiado, pues el 95% de los discos que compro me llegan por correo y de fuera. Poder comprar lo que realmente quieres o buscas y no lo que te ofrecen, no tiene precio. El problema, desgraciadamente -gastos de envío aparte- es que normalmente quieres o buscas demasiadas cosas.
¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Uy, no. La bebida, mi nula afición al baile y me aspecto nirvanero me lo impiden.
(Enric Bosser es un señor alto y melenudo con aire a John Cleese de Monty Python, si éste hubiese tocado en un grupo de garaje pre-púber. Fuma y escucha negro, habla mediante enigmáticos puns y juegos de palabras con sentido del humor siglo XIX, toca la guitarra en los decanos del punk rock barcelonés sin mariconadas The Meows, calienta los taburetes del bar Barbara Ann y colecciona discos de ruido "pre-sentido común". Sería anti-moderno si supiese lo que significa la palabra "moderno". Un amigo.)